viernes, 19 de junio de 2015

Laudato Si'



Si lo preferís, andá directamente a la encíclica, titulada: “Carta Encíclica Laudato Si', del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la Casa Común”. No me jodas: te gustó ese aire a paper que tiene el título. Se baja desde acá: 

http://ep00.epimg.net/descargables/2015/06/18/a039ba1c2b0e3a9d3d24380c8e762116.pdf.

 
Doce páginas introductorias y unas 170 adicionales, de carácter algo más técnico. Un problemita desde el vamos es que para Francisco no queda muy en claro si la Tierra es nuestra casa, nuestra madre o nuestra hermana. La introducción es ambigua y usa las tres indistintamente, aunque con el correr de las páginas se abandona la idea de madre (es que, suponemos, madre hay una sola, chicos: María). Esto no opaca un documento que en principio parece ser sumamente interesante (habrá que leerlo detenidamente, claro). Acá van algunas frases y conceptos que rescatamos del introito:


“...Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (…). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.”

“...Toda pretensión de cuidar y mejorar el mundo supone cambios profundos en los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad. El auténtico desarrollo humano posee un carácter moral…”

“...En él [Francisco de Asís] se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.”

“...El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza.”

Amén.

Sobre el tema de la encíclica, acá van cinco notas breves de ayer, del diario español El País:


Título: Francisco, el nuevo teólogo de la Tierra

Subtítulo: La primera encíclica confirma que la Iglesia tiene un Papa alejado de esquemas pasados

Texto: La primera encíclica de Francisco, Laudato Si', dedicada a la “deuda ecológica” contraída con nuestro planeta, ha confirmado, si es que era necesario, que la Iglesia tiene hoy a su frente a un Papa que se escapa a todos los esquemas del pasado. Nos hallamos, en efecto, ante el obispo de Roma más diferente desde los tiempos del apóstol Pedro.

Su primera encíclica, que coloca en un mismo abrazo a la fe y a la ciencia, a Dios y a la Tierra y crea un nuevo pecado, el ecológico, podrá hacer estremecer a no pocos católicos tradicionales.

Francisco, en vez de empinarse hasta los cielos con una encíclica sobre Dios vociferando contra los pecados, contra la fe y la moral, ha bajado hasta los infiernos de los detentores del poder que con su avaricia por querer dominar la Tierra, según sus cálculos capitalistas, prepararan para las nuevas generaciones un planeta “de escombros, desiertos y suciedad”.

Para Francisco, al mejor estilo de los teólologos de la liberación, condenados al ostracismo por sus antecesores por considerarlos más volcados en lo humano que en lo divino, se coloca a sí mismo en la versión más moderna de "teólogo de la ecología”, en expresión acuñada por el brasileño Leonardo Boff.

La nueva encíclica quiebra paradigmas en la Iglesia que un día condenó a Galileo y que vivió un largo divorcio de siglos con la ciencia y los no creyentes. En ella, se da voz y credibilidad a los científicos modernos más serios, prescindiendo de si son o no creyentes, empeñados en demostrar que somos nosotros, con nuestra codicia y descuido, los responsables por los graves cambios que ya se advierten en el planeta.

Leyendo con atención la nueva encíclica, queda claro que el Papa que apostó desde el primer momento de su pontificado por la periferia pobre y saqueada de la tierra, por la escoria humana, con clara y valiente visión evangélica, sabe lo que se juega.

Sabe que la Iglesia se juega su presente y su futuro, su credibilidad y la misma fidelidad a su mensaje original, no en las viejas teologías y derechos canónicos, sino en la defensa de lo que es más nuestro como es el planeta. Una riqueza que es social, que no debe tener dueños definitivos, sino que pertenece a todos, especialmente a los que más sufren las consecuencias de su explotación por los que se creen los dioses intocables del poder.

Una encíclica que al abordar un tema fundamental que afecta a todos, creyentes, agnósticos y ateos, ricos y pobres, por su interés universal y los peligros que acechan a la humanidad entera, es a la vez la más ecuménica de todas las hasta ahora proclamadas por un papa.

