viernes, 5 de junio de 2015

Jugar con fuego



Acá va una interesante nota de Rafael Poch para el diario español La Vanguardia. El tema: el enloquecimiento acelerado del Imperio, concomitante con su declive. Sin embargo, en nuestra opinión el autor se equivoca: la rápida respuesta rusa ante los sucesos de Ucrania no es la primera reacción de este país ante las patoteadas del Imperio. Es la segunda; la primera fue el tremendo sopapo ruso a Georgia el 08 de Agosto de 2008. La nota salió el 1º de Junio; acá va:


Título: Jugando con fuego

Epígrafe: Cómo Estados Unidos está incrementando de la forma más irresponsable la probabilidad de graves incidentes militares en Europa Oriental y en el Mar de China.

Texto: Desde hace años, el declive relativo del poderío global de Estados Unidos en el mundo viene acompañado por un claro incremento del belicismo y de las aventuras militares, desde Oriente Medio a los Balcanes, pasando por el norte de África y Afganistán. A todo ello se suma el conflicto que ha resultado del cambio de régimen inducido por la OTAN en Ucrania y la creciente tensión en el Mar de China provocada por el despliegue militar de Estados Unidos en la región, sus alianzas y tomas de nuevas bases de apoyo en; Singapur, Filipinas, Australia y Vietnam, que se suman a las tradicionales de Corea y las del revigorizado militarismo japonés.

El resultado de todo esto es un claro incremento del peligro de una “guerra total”, como ha alertado un político tan timorato como el presidente francés, François Hollande. Una guerra total contra las nuevas y viejas potencias emergentes -sobre todo Rusia y China- cuyo riesgo, según el retrógrado ex primer ministro sueco Carl Bildt, toma fuerza en la, “incertidumbre sobre las relaciones de poder global”.

En otras palabras: el mundo bipolar se acabó con el fin de la guerra fría, el intento de mundo unipolar que le sucedió acabó en fiasco y lo que se viene afirmando desde entonces, una invitación a cierto pluralismo y consenso en las relaciones internacionales, es visto como algo “incierto” y “peligroso” con lo que hay que acabar por la fuerza.

Reaccionando al cambio de régimen en Ucrania, anexionándose Crimea y apoyando a los rebeldes de Novorrossia, Rusia ha respondido por primera vez con medidas de fuerza al avance de la OTAN en su entorno más inmediato, lanzando un mensaje a otras potencias regionales. Ese desafío es lo que se está castigando con sanciones y la nueva campaña informativa contra Rusia. Militarmente se asiste a un verdadero festival de maniobras, despliegues y tanteos provocadores alrededor del territorio ruso, en toda Europa Oriental, el báltico, el Mar Negro y el Ártico. En el último incidente, cazas rusos salieron el sábado al encuentro de un destructor americano, el USS Ross, en el límite de las aguas territoriales rusas del Mar Negro.

En el Mar de China pasa algo parecido, algo que va en claro incremento desde que en 2009 Washington iniciara su “pivot to Asia”, es decir un incremento y reorganización de su presencia militar allá con el escenario de una guerra contra China.

La semana pasada en el foro internacional de seguridad regional Shangri-La organizado en Singapur, el secretario de defensa americano, Ashton Carter, confirmó el envío a la región -atravesada por las tensiones territoriales entre vecinos- de sus recursos militares más modernos con el objetivo de afirmar la “libertad de navegación”, seudónimo del cerco de hierro alrededor de China, cosa que ésta no tiene la menor intención de aceptar. Como se hace con Rusia, la provocativa práctica de enviar aviones y barcos de guerra a patrullar justo en los límites de las zonas del adversario se ha convertido en recurso corriente y da lugar a tensiones constantes que pueden degenerar con gran facilidad en conflictos, deseados o no.

Para comprender la situación hay que observar quién lleva la iniciativa y donde ocurre: todo esto no está ocurriendo en el Golfo de México o frente a las costas de Estados Unidos, sino en su equivalente ruso y chino.

Estados Unidos está determinado a bloquear militarmente el ascenso de China o toda respuesta de Rusia a las provocaciones en su más íntimo patio trasero. Naturalmente, medios de comunicación y “expertos” de centros que orbitan alrededor de la lógica imperial y sus dineros, han iniciado una intensa campaña sobre la que no hace falta ni entrar. La realidad de que ni el Mar de China ni Ucrania pueden ser considerados como patios traseros de Estados Unidos es demasiado obvia para ser ignorada.

