De golpe abundan las novedades sobre los preparativos militares en Siria. Lo vemos venir hace ya varias semanas: algo se está cocinando. Muy a propósito de este tema, posteamos a continuación una nota de hoy de Thierry
Meyssan para Red Voltaire:
Título: Las
operaciones militares que se preparan en Siria y sus alrededores
Epígrafe: La
prensa occidental habla poco sobre las operaciones militares en Siria y cuando
lo hace es para afirmar, sin ofrecer la menor prueba, que la coalición
encabezada por Estados Unidos bombardea exitosamente a los yihadistas del
Emirato Islámico mientras que Rusia mata civiles inocentes. De hecho es difícil
formarse una idea sobre la situación actual, sobre todo porque cada bando se
prepara con vista a un amplio enfrentamiento. Thierry Meyssan describe aquí lo
que se prepara.
Texto: El
silencio que rodea las operaciones militares en Irak y en Siria no significa
que se haya interrumpido la guerra sino que los diferentes protagonistas están
preparándose para una nueva etapa.
Las fuerzas de la
coalición encabezada por Estados Unidos
Del lado del
Imperio subsiste la mayor confusión. Las declaraciones contradictorias de los
dirigentes de Estados Unidos hacen imposible entender los objetivos de
Washington, si es que los tiene. Lo más que se percibe es que Estados Unidos
está permitiendo a Francia tomar la iniciativa al frente de una parte de la
coalición, pero hasta en eso se ignora cuáles son los verdaderos objetivos.
Cierto es que
Francia declara querer acabar con el Emirato Islámico como represalia por los
atentados perpetrados el 13 de septiembre en París. Pero eso es lo que ya venía
diciendo Francia antes de esos hechos. Y, más que algo real, sus declaraciones
anteriores eran una simple cuestión de propaganda. Por ejemplo, el barco Mecid
Aslanov, perteneciente a la compañía BMZ Group, de Necmettin Bilal Erdogan [el
hijo del presidente turco], salió el 9 de noviembre de 2015 del puerto de
Fos-sur-Mer, en Francia. Ese barco acababa de entregar impunemente en Francia
un cargamento de petróleo supuestamente extraído en Israel pero que en realidad
fue robado en Siria por el Emirato Islámico. Nada permite suponer que ese
estado de cosas haya cambiado y que debamos que tomar en serio las últimas declaraciones
oficiales del gobierno de Francia.
El 4 de
diciembre, el presidente francés Francois Hollande y su ministro de Defensa
Jean-Yves Le Drian visitaron el portaviones Charles-de-Gaulle, posicionado en
aquel momento frente a la costa siria. Allí anunciaron, sin explicación alguna,
un cambio de misión. Como ya lo había declarado anteriormente el general Pierre
de Villiers, jefe de estado mayor de las fuerzas armadas francesas, el
portaviones francés fue enviado al Golfo Pérsico.
El grupo aeronaval
conformado alrededor del Charles-de-Gaulle se compone del grupo aéreo de ese
portaviones (18 aviones Rafale Marine, 8 aviones Super Etendard modernizados, 2
Hawkeye, 2 Dauphin y un 1 Alouette III). También incluye la fragata antiaérea
Chevalier Paul, la fragata de lucha contra submarinos La Motte-Picquet, el
navío de mando y reabastecimiento Marne, la fragata belga Léopold Ier y la
fragata alemana Augsburg, así como –a pesar de que el ministro francés de
Defensa lo ha negado hasta ahora– un submarino nuclear. Ese dispositivo incluye
la fragata ligera furtiva Courbet, que se quedó en el Mediterráneo oriental.
Esas fuerzas
europeas fueron integradas a la Fuerza de Tareas 50 del USNavCent, o sea la
flota del Central Command estadounidense, que ahora comprende en total unos 60
navíos.