En un mundo huérfano de líderes mundiales capaces de imponerse por su fuerza moral y de enfrentarse ante los tiranos como hizo Jesús con Herodes, la arriesgada decisión del papa Francisco de dedicar su primera encíclica no al cielo, sino a la tierra, condenando a los responsables del nuevo holocausto ecológico, lo consagra como un gran líder mundial no sólo espiritual sino también social y hasta político.


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Título: La encíclica de Francisco, en 12 frases

Texto: Selección de las ideas claves del texto del Papa sobre pobreza y cambio climático
El Papa denuncia la responsabilidad del hombre en el cambio climático:

1. “La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada”.

2. “Si la actual tendencia continúa, este siglo podría ser testigo de cambios climáticos inauditos y de una destrucción sin precedentes de los ecosistemas, con graves consecuencias para todos nosotros”.

3. “Llama la atención la debilidad de la política internacional. El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las cumbres mundiales sobre medio ambiente. Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos”.

4. “El gemido de la hermana tierra se une al gemido de los abandonados del mundo”.

5. “Es previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones”.

6. “Hay que eliminar las causas de las disfunciones de la economía mundial y corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente”.

7. “El enorme consumo de los países ricos tiene repercusiones en los lugares más pobres, sobre todo África, donde el aumento de la temperatura unido a la sequía hace estragos en el rendimiento de los cultivos”.

8. “La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”.

9. “Conviene evitar una concepción mágica del mercado, que tiende a pensar que los problemas se resuelven sólo con el crecimiento de los beneficios de las empresas o de los individuos. ¿Es realista esperar que quien se obsesiona por el máximo beneficio se detenga a pensar en los efectos ambientales que dejará a las próximas generaciones?".

10. “Sabemos que la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes –sobre todo el carbón, pero aun el petróleo y, en menor medida, el gas– necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora. Mientras no haya un amplio desarrollo de energías renovables, que debería estar ya en marcha, es legítimo optar por lo menos malo o acudir a soluciones transitorias”.

11. “Las finanzas ahogan a la economía real. No se aprendieron las lecciones de la crisis financiera mundial y con mucha lentitud se aprenden las lecciones del deterioro ambiental. En algunos círculos se sostiene que la economía actual y la tecnología resolverán todos los problemas ambientales”.

12. “Dado que todo está relacionado, tampo­co es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto. No parece factible un camino educativo para acoger a los seres débi­les que nos rodean, que a veces son molestos o inoportunos, si no se protege a un embrión hu­mano aunque su llegada sea causa de molestias y dificultades”.


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Título: La Iglesia abraza la evidencia científica

Subtítulos: El Papa asume los "numerosos" estudios que señalan que la mayor parte del cambio climático se debe a la actividad humana / El Papa critica a políticos y empresas en su encíclica sobre medio ambiente

Texto: El papa Francisco habla en su primera encíclica de anhídrido carbónico, de óxidos de nitrógeno, de combustibles fósiles frente a energías renovables, de fertilizantes y detergentes que dañan los ríos y mares, de corredores biológicos... Es, en definitiva, una encíclica (Laudato Si) cargada de argumentos científicos en la que el máximo responsable de la Iglesia católica abraza las evidencias sobre la vinculación entre el calentamiento global y el hombre.

"Hay un consenso científico muy consistente", dice el Pontífice, "que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático". "Es verdad que hay otros factores (como el vulcanismo, las variaciones de la órbita y del eje de la Tierra o el ciclo solar), pero numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido carbónico, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana", apunta Francisco, que arrincona así a los negacionistas del cambio climático. El papa denuncia que "hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos".

La encíclica del Papa no solo aborda las causas y consecuencias del cambio climático. También se adentra, y concreta, otros problemas medioambientales.

