Lo que sigue está muy en consonancia con nuestro post anterior: la responsabilidad directa de los servicios de inteligencia del Imperio en la conformación de grupos de "fanáticos" "islámicos" que siempre pero siempre, oh casualidad, terminan sirviendo a los intereses de aquél. La variante ahora es que el imperio se cansó de la estrategia del caos y opta por un imperialismo más clásico, con acuerdos entre partes (cosa que ya avisamos en Astroboy hace una semana; véase el post ). Si esto fuera así, los días de los chicos del ISIS están contados. La nota es de Thierry
Meyssan y salió hoy en Red Voltaire:
Título: La caída
de Palmira altera el equilibrio geopolítico en el Levante
Epígrafe: La
situación en el Levante se agrava considerablemente al cortar el Emirato
Islámico la llamada «ruta de la seda», o sea el paso de Irán hacia el
Mediterráneo. Para ello sólo existen dos opciones: pasar por Deir ez-Zor y
Alepo o por Palmira y Damasco. La primera vía está cortada desde inicios de
2013 y la segunda acaba de verse interrumpida. La caída de Palmira tendrá, por
consiguiente, consecuencias considerables para todo el conjunto del equilibrio
regional.
Texto: La prensa
occidental dedica en estos días sus titulares a Siria, algo que no sucedía
desde que se habló, hace 2 años, de los ataques químicos perpetrados en las
afueras de Damasco y del proyecto de intervención militar de la OTAN. Los
periodistas expresan inquietud ante el avance del Emirato Islámico y la posible
destrucción de los vestigios de la antigua ciudad de Palmira.
Pero son pocos
los que conocen la historia de la reina Zenobia, quien –aprovechando la
debilidad de Roma, que acababa de perder la Galia– proclamó a su hijo
«emperador» y asumió ella misma la posición de «regente». La reina Zenobia no
sólo liberó Siria. También redimió a los pueblos que habitaban los territorios de
los actuales Egipto, Palestina, Jordania, Líbano, Irak, parte de Turquía e
incluso Irán. Su capital, Palmira, fue una ciudad que se caracterizaba por su
refinamiento, abierta a todas las religiones, una escala brillante en la ruta
de la seda entre Damasco y China. Sin embargo, después de un exitoso golpe de
Estado en Roma, el general Aureliano logró restablecer la unidad del imperio
aplastando primeramente las fuerzas de la reina Zenobia, y posteriormente el
imperio galo, antes de poner fin a la libertad religiosa, imponer el culto al
Sol invicto y proclamarse Dios a sí mismo. Esta prestigiosa historia hace de
Palmira el símbolo de la resistencia del Levante ante el imperialismo
occidental de la Antigüedad.
Pero resulta
sorprendente el relieve que ha dado la prensa occidental a la caída de Palmira,
sobre todo teniendo en cuenta que el mayor avance del Emirato Islámico esta
semana no fue en Siria, ni tampoco en Irak, sino en Libia con la caída de
Sirte, ciudad 5 o 6 veces más poblada que la ciudad siria de Palmira. Pese a
ello, los mismos periodistas que durante los dos últimos meses no hablaban de
otra cosa que del caos reinante en Libia y lanzaban constantes llamados a favor
de una intervención militar europea, oficialmente dirigida a poner fin a la oleada
de migrantes, no hablan de ese avance del Emirato Islámico en Libia. Claro, hay
que recordar que quien encabeza el Emirato Islámico en Libia es Abdelhakim
Belhadj, nombrado –con el respaldo de la OTAN– gobernador militar de Trípoli
[1] y recibido oficialmente en París, el 2 de mayo de 2014, por el ministerio
francés de Relaciones Exteriores.
Para agregar
dramatismo a la situación en Siria, los periodistas occidentales afirman en
coro que ahora «Daesh [2] controla la mitad del territorio sirio». Afirmación
que contradicen los mapas que ellos mismos publican, en los que el lector
atento puede comprobar que Daesh sólo controla unas cuantas ciudades y
carreteras sin llegar a tener bajo control regiones enteras del país.
