Si no fuera tan patético sería gracioso: los EEUU se indignan ante las maniobras navales
conjuntas sino-rusas en el Mar Mediterráneo, ya que ninguno de los dos países
posee “…una pulgada de costa en el Mar Mediterráneo” ¿Y qué cuernos vienen a
significar las maniobras unilaterales de los EEUU en tierra, mar y aire de cada
región del globo? Leemos con interés esta nota de Yusuf Fernandez para el sitio
en español de Al Manar:
Título: ¿Qué
significan las maniobras militares chino-rusas en el Mediterráneo?
Texto: Los medios
de prensa oficiales de China y Rusia han alabado las cada vez más estrechas
relaciones entre Pekín y Moscú en un momento en el que ambos países se disponen
a llevar a cabo sus primeras maniobras conjuntas en el Mediterráneo.
Nueve barcos de
guerra rusos y chinos participarán en estos ejercicios, que durarán unos 11
días, según el periódico chino Global Times.
“Esto muestra
claramente que los dos países van a actuar juntos en el mantenimiento de la paz
y del orden internacional creado después de la Segunda Guerra Mundial”, señaló
la agencia china Xinhua que ve en tal aproximación una garantía acerca de “la
construcción de un mundo mejor”.
Miembros
permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, China y Rusia se
han aproximado en estos últimos años a medida que crecía el foso entre los
países occidentales y Moscú, por un lado, y entre EEUU y China, por otro.
“A pesar de las
diferencias culturales, los dos países tienen una relación de igualdad
contrariamente a la relación de amo y vasallo que une a EEUU y Japón”, señaló
Global Times.
Hace una semana,
los presidente de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping respectivamente,
sellaron esta amistad y alianza con ocasión del 70 aniversario de la victoria
sobre la Alemania de Hitler., que fue boicoteada por los líderes occidentales,
que utilizaron como excusa la crisis de Ucrania. En este sentido, los
ejercicios navales en el Mediterráneo serán una ocasión de manifiesto estos
nuevos vínculos de la alianza estratégica entre los dos países.
El martes, poco
después de la cumbre, seis barcos rusos, incluyendo el buque insignia de la
Flota del Mar Negro, el crucero lanzamisiles Moskva (Moscú), partieron hacia el
Mediterráneo acompañados de tres barcos chinos -dos fragatas lanzamisiles
chinas clase Jiangkai II, la Linyi y la Weifang, y un barco de transporte, el
Weishanhu-. Cabe señalar que los dos países nunca habían realizado juntos
maniobras en esta parte del mundo. Los barcos chinos visitaron Novorossiisk
como parte de las celebraciones del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Estas maniobras
fueron recibidas con un no disimulado disgusto por parte de EEUU. El periódico
Los Angeles Times publicó un artículo en el que se quejaba de que “ni Rusia ni
China poseen una pulgada de costa en el Mar Mediterráneo, lo que convierte a
sus primeros ejercicios navales en este mar en una provocación”. Se trata en
todo caso de una cínica afirmación, ya que EEUU ha desplegado flotas y buques
en todas las partes del mundo donde tampoco posee ninguna “pulgada de costa”.
Para China estos
ejercicios constituyen un mensaje a EEUU, que ha desplegado medios navales y
aéreos en las proximidades de los territorios en disputa entre China y otros
países en los Mares de la China Oriental y Meridional. En este sentido, China
busca recordar a EEUU que su creciente poder naval le permite ir más allá de
sus aguas costeras y que puede actuar en la actualidad en cualquier parte del
mundo, incluyendo en aquellas en las que EEUU posee estrechos intereses.
Estos ejercicios
constituyen también una clara advertencia a EEUU en contra de sus políticas de
cambio de régimen puestas en práctica en varios países de la región con mejor o
peor resultado. China y Rusia desean dejar claro de que no están dispuestos a permitir
actos de provocación contra su aliado Siria, lo cual significaría un serio
golpe a los intereses estratégicos rusos y chinos en la región.
La guerra llevada
a cabo contra Libia en 2011 provocó a China la pérdida de varios miles de
millones de dólares en inversiones y obligó a ese país a evacuar a decenas de
miles de sus ciudadanos que trabajaban en el país árabe. China y Rusia han
visto en la acción de la OTAN contra Libia un modelo de cambio de régimen por
medio de la fuerza que no están dispuestas a consentir de nuevo.
Rusia y China no
sólo tienen grandes inversiones en Siria, sino que Moscú posee en ese país la
base de Tartús, el único punto del Mediterráneo donde puede llevar a cabo el
avituallamiento y reparación de sus barcos.
Moscú y Pekín ven
también a Siria como un gran aliado en la lucha contra el terrorismo y
consideran que una caída de ese país en manos de los terroristas supondría una
clara amenaza directa a sus propios territorios. Es por ello que están
dispuestos a mostrar un apoyo militar y económico a Siria con el fin de impedir
la llegada al poder de estos grupos, respaldados por los países occidentales y
sus aliados regionales: Turquía, Qatar y Arabia Saudí.
En septiembre de
2013 barcos rusos se desplegaron ante las costas de Siria para frenar lo que
entonces parecía un ataque inminente de la OTAN contra su aliado sirio y, según
diversas fuentes, los sistemas antimisiles rusos derribaron dos misiles
dirigidos contra Siria que habían sido lanzados desde buques estadounidenses.
Por otro lado,
China ve a Siria como el punto más occidental de su proyecto de reconstrucción
la Ruta de la Seda económica y energética en el territorio de Asia. En este
sentido, Pekín busca enlazar varios países de Oriente Medio y Asia Central con
China por medio de vías de transporte ferroviarias y por carretera y vincular
luego esta red a la Unión Económica Euroasiática promovida por Rusia. El
objetivo final es crear una enorme red de transporte euroasiática que facilite
las relaciones comerciales y el transporte de energía por vía terrestre, un
medio más fiable que la vía marítima, más sujeta al control de EEUU. La
presencia naval china en el Mediterráneo busca así dejar claro que Pekín hará
todo lo que esté en su mano para proteger este gran proyecto.
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