Agua. Francisco advierte de la pérdida de calidad de las aguas, de la contaminación de los acuíferos y de los problemas de acceso a este recurso en África. Pero hay más: "Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso es­caso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado". En su opinión, "el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamen­tal y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos".

Biodiversidad. "La pérdida de selvas y bosques im­plica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos suma­mente importantes, no sólo para la alimentación sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios". El Papa habla de la "alerta" que despierta conocer la "la ex­tinción de un mamífero o de un ave, por su ma­yor visibilidad". Pero añade: "para el buen funcionamien­to de los ecosistemas también son necesarios los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles y la innumerable variedad de microorga­mismos". También critica la deforestación de los "pulmones del planeta", como la Amazonia o la cuenca fluvial del Congo.

Océanos. "El problema creciente de las aguas contaminadas y de la protección de las áreas marinas más allá de las fronteras nacionales sigue representando un desafío importante", opina el Papa. "Tenemos que acordar esquemas de gobernanza para el conjunto de lo que se suele llamar los bienes comunes mundiales", propone. También alerta en su encíclica de los problemas de las barreras de coral, que "hoy ya son  estériles o están en un continuo estado de declinación".

El último informe de síntesis del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en el que participaron más de 800 científicos, concluía que "las emisiones de gases de efecto invernadero y otros impulsores antropógenos han sido la causa dominante del calentamiento observado desde mediados del siglo XX". Y apuntaba a que los efectos de este cambio ya se notan en todo el planeta. "Parecen advertirse síntomas de un punto de quiebre", dice ahora el Papa, "a causa de la gran velocidad de los cambios y de la degradación". Estos síntomas se "manifiestan tanto en catástrofes naturales regionales como en crisis sociales o incluso financieras".

José Manuel Moreno, catedrático de Ecología y miembro del IPCC, cree que la encíclica contiene "un mensaje muy importante que advierte de que el hombre está transformando el planeta y de que existen evidencias científicas".

La encíclica señala hacia la raíz del problema del calentamiento, que "se ve potenciado especialmente por el patrón de desarrollo basado en el uso intensivo de combustibles fósiles". El Papa apunta al camino a seguir: "la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes –sobre todo el carbón, pero aun el petróleo y, en menor medida, el gas– necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora".

Pero el pontífice da un paso más al vincular el cambio climático con las desigualdades en el planeta. "El calentamiento originado por el enorme consumo de algunos países ricos tiene repercusiones en los lugares más pobres de la tierra, especialmente en África, donde el aumento de la temperatura unido a la sequía hace estragos en el rendimiento de los cultivos". José Manuel Moreno valora está vinculación que hace el Papa entre los problemas medioambientales y la pobreza. En su opinión, era necesario que algunas organizaciones, como es el caso de la Iglesia, se pronunciasen sobre los efectos en los países menos desarrollados.

Yolanda Kakabadse, presidenta de WWF, ha aplaudido este jueves el mensaje del Papa. "Incluye una perspectiva moral muy necesaria para el debate climático". Por su parte, Greenpeace ha considerado que las palabras del Papa deben "sacar a los jefes de Gobierno de su complacencia" y "animarles a aprobar leyes estrictas en sus propios países para proteger el clima y acordar un potente protocolo climático en París".

La encíclica se publica cuando el debate sobre el calentamiento está más presente, ya que París acogerá a finales de año la cumbre internacional en la que se deberá aprobar el nuevo protocolo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que se aplicará a partir de 2020. "Las cumbres mundiales sobre el ambiente de los últimos años no respondieron a las expectativas porque, por falta de decisión política, no alcanzaron acuerdos ambientales globales realmente significativos y eficaces", recrimina el Papa en la encíclica.

Francisco recoge así un sentir que parece mayoritario. Un reciente sondeo realizado a 10.000 personas en 75 países, el World Wide Views Climate and Energy, apuntaba a que el 70,8% de los encuestados consideraba que las negociaciones sobre el clima que la ONU celebra desde 1992 no han hecho lo suficiente para luchar contra el calentamiento global.