Las autoridades
francesas han subrayado que el contralmirante René-Jean Crignola ha tomado el
mando de esa fuerza internacional. Pero no precisaron que este contralmirante
francés está bajo las órdenes del comandante de la Quinta Flota estadounidense,
el vicealmirante Kevin Donegan, quien a su vez recibe órdenes del general Lloyd
J. Austin III, comandante del CentCom.
Se trata, en
efecto, de una regla absoluta del Imperio, el mando de las operaciones siempre
está en manos de los oficiales estadounidense, ya que los aliados no son más
que peones. De hecho, exceptuando la relativa promoción del mencionado
almirante francés, estamos ante la misma situación que en febrero pasado: una
coalición internacional que supuestamente lucha contra el Emirato Islámico y
que –durante todo un año– lo que ha hecho es realizar numerosos de vuelos de
reconocimiento y destruir las instalaciones petroleras chinas (Irak), pero sin
haber tenido el menor efecto sobre su objetivo oficial: el Emirato Islámico.
Tampoco en este sentido se vislumbra nada que haga pensar que van a cambiar las
cosas.
La coalición
anunció haber realizado nuevos bombardeos y haber destruido numerosas
instalaciones del Emirato Islámico. Pero se trata de anuncios imposibles de
verificar y tanto más dudosas cuanto que la organización terrorista no ha
emitido ningún tipo de protesta.
Del movimiento de
todo ese dispositivo podemos concluir que Francia puede aplicar su propia
estrategia, pero que Estados Unidos se reserva la posibilidad de retomar el
mando en cualquier momento.
Autobús privado
sirio decorado con los retratos de Bachar al-Assad, Vladimir Putin y Hassan
Nasrallah, los tres hombres que encarnan la resistencia frente la agresión
externa
Las fuerzas
terroristas
En esta parte del
trabajo podríamos hablar de las organizaciones terroristas. Pero sería fingir,
como lo hace la OTAN, que esos grupos son formaciones independientes salidas de
la nada con sus salarios, su armamento y todo su aprovisionamiento. Más
seriamente, los yihadistas son mercenarios al servicio de Turquía, de Arabia
Saudita y de Qatar –los Emiratos Árabes Unidos parecen haberse retirado
enteramente de este dispositivo–, países a los que hay que agregar varias
transnacionales como Academi, KKR y Exxon-Mobil.
Turquía prosigue
su despliegue militar en Bachika (Irak), en respaldo a los kurdos del
presidente ilegítimo del gobierno regional kurdo de Irak, Massud Barzani –a
pesar de haber llegado al término de su mandato, Barzani se niega a dejar el
poder y organizar nuevas elecciones. Ante la exigencia del gobierno iraquí de
que retire sus soldados y blindados, Ankara respondió que envió esas fuerzas
para proteger a los instructores desplegados en el marco de un acuerdo
internacional anterior y se negó a retirarlas. Incluso envió más, incrementando
sus efectivos hasta alcanzar la cifra de al menos 1 000 soldados y 25 tanques.
Irak llevó la
cuestión al Consejo de Seguridad de la ONU y a la Liga Árabe, donde nadie le ha
hecho el menor caso.
Turquía y el ex
gobernador de Mosul, Atheel al-Nujaifi, querrían estar presentes cuando el
Emirato Islámico sea expulsado de esa ciudad iraquí e impedir que esta pase a
manos de las Fuerzas de Movilización Popular (al-Hashd al-Shaabi), muy
mayoritariamente chiitas.
Pero es evidente
que todo el mundo está soñando: el presidente ilegítimo del gobierno regional
kurdo de Irak, Massud Barzani, cree que nadie cuestionará su anexión de los
campos de petróleo de Kirkuk y de las montañas de Sinjar; el líder de los
kurdos sirios Saleh Muslim se imagina que va a convertirse pronto en presidente
de un seudo Kurdistán reconocido internacionalmente; y el presidente turco
Recep Tayyip Erdogan supone que los árabes de Mosul no esperan otra cosa que
ser liberados y gobernados por los turcos, como en tiempos del Imperio otomano.
Por otro lado,
Turquía ha desplegado en Ucrania la brigada islamista internacional que creó
oficialmente en agosto pasado. Cuando llegaron a Jerson, esos yihadistas,
seleccionados en el teatro de operaciones sirio, fueron distribuidos en dos
grupos. La mayoría han sido enviados a luchar en el Donbass, como miembros de
las brigadas Cheikh Manur y Djokhar Dudayev. Mientras tanto, los mejores
elementos se infiltraron en Rusia para sabotear la economía de Crimea y
lograron cortar el servicio eléctrico de esa República durante 48 horas.