Es evidente que
el objetivo del tratamiento mediático de la situación en el «Medio Oriente
ampliado» no es ofrecer al público occidental una imagen real sino
instrumentalizar sólo ciertos factores cuidadosamente seleccionados para
justificar determinadas políticas.
El Emirato
Islámico y la importancia de Palmira
Mucho nos
gustaría que la inquietud ante la caída de Palmira fuese sincera y que las
potencias occidentales, después de haber masacrado millones de personas en esta
región a lo largo de una década, finalmente se hubiesen decidido a poner fin a
esos crímenes. Pero no podemos dejarnos engañar. Esa inquietud de fachada no
busca otra cosa que justificar una reacción militar invocando la amenaza del
Emirato Islámico.
Se trata de un
elemento indispensable si Washington quiere realmente concretar la firma del
acuerdo que ha venido negociando –desde hace 2 años– con Teherán.
En efecto, el
Emirato Islámico fue creado por Estados Unidos con ayuda de Turquía, de las
monarquías del Golfo y de Israel, algo que siempre hemos denunciado y que ahora
aparece demostrado en un documento de la DIA (siglas en inglés de la Agencia de
Inteligencia del Departamento de Defensa de Estados Unidos) parcialmente
desclasificado esta semana, documento que el lector interesado puede leer
gracias al vínculo que incluimos al final de este artículo.
En contradicción
con las sandeces que publican los periodistas que acusan al «régimen de Bachar»
(sic) de haber creado ese grupo yihadista para dividir la oposición siria y
hacerla caer en el radicalismo, el documento de la DIA demuestra que el Emirato
Islámico actúa de conformidad con la estrategia de Estados Unidos. Este informe
de la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa estadounidense,
fechado el 12 de agosto de 2012 y que circuló ampliamente en el seno de la
administración Obama, anunciaba claramente los planes de Washington:
«Si se produce un
desenlace, existirá la posibilidad de establecer un principado de salafistas,
reconocido o no, en el este de Siria (Hassake y Deir ez-Zor), lo cual es
exactamente el objetivo de la oposición [los Estados occidentales, los Estados
del Golfo y Turquía], para aislar al régimen sirio, considerado como la
profundidad estratégica de la expansión chiita (Irak e Irán).»
Como siempre
dijimos, la creación y desarrollo del Emirato Islámico son resultado de una
decisión del Congreso de Estados Unidos, adoptada durante una sesión secreta
realizada en enero de 2014, para concretar la aplicación del plan Wright. Se
trataba entonces de crear un «Kurdistán» y un «Sunnistán» que abarcarían
territorios pertenecientes a Siria e Irak para cortar así la «ruta de la seda»,
después del soborno y la traición que hicieron posible la caída de Deir ez-Zor
en manos de los yihadistas (funcionaros corruptos de Deir ez-Zor se dejaron
sobornar y entregaron la ciudad sin combatir).
Desde los tiempos
de la Alta Antigüedad, una red de vías terrestres de comunicación conecta Xi’an
(la antigua capital china) con la costa del Mediterráneo. Esa ruta vincula a
Irán con el mar a través del desierto, ya sea pasando por Deir ez-Zor y Alepo o
pasando por Palmira y Damasco. Actualmente garantizaba el transporte de armas
hacia Siria y el Hezbollah y posteriormente debía ser utilizada para
transportar el gas de los yacimientos de Fars (en Irán) hacia el puerto de
Latakia (en Siria).
Palmira, la
«ciudad del desierto», es por consiguiente mucho más que el inestimable
vestigio de un maravilloso pasado. Es ante todo una plaza de enorme importancia
estratégica en el equilibrio regional. Precisamente por eso es grotesco afirmar
que el Ejército Árabe Sirio no trató de defenderla. En realidad, el Ejército
Árabe Sirio actuó allí como ha venido haciéndolo desde que comenzó la llegada
de mercenarios a Siria: en aras de evitar bajas entre la población civil, se
repliega cuando los mercenarios avanzan en pequeños grupos que coordinan sus
acciones entre sí (gracias a los modernos medios de comunicación que reciben de
las potencias occidentales) y vuelve a golpearlos cuando se reagrupan en
posiciones definidas.