Ante el reto de intentar frenar este proceso, en la encíclica se afirma que ante el cambio climático hay "responsabilidades diversificadas". "Es necesario que los países desarrollados contribuyan a resolver esta deuda (ecológica) limitando de manera importante el consumo de energía no renovable y aportando recursos a los países más necesitados para apoyar políticas y programas de desarrollo sostenible". Se adentra así en uno de los debates que está centrando los meses previos a la cumbre de París: la petición que están haciendo los países en desarrollo para que las economías más ricas les ayuden económicamente para luchar contra el cambio climático.


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Título: Francisco desconcierta a la derecha católica de Estados Unidos

Subtítulos: La encíclica se suma a intervenciones pasadas sobre los homosexuales y la desigualdad / El Papa augura en la encíclica “nuevas guerras vestidas de nobles reivindicaciones”

Texto: Francisco desconcierta en Estados Unidos. Algunos conservadores describen sus ideas como propias de un coetáneo del peronismo y la teología de la liberación. Otros restan valor a sus intervenciones porque no es un político, sostiene: al Papa lo que es del Papa y el Rey lo que es del Rey. Y otros instan a entenderle, más allá del ruido mediático que, dicen, lo retrata como el izquierdista que no es. La encíclica sobre la ecología amplía la brecha entre Jorge Mario Bergoglio y un sector de la derecha católica.

Primero fueron sus críticas al capitalismo sin freno y a las desigualdades crecientes. Después, sus palabras de comprensión hacia los homosexuales: “¿Quién soy yo para juzgarlos?" Y ahora, la primera encíclica, en la que el Papa señala a las grandes empresas y a los Gobiernos por el cambio climático, un documento que indirectamente descalifica las ambigüedades de buena parte de los líderes de la derecha estadounidense —también los católicos— sobre el calentamiento del planeta.

Los encontronzos entre los católicos conservadores de EE UU y su jefe espiritual se han sucedido desde que el cónclave vaticano eligió al argentino Bergoglio en 2013. El último episodio tiene un significado especial por dos motivos.

Primero, por el enorme calado espiritual y teológico del documento. Y segundo —y en un ámbito más terrenal— porque la encícla publicada ayer coincide con los primeros compases de una campaña electoral con un nutrido grupo de candidatos republicanos que niega o pone en duda el consenso científico sobre las causas humanas del cambio climático.

Hay cinco católicos entre los aspirantes a la nominación republicana para las elecciones presidenciales de 2016. Dos de ellos figuran entre los favoritos: Jeb Bush, convertido al catolicismo de adulto, y Marco Rubio, católico practicante, mormón en su infancia, y de nuevo católico pero asiduo durante años de una megaiglesia protestante. Rubio no se ha proununciado sobre la encíclica. Bush, hermano e hijo de presidente y rostro del ala pragmática del Partido Republicano, sí.

El miércoles, en Iowa, Bush matizó las críticas del día anterior al texto del Papa y pidió buscar soluciones para el cambio climático sin dañar la economía. “Espero que mi cura no me reprenda por decir esto, pero mis obispos o mis cardenales o mi papa no me dictan la política económica”, había dicho el martes en New Hampshire, donde hacía campaña.

En un país fundado en la separación de la iglesia y el estado, las palabras de Bush no suenan tan extrañas. Recuerdan a las que pronunció John F. Kennedy, el único presidente católico de EE UU, en un discurso durante la campaña electoral de 1960: “Creo en una América (…) en la que ningún cargo oficial requiere o acepta instrucciones del Papa sobre la política pública”.

Un argumento que se escucha en ámbito católicos conservadores es que, en materia económica, la competencia del Vaticano es cuestionable. El pontífice no es economista. ¿Por qué los políticos católicos deberían escuchar sus consejos?

El argumento se aplica al cambio climático: “Creo que nos iría mejor si dejáramos que los científicos se ocuparan de la ciencia”, dijo el aspirante presidencial Rick Santorum, también católico. Otro argumento, un punto condescendiente: hay que relativizar los argumentos del Bergoglio y entenderlos en el contexto de Argentina y de la América Latina populista e ideologizada en la que creció.