Por su parte,
Arabia Saudita reunió a sus mercenarios en Riad para constituir una delegación
con vista a las próximas negociaciones organizadas por el director de Asuntos
Políticos de la ONU, el neoconservador estadounidense Jeffrey Feltman.
Los sauditas no
invitaron a esa reunión a representantes de al-Qaeda ni del Emirato Islámico
sino únicamente a grupos wahabitas que trabajan para Riad, como Jaysh al-Islam
[el Ejército del Islam] y Ahrar al-Sham. O sea, teóricamente no había en esa
conferencia «grupos terroristas» clasificados como tal por el Consejo de
Seguridad de la ONU. En la práctica, sin embargo, todos los participantes en el
encuentro de Riad luchan en el seno, en nombre o junto a al-Qaeda y el Emirato
Islámico. En ese caso se halla el grupo que se identifica como Ahrar al-Sham,
creado, justo antes del inicio de los incidentes en Siria, por la Hermandad
Musulmana y por altos miembros de al-Qaeda provenientes del entorno de Osama
ben Laden.
Actuando como ya
venían haciéndolo antes de la intervención rusa, los participantes en el
encuentro de Riad reclamaron una «solucion política» que tendría que iniciarse
con la dimisión del presidente sirio democráticamente electo Bachar al-Assad,
para pasar después a una repartición del poder entre ellos mismos y las
instituciones de la República Árabe Siria. O sea, aunque han perdido toda esperanza
de ganar en el plano militar, siguen apostando por una rendición de la
República Árabe Siria.
Los
representantes de los kurdos de Siria no fueron invitados a esa conferencia, lo
cual permite concluir que Arabia Saudita considera el proyecto del seudo
Kurdistán como algo separado del futuro del resto de Siria. Es importante
señalar, de paso, que el YPG acaba de crear un Consejo Democrático Sirio para
reforzar la ilusión de que existe una alianza de los kurdos encabezados por
Selah Muslim con los árabes sunnitas y los cristianos, cuando en realidad están
luchando entre sí en el terreno.
En todo caso, es
indudable que Riad respalda los esfuerzos de Turquía por crear un seudo
Kurdistán y expulsar del suelo turco a «sus» kurdos. En efecto, ya existen pruebas
que demuestran que Arabia Saudita proporcionó ayuda logística para guiar el
misil aire-aire que derribó el Su-24 ruso.
Y, para terminar,
Qatar sigue simulando que ya no está implicado en la guerra, desde la
abdicación del emir Hamad, hace 2 años. Sin embargo, siguen acumulándose las
pruebas que demuestran las operaciones secretas de Qatar, dirigidas todas no
contra Damasco sino contra Moscú. Ejemplos: a finales de septiembre de 2015, el
ministerio de Defensa qatarí compró en Ucrania sistemas antiaéreos sofisticados
Pechora-2D para que los yihadistas puedan convertirse en una amenaza para la
aviación rusa y, más recientemente, Qatar organizó una operación bajo bandera
falsa contra Rusia. En este último caso, Qatar adquirió, a finales de octubre de
2015 y también en Ucrania, 2 000 bombas de fragmentación OFAB 250-270, de
fabricación rusa, que fueron utilizadas el 6 de diciembre contra un campamento
del Ejército Árabe Sirio, para acusar a Rusia de haber cometido un error. Y,
nuevamente, en la ONU, nadie ha hecho caso de las pruebas presentadas.
Las fuerzas
patrióticas
La aviación rusa
está bombardeando a los yihadistas desde el 30 de septiembre. Y tiene previsto
continuar los bombardeos como mínimo hasta el 6 de enero. El objetivo
fundamental es destruir los búnkeres que los grupos armados han construido así
como la logística de dichos grupos. Durante esa fase, se ha visto poco cambio
en el terreno, con excepción de un reflujo de los yihadistas hacia Irak y
Turquía.
El Ejército Árabe
Sirio y sus aliados están preparando una amplia operación para principios de
2016. Se trata de provocar una sublevación de las poblaciones que actualmente
se hallan bajo control de los yihadistas y de recuperar simultáneamente casi
todas las ciudades del país –con la posible excepción de Palmira– para que los
mercenarios extranjeros se vean obligados a replegarse hacia el desierto.