Washington quiere que Rusia y China acepten el mismo estatuto de vasallaje aceptado en Europa, Asia y Oceanía por países como el Reino Unidos, Francia, Alemania, Japón o Australia, pero eso no va a suceder, explicaba el mes pasado en su blog Paul Craig Roberts, que fue vicesecretario de Estado para política económica con Ronald Reagan.

“A menos que el dólar, y todo el poder americano con él, se desmorone o que Europa sea valiente y rompa con Washington para desarrollar una política exterior independiente diciéndole adiós a la OTAN, la guerra nuclear es nuestro probable futuro”, escribe ese observador.

1 comentario:

  1. Aunque las presiones oligárquicas occidentales a Rusia datan de la caída del muro de Berlín y el cerco de la OTAN y las "revoluciones de color" en los '90, el viraje estratégico actual data de 1997 con la crisis asiática y lo de la quiebra del LTCM y la crisis rusa en 1998. Fueron crisis típicas del sistema monetario y financiero occidental cuya manifestación fue en esos lugares (como antes se habían manifestado en México, Brasil y, luego, en Argentina 2001).

    Es allí cuando las combinaciones oligárquicas angloamericanas empezaron a pensar en cómo continuar con su predominio en Asia bajo las condiciones que resultaron de aquellas crisis. Luego viene lo de las Torres Gemelas que justifica el aumento de las bases en Afganistán. Luego la invasión de Irak y todo lo que vino después que ya conocemos.

    A su vez, Rusia y China empiezan a darse cuenta y a apostar a la recuperación de su capacidad de decisión autónoma. El ascenso de Putin en Rusia tiene que ver con ese proceso. Y China se da cuenta de que el futuro de su economía no podía seguir atado a las exportaciones a Occidente.

    Estos son datos que cambiaron la geopolítica, pero no son cosas nuevas o recientes sino que datan, por lo menos, desde hace 17 o 18 años, sin más.

    Los que hacen interpretaciones y análisis en base a noticias de los diarios o charlatanes académicos de la geopolítica, no pueden comprender cómo lo que ocurre hoy puede provenir de "tanto" tiempo atrás. Justamente porque ésos ven (de modo reduccionista) acontecimientos, no procesos de cambio de largo plazo. Y, si se ponen a hablar de historia, lo hacen en forma absurdamente reduccionista e incompetente.

    Son absolutamente incapaces de ver el juego de acciones > efectos < reacciones > efectos. Solo ven bolitas (naciones o países) que interactúan (chocan) unas con otras en una cajita en el vacío, donde todas son iguales en cuanto a su naturaleza y función, aunque con diferencias en tamaño.

    Ni China ni Rusia tienen la naturaleza y función de GB o USA. Aquéllos se rehúsan a cumplir el papel que le tienen reservado éstos. Aquéllos ven el desastre a que llevan éstos y no quieren ser arrastrados. Aquéllos intentan una alternativa nacional coordinada al desastre global ocasionado por éstos, y éstos intentan que nadie escape al desastre global.

    Los que no entiendan esto están fuera de la realidad local y mundial y, en caso de que se desate la 3° Guerra Mundial, la explicarán por la "expansión rusa en Crimea o la china en los mares orientales y meridionales". Estas sofisterías serán imposibles de evitar, lamentablemente.

    Ni Rusia ni China hacen geopolítica, por lo menos en el sentido que le dan las ideologías imperiales. Y, si la hacen, es la geopolítica más curiosa de la historia humana: proponen a países vecinos y lejanos el desarrollo de rutas comerciales, FF.CC, obras inmensas de infraestructura de todo tipo, etc. con formas de financiamiento compartidas (Banco de Desarrollo), swap de monedas, etc. Hace poco en un blog comparaban todo esto con lo que hacía Inglaterra en el s. XIX (!!!???). Y lo dicen con toda naturalidad.

    Por suerte, los que gobiernan China actualmente saben que su país no podía eternamente vivir de la exportación de manufacturas a Occidente, también saben que nosotros, los iberoamericanos, sabemos que no podemos vivir de exportar materias primas eternamente.

    Y esto choca con otro de los axiomas sagrados de los charlatanes geoeconómicos y políticos: que los países al defender sus intereses perjudican a otros países, como en un juego de suma 0, lo que toman para sí, lo privan a los demás.

    Nunca entienden que mejor que pelearse por los restos del pasado, es amigarse por la creación futura de riqueza. Pero bueno, parece que esto es demasiado profundo para tales mentes. Qué se le va hacer.

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