La rosa
socialista comienza a oler decididamente mal también en Francia, y desde hace tiempo.
Es que el De la Rúa de allá, el petiso Hollande (sí, ese que fue elegido para
“parar el ajuste permanente, el salvajismo neoliberal”), sigue al pie de la
letra las directivas de Bruselas: ajuste, ajuste y más ajuste. No queremos
asustarlos, pero avisamos que les queda un largo camino por recorrer todavía,
chicos. Lo peor es que estos infelices cierran toda salida por izquierda. Lo que queda como alternativa, ahora, son los lepenistas. ¿Se entiende? La siguiente nota de Carlos Yárnoz para El País detalla los pormenores:
Título: Francia
aprueba los presupuestos más restrictivos de su historia
Subtítulo: Solo
Educación aumenta sus fondos y Defensa sufre el mayor recorte
Texto: La
Asamblea francesa aprobó ayer el Presupuesto para 2015, que, por primera vez en
décadas, prevé profundos recortes. Sin embargo, no son suficientes para cumplir
sus compromisos con Bruselas. Con estas cuentas públicas, que incluyen para el
próximo ejercicio un ajuste de 21.000 millones de euros en el gasto público,
Francia materializa el Pacto de Responsabilidad, el proyecto estrella del
mandato de François Hollande, que implica recortes de 50.000 millones en tres
años. Esta vez fueron 37 los diputados socialistas rebeldes que mostraron con
la abstención su rechazo al proyecto, pero otros dos votaron en contra, un
gesto que hasta ahora no se había producido en las filas del partido en el
Gobierno.
El Ejecutivo
contó con una mayoría suficiente para sacar adelante los Presupuestos, aunque
ya no dispone de la mayoría absoluta de hace meses. Ayer votaron a favor 266
parlamentarios, 247 en contra y 56 se abstuvieron. La Unión por un Movimiento
Popular (UMP, 199 escaños), el principal partido de la oposición, votó en
contra porque considera que el proyecto “es la constatación del fracaso” de la
actual política económica.
“Este presupuesto
conlleva un esfuerzo inédito”, afirmó el portavoz socialista, Dominique
Lefebvre. De los 21.000 millones de recortes para 2015, 9.600 corresponden a
protección social. El Gobierno ha insistido en que no afectarán a los servicios
sociales o la sanidad, sino a ahorros en la gestión, la factura de los
medicamentos o la eliminación de duplicidades. Otros 7.700 corresponden a
ajustes en los ministerios y agencias estatales y 3.700, a recortes en las
aportaciones a las entidades locales.
El único ministerio
que verá incrementado su presupuesto es el de Educación y, de hecho, aumentará
la plantilla de profesores en 9.451 personas (60.000 en cinco años), además de
otro millar en I+D en universidades. Por el contrario, Defensa es el
departamento más castigado. Perderá 7.500 efectivos en 2015 (25.000 de aquí a
2019) hasta fijar una plantilla máxima de 265.000. Este recorte militar se
produce pese a que Francia está implicada ahora en tres conflictos armados
(Malí, República Centroafricana e Irak). Pierre de Villiers, el jefe del Estado
Mayor de la Defensa, se quejó en una reciente entrevista en Les Echos de que
los ejércitos “aportan dos tercios de la supresión de puestos públicos”.
Pese a los
recortes, Francia incumple con estos presupuestos su compromiso con la UE de
rebajar el déficit en 2015 hasta el 3% (quedará entre el 4,1 % y el 4,3 %), por
lo que está obligada a pedir otra prórroga. Ante las reticencias de la Comisión
Europea, el ministro de Finanzas, Michel Sapin, anunció el 22 de octubre un
recorte adicional de 3.600 millones. Parte de esa cantidad procederá de la
menor carga de la deuda gracias a los bajos tipos de interés, pero Sapin aún
debe precisar de dónde saldrán 2.000 millones.
Los presupuestos
de 2015 incluyen 12.000 millones en nuevas ventajas fiscales y de cotizaciones
sociales para las empresas (41.000 en tres años). Asimismo, contempla rebajas
fiscales de 3.200 millones de los que se beneficiarán nueve millones de
hogares, especialmente los de ingresos más bajos.
En paralelo, el ministro
de Economía, Emmanuel Macron, ultima la ley sobre la actividad y el
crecimiento, que persigue la liberalización de amplios sectores de la economía
francesa. La norma, que el Gobierno presentará en diciembre, prevé abrir a la
competencia los despachos de notarios y rebajar sus tarifas, aunque con
limitaciones; autorizar la apertura de comercios 12 domingos al año (hoy son
cinco), eliminar barreras para nuevas compañías de transporte público y limitar
a 450.000 euros anuales el sueldo de los altos cargos en empresas con
participación pública o suprimir las millonarias jubilaciones de sus
directivos. Además, Macron acometerá la privatización de aeropuertos como el de
Niza o Lyon, dentro del anunciado plan para vender entre 5.000 y 10.000
millones de activos públicos.
Con estas
cuentas, París confirma que, para intentar superar la crisis, tiene su propia
vía, y que esta no pasa por la austeridad. Bruselas difundirá sus
recomendaciones a París en los próximos días y, muy probablemente, insistirá en
que Francia profundice en sus reformas. En contra de lo que han hecho otros
países como España, Portugal o Grecia, el presidente Hollande rechaza una
reforma laboral en profundidad, la de las pensiones o rebajas salariales
generalizadas.
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