Otra realidad es
que la coalición internacional anti-Daesh, creada por Estados Unidos en agosto
de 2014, nunca ha combatido realmente a los yihadistas. Está más que demostrado
–no una sino unas 40 veces– que los aviones occidentales lanzan en paracaídas
armamento y municiones que acaban en manos del Emirato Islámico.
También es
notorio que, aunque la llamada coalición de 22 países dice disponer de una
cantidad superior de hombres, mejor entrenados y mejor equipados que los del
Emirato Islámico, lo cierto es que esa “coalición” no logra hacer retroceder a
los yihadistas, quienes –como estamos viendo– siguen conquistando nuevas vías
terrestres de comunicación.
La evolución de
los intereses estadounidenses
En todo caso,
Washington ha cambiado de estrategia. La reciente nominación del coronel James
H. Baker como nuevo estratega del Pentágono [3], demuestra que la
administración Obama ha pasado la página de la estrategia del caos. Estados
Unidos vuelve ahora a una concepción imperial clásica, basada en la existencia
de Estados estables. Y para firmar su acuerdo con Irán tendrá que evacuar al
Emirato Islámico del Levante antes del 30 de junio.
La ingente
campaña de prensa sobre la caída de Palmira podría no ser otra cosa que una
forma de preparar a la opinión pública con vista a una verdadera implicación
militar en contra del Emirato Islámico. Ese será el sentido de la reunión de
los 22 miembros de la coalición anti-Daesh (y de dos organizaciones
internacionales) a celebrarse en París el próximo 2 de junio. El Pentágono
tendrá que decidir para esa fecha si opta finalmente por destruir el Emirato
Islámico o por desplazarlo hacia otra parte para asignarle nuevas tareas. Tres
destinos son previsibles para un redespliegue de los yihadistas: Libia, el África
negra o el Cáucaso.
De no ser así,
Irán no firmará el acuerdo y la guerra seguirá agravándose ya que la caída de
Palmira bajo los ataques de los yihadistas, fabricados y amamantados por
Occidente, tendrá las mismas consecuencias que su conquista por las legiones
del emperador Aureliano. Ya en este momento, ese hecho amenaza la supervivencia
del «Eje de la Resistencia», o sea la coalición Irán-Siria-Líbano-Palestina. El
Hezbollah se plantea decretar la movilización general.
Notas:
Informe de la DIA
sobre los yihadistas en el Levante, 12 de agosto de 2012.
(PDF - 582.2 KB):
http://www.voltairenet.org/IMG/pdf/Defense_Intelligence_Agency_-_ISIS_-_Voltairenet-org-2.pdf
[1] «De cómo los
hombres de al-Qaeda llegaron al poder en Libia», por Thierry Meyssan, Red
Voltaire, 7 de septiembre de 2011; «Los Contras sirios apoyados por Washington
están bajo el mando de un “ex” terrorista de al-Qaeda», por Thierry Meyssan,
Red Voltaire, 19 de diciembre de 2011; y «Según Interpol, Abdelhakim Belhadj es
el jefe del Emirato Islámico en Magreb», Red Voltaire, 25 de febrero de 2015.
[2] Daesh es el
acrónimo árabe del Emirato Islámico, también conocido en Occidente como “Estado
Islámico”, anteriormente designado bajo las siglas EIIL (Emirato Islámico en
Irak y el Levante), y también ISIS (Islamic State in Irak and Syria) o ISIL
(Islamic State in Irak and Levant). Nota de la Red Voltaire.
[3] «Nominación
del nuevo estratega del Pentágono», Red Voltaire, 17 de mayo de 2015.
Dicho y hecho, caballero!
ResponderEliminarhttp://foreignpolicy.com/2015/05/25/its-time-to-bring-imperialism-back-to-the-middle-east-syria-iraq-islamic-state-iran/
Ya no se molestan en ocultar las ambiciones imperiales.
Saludos,
Andrés