Contrariamente a lo que sucede en Irak, donde 120 000 sunnitas y ex miembros
del Baas iraquí se unieron al Emirato Islámico únicamente para vengarse de
Estados Unidos –que los mantuvo al margen del poder para favorecer a los
chiitas– son pocos los sirios que han aclamado el «Califato».
El 21 y 22 de
noviembre, las fuerzas armadas rusas realizaron en el Mediterráneo una serie de
ejercicios con el Ejército Árabe Sirio, provocando un cierre parcial de los
aeropuertos de Beirut (en Líbano) y de Larnaca (en Chipre). El 23 y el 24 de
noviembre, el fuego de misiles rusos sobre posiciones del Emirato Islámico
provocaba el cierre de los aeropuertos de Erbil y Suleimayeh (en Irak). Al
parecer, lo que en realidad sucedió es que las fuerzas armadas rusas pusieron a
prueba la posible extensión del radio de acción de su dispositivo de
interferencia de los sistemas de comunicaciones y mando de la OTAN. En todo
caso, el submarino ruso Rostov disparó desde el Mediterráneo –el 8 de
diciembre– varias andanadas contra instalaciones del Emirato Islámico.
Rusia, que ya
dispone de la base aérea de Hmeymim (cerca de Latakia), está utilizando también
la base aérea del Ejército Árabe Sirio en Damasco y parece estar construyendo
una nueva base en al-Shayrat (cerca de la ciudad siria de Homs). Altos
oficiales rusos han estado además en el terreno en busca del lugar apropiado
para abrir una cuarta base en el noreste de Siria, o sea cerca de Turquía e
Irak.
Y, finalmente, un
submarino iraní llegó a las aguas cercanas al puerto sirio de Tartus.
El Hezbollah, que
ha demostrado su capacidad para la realización de operaciones comando durante
la liberación del piloto del Su-24 prisionero de las milicias organizadas por
el ejército turco, está preparando la sublevación de las poblaciones chiitas
mientras que el Ejército Árabe Sirio –que cuenta en sus filas más de un 70% de
sunnitas– se concentra en las poblaciones sunnitas.
El gobierno sirio
llegó a un acuerdo con los yihadistas de Homs, que finalmente aceptaron unirse
a él o salir de esa ciudad. La evacuación se desarrolló bajo supervisión de la
ONU. Ello implica que Damasco, Homs, Hama, Latakia y Deer es-Zor se encuentran
ahora totalmente bajo control gubernamental. Quedan por liberar Alepo, Idlib y
Raqqa.
Contrariamente a
lo que afirman –sin pruebas– los medios de prensa occidentales, Rusia no tiene
la menor intención de dejar el norte de Siria en manos de Francia, Israel y el
Reino Unido para crear allí un seudo Kurdistán. El plan de las fuerzas
patrióticas prevé la liberación de todas las zonas habitadas de Siria,
incluyendo Raqqa, actual «capital del Califato».
Así que… la calma
precede la tormenta.
Sería bueno saber qué países compran el petroleo robado a Siria, además de Francia.
ResponderEliminarTurquía, por supuesto; Polonia y Ucrania posiblemente. Luego, muchas compañías privadas de pequeña escala. Ojalá Rusia dé a conocer pronto una listita. Saludos,
ResponderEliminarAstroboy
Fijate que son todos los países víctimas de la geopolítica oligárquica angloamericana que son usados para confrontar con Rusia.
ResponderEliminarRespuesta: (1) el petróleo robado por ISIS en Siria e Irak es comercializado por Turquía a través del hijo del presidente de ese país, (2) el petróleo es comprado por la petrolera estadounidense Exxon-Mobil y luego colocado en el mercado; (3) los países compradores son Francia, Chipre, Israel, Italia y Ucrania.
ResponderEliminarSaqué esta información de la misma Red Voltaire y acaba de salir ("¿Quién está comercializando el petróleo que se roba el Emirato Islámico?"; http://www.voltairenet.org/article189657.html).
Cordiales saludos,
Astroboy
Siria tendría derecho a exigir una compensación multimillonaria por todo lo robado desde que el Imperio angloamericano quiere derrocar al gobierno sirio por medio del terrorismo.
ResponderEliminarSiria tendría derecho a exigir una compensación multimillonaria por todo lo robado desde que el Imperio angloamericano quiere derrocar al gobierno sirio por medio del terrorismo.
ResponderEliminar