En Estados Unidos viven 51 millones de católicos adultos: es el grupo cristiano con más fieles. En las elecciones presidenciales de 2008 y 2012, los católicos estadounidenses votaron mayoritariamente al demócrata Barack Obama. Pero no puede hablarse de un bloque homogéneo. El voto de los católicos de origen europeo se inclina por los republicanos; el de los católicos hispanos, por los demócratas.

La relación entre la derecha católica y el Vaticano ha oscilado entre la tensión y la proximidad. Algunas de las críticas que ahora recibe el Papa Francisco las recibió Juan XXIII cuando en 1961 escribió la encíclica Mater et Magistra, donde ya alertaba de las desigualdades sociales. El intelectual católico William Buckley, director de la revista National Review e ideólogo de la derecha, replicó: "Mater sí, magistra no". Madre sí, maestra no.

Juan Pablo II, considerado en círculos conservadores como el artífice, junto al presidente Ronald Reagan, de la derrota de la Unión Soviética, cautivó a los republicanos. Benedicto XVI, con su mensaje contra el relativismo, sedujo a intelectuales como George Weigel o Michael Novak, a los que algunos bautizaron como teocons. Francisco, con su mensaje benevolente y tolerante, chocó a la derecha y sedujo al presidente Obama, que lo ha citado en discursos sobre la desigualdad.

El pasado marzo, la National Review preguntó a Weigel "qué le diría a los amigos conservadores que están nerviosos, o decepcionados, o displicentes, o lívidos, o afligidos por el Papa". Weigel respondió sugiriendo a los conservadores que desconfíen de lo que los medios de comunciación dicen que dice el Papa. "Empezaría por lo siguiente", respondió. "'No os creéis lo que leéis en la prensa respecto a otros temas. ¿Por qué os lo créeis sobre el Papa?"


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Título: El Papa urge a la política a liberarse del yugo del poder económico

Subtítulos: La primera encíclica de Francisco critica la sumisión de los gobiernos ante las empresas / El Papa acusa a empresas y Gobiernos del cambio climático

Texto: En la página 46 de una encíclica que urge una y otra vez a los políticos a liberarse del yugo de los poderes económicos y gobernar a favor de la gente y de la tierra, el papa Francisco se hace una pregunta que parece una llamada a la revolución: “¿Para qué se quiere preservar hoy un poder que será recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario?”. La primera encíclica escrita íntegramente por Jorge Mario Bergoglio logró ayer una expectación inusitada durante su presentación en el Vaticano, en la que intervinieron un científico laico y un representante del patriarca ortodoxo de Constantinopla.


Hasta el jesuita Federico Lombardi, uno de los más veteranos del lugar, reconoció que en los 25 años que lleva trabajando en el Vaticano jamás había presenciado una expectación “tan intensa, prolongada y global” ante la publicación de un documento pontificio. Una parte puede deberse al predicamento mediático de Francisco. Y otra no menor a las críticas preventivas de sus detractores. Desde hace muchos meses, sectores conservadores de dentro y fuera de la Iglesia —en especial los estadounidenses— venían recomendándole al Papa que se abstuviera de intervenir en asuntos científicos. No se descarta que desde dentro del Vaticano, donde los sectores más reaccionarios siguen teniendo sucursal abierta, les fuesen filtrando algunos detalles preocupantes para sus intereses políticos, económicos y financieros. La publicación de la encíclica Laudato si’ (Alabado seas, tomado del Cántico de las criaturas de San Francisco de Asís) ha confirmado sus temores.


2 comentarios:

  1. Lo de hermana Tierra, hermano Sol, hermana Luna viene de San Francisco de Asís.
    Es evidente lo de madre si se tiene en cuenta que el hombre nace del barro.
    Y lo de casa (también a veces llama jardín) es lo más evidente.
    Saludos. Gran blog.

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