Crucificando a Dilma
La
nota está escrita con la habitual mala leche de los chicos de El País, en
sintonía con el tono general de las "noticias" dedicadas a los países
latinoamericanos que tuvieron la pésima idea de seguir un camino propio, en
este caso Brasil: (1) Dilma es malíiiiiiiiiiiiiiisima, (2) Dilma almuerza y
cena chicos crudos, (3) Brasil sería lindíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo si no fuera
por Dilma. Pero lo que asombra, lo que asusta, lo que impresiona de esta nota
de Alicia González y Pedro Cifuentes, son los números, la escala, la magnitud
de las cuentas. Hablamos de Petrobras. Nos quedamos con esta frase: "La petrolera y sus proveedores suponen entre el 15% y el 20% del PIB de Brasil." Por supuesto, no se trata sólo de pegarle a Dilma; buena parte del esfuerzo mediático en torno a Petrobras intenta ablandar al pueblo brasileño en favor de su privatización. Vayamos a la nota:
Título: Los
problemas de Petrobras hacen peligrar a la economía brasileña
Subtítulo: Si la
petrolera suspende pagos sería la mayor quiebra industrial de la historia
Texto: La
política brasileña se ha visto sacudida por las revelaciones del escándalo de
Petrobras, sobre la existencia de una red de corrupción empresarial y política
en la primera empresa del país. Las consecuencias, sin embargo, exceden el
ámbito político. La grave situación financiera de la compañía y su importancia
para la actividad del país ponen en jaque a la economía brasileña y, con ello,
al Gobierno de Dilma Rousseff.
Petrobras afronta
la coyuntura más angustiosa de sus 62 años de historia. La presión conjunta de
un plan quinquenal de inversiones por valor de 221.000 millones de dólares
(204.981 millones de euros), una deuda escalofriante de 130.000 millones de
dólares (120.576 millones de euros) pese al boom del petróleo de los últimos años
y la abrupta caída del precio del crudo han diezmado el valor de la empresa. Su
valor en Bolsa ha caído un 35% desde que, hace ahora un año, la Policía Federal
activó la operación Lava Jato por corrupción a gran escala. La caída del real
brasileño a su nivel más bajo desde 2004 dificulta aún más el pago de la deuda
de la petrolera, buena parte de ella en dólares.
El primer
problema de la compañía es su incapacidad para presentar un balance verosímil y
auditado de las cuentas, ante la negativa de sus auditores de PwC a firmar el
informe desde junio del año pasado. No se sabe cuánto dinero se ha desviado en
estos años para pagar comisiones y sobornos. La expresidenta de Petrobras,
Graça Foste, llegó a cifrar las pérdidas derivadas de la corrupción en 31.000
millones de dólares (28.753 millones de euros), extremo negado por su sucesor.
El plazo para presentar las cuentas termina el próximo día 30 y si no hay
cuentas auditadas para entonces, ello implicaría una violación de los acuerdos
con sus acreedores y podría propiciar una suspensión de pagos técnica.
Es ahí cuando,
ante su carácter de empresa estatal, se da por hecho algún tipo de ayuda
pública y, dadas las dimensiones de la empresa, un rescate público dispararía
el déficit, pondría en riesgo la calificación crediticia del país y amenazaría
la sostenibilidad de una economía que ya se encuentra en números rojos.
La compañía ha
empezado a tomar medidas: ha anunciado la venta de activos entre 13.000 y
15.000 millones de dólares (entre 13.980 y 12.060 millones de euros) entre 2015
y 2016 y reducirá los planes de inversión en 16.000 millones (en euros, 14.850
millones). Pero todo tiene un coste. “Los problemas en Petrobras corren el
riesgo de ser sistémicos”, advierten fuentes del mercado. Desde el pasado
noviembre, ninguna empresa brasileña ha podido colocar deuda en el mercado
internacional. Goldman Sachs calcula que los bancos brasileños tienen una
exposición al sector petrolero de unos 40.200 millones (37.295 millones de
euros), la mayoría a Petrobras. La compañía representa el 10% de la inversión
del país y la decisión de aplazar pagos a proveedores ya ha provocado la
bancarrota de alguna de sus contratistas. La petrolera y sus proveedores
suponen entre el 15% y el 20% del PIB de Brasil.
Los expertos de
Bridgewater, el mayor fondo de alto riesgo del mundo, comparan una hipotética
quiebra de Petrobras con la que vivió Rusia a finales de los años 90 y alertan
de que sería la mayor bancarrota industrial de la historia. “Si Petrobras cae,
las pérdidas infligidas a los grandes bancos públicos provocará tal conmoción
financiera que el Gobierno tendrá que acudir al rescate del sistema financiero,
con pérdidas no menores a los 60.000 o 70.000 millones de dólares”, entre
55.650 y 64.900 millones de euros, sostienen.
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