Imperdible nota
de Thierry Meyssan para Red Voltaire sobre las actividades secretas de los dos
últimos gobiernos franceses en el Norte de Africa y Medio Oriente, y en las
graves consecuencias de esto sobre el propio pueblo francés. Nos quedamos con
esta frase de Meyssan: “Francia es un estado terrorista al menos desde 2011”.
Título: La
República Francesa como rehén
Epígrafe: La
guerra que se extiende a París resulta incomprensible para los franceses, que
nada saben de todas las actividades secretas de su gobierno en el mundo árabe,
de sus alianzas contra natura con las dictaduras del Golfo y de su activa
participación en el terrorismo internacional. El Parlamento francés nunca ha
abordado esas políticas y los grandes medios de prensa raramente se atreven a
mencionarlas.
Texto: Hace 5
años que los franceses oyen hablar de guerras lejanas, sin entender de qué se
trata. La prensa los informó ampliamente sobre la implicación de sus fuerzas
armadas en Libia, pero nunca ha hablado de la presencia de soldados franceses
en el Levante. Muchos leen mis artículos sobre ese tema pero los ven como
extraños cuentos orientales. A pesar de mi historia personal, es de buen tono
calificarme de «extremista» o de «conspiracionista» y resaltar que sitios web
de todas las tendencias, incluyendo los auténticamente extremistas o
complotistas, reproducen mis artículos. Pero nadie encuentra cómo responder a
lo que escribo. Como tampoco nadie escucha mis alertas sobre las alianzas en
las que Francia se ha implicado.
Y la verdad
ignorada emerge bruscamente.
En la noche del
viernes 13 de noviembre de 2015, Francia fue atacada por varios comandos que
asesinaron al menos 130 personas en 5 lugares diferentes de París. Se ha
decretado el estado de urgencia por 12 días en todo el territorio nacional y el
Parlamento podría prolongarlo.
No existe vínculo
directo con el caso de Charlie Hebdo
La prensa
francesa interpreta este acto de guerra vinculándolo al atentado perpetrado en
las oficinas de Charlie Hebdo, a pesar de que los modus operandi son totalmente
diferentes. En enero, el objetivo era matar a personas bien identificadas
mientras que el viernes 13 se vio un ataque coordinado e indiscriminado contra
un gran número de personas.
Hoy se sabe que
el redactor jefe de Charlie Hebdo acababa de recibir una «donación» de 200 000
euros para que continuara su campaña antimusulmana [1]. También se sabe ahora
que los asesinos de Charlie Hebdo estaban vinculados a los servicios de
inteligencia franceses [2] y que el origen del armamento que utilizaron está
clasificado como Secreto Militar [3]. Ya demostré en un trabajo anterior que
este atentado no fue una operación islamista [4]. También demostré que fue
objeto de una inmediata recuperación mediática [5] y que esa recuperación encontró
eco en la población hostil a la República [6] –idea brillantemente desarrollada
unos meses después por el demógrafo Emmanuel Todd [7].
Si volvemos a
concentrarnos en la guerra que acaba de extenderse a París, veremos que es una
novedad en Europa occidental. No es comparable a los atentados perpetrados en
Madrid en 2004. En España nadie disparó sobre la gente, tampoco hubo kamikazes
sino 10 bombas distribuidas en 4 lugares diferentes [8]. Lo que se vio el
viernes en Francia es lo que viven cada día numerosas poblaciones del «Medio
Oriente ampliado» desde 2001. Y también encontramos hechos comparables fuera de
esa región, como los 3 días de ataques diferenciados en Bombay –en 2008 [9].
Aunque los
atacantes de París fuesen realmente musulmanes e incluso a pesar de que algunos
de ellos hayan gritado «¡Allah Akbar!» mientras disparaban sobre los
transeúntes, no existe ningún vínculo entre esos ataques, el islam y una
eventual «guerra de civilizaciones». O sea, esos comandos tenían órdenes de
matar gente al azar, sin preocuparse por la religión de sus víctimas.
De la misma
manera, es absurdo tomar al pie de la letra el móvil que el Emirato Islámico
invoca contra Francia –aunque no quepa duda de la implicación de ese grupo en
este ataque. Si el Emirato Islámico realmente quisiese «vengarse», sería en
Moscú donde habría realizado esos ataques.
Francia es un
Estado terrorista, al menos desde 2011
La lectura de
esos hechos se hace más complicada porque detrás de los grupos no estatales
siempre se esconden Estados que los financian. Durante los años 1970, el
venezolano Ilich Ramírez Sánchez, más conocido como «Carlos», se había puesto,
por convicción, al servicio de la causa palestina y de la Revolución, con
discreto respaldo de la URSS. En los años 1980, el ejemplo de Carlos fue
invocado por mercenarios que en realidad trabajaban para quién mejor pagara,
como Sabri al-Banna, más conocido como «Abu Nidal», quien efectuó atentados por
cuenta de Libia y Siria, pero también por encargo de Israel. Hoy en día existe
una nebulosa del terrorismo y de la acción secreta en la que están implicados
numerosos Estados.
Aunque los
Estados siempre niegan su participación en grupos terroristas, el ministro
francés de Exteriores Laurent Fabius declaró en diciembre de 2012, durante la
conferencia de los «Amigos de Siria» en Marrakech, que al-Nusra –la rama de
al-Qaeda en Siria– estaba haciendo «un buen trabajo» [10].
Teniendo en
cuenta su condición de ministro francés, el señor Fabius sabía perfectamente
que su respaldo a una organización que el Consejo de Seguridad clasifica como
terrorista no le valdría acabar ante un tribunal. Pero sí asumía un grave
riesgo para su país, hundiéndolo así en la caldera del terrorismo.
En realidad,
Francia ya estaba implicada del lado de al-Qaeda –al menos desde inicios de
2011. En aquel momento, el Reino Unido y Francia se habían unido al proyecto
estadounidense de «primavera árabe». El objetivo era derrocar a todos los
regímenes árabes laicos y reemplazarlos por dictaduras de la Hermandad
Musulmana. Londres y París descubrieron esa operación cuando ya estaba en
marcha en Túnez y en Egipto, pero es muy probable que la participación de ambos
gobiernos haya sido solicitada de antemano contra Libia y Siria [11].
En Libia, los gobiernos
de Francia y del Reino Unido organizaron –con ayuda de las fuerzas especiales
de Italia– las matanzas de Bengazi y, posteriormente –con ayuda de al-Qaeda– la
toma de varios arsenales del ejército libio. Yo mismo soy testigo de ello ya
que, en agosto de 2011, hallándome bajo la protección de Khamis el-Kadhafi, en
momentos en que la OTAN tomaba por asalto la capital libia, el hotel Rixos
–donde nos encontrábamos– fue asediado por la “Brigada de Trípoli”, una unidad
de al-Qaeda bajo el mando de Mahdi al-Harati, cuyos hombres, al grito de
«¡Allah Akbar!», estaban directamente dirigidos por oficiales franceses en
misión. Posteriormente, el propio Mahdi al-Harati fue, junto con su jefe
Abdelhakim Belhadj, fundador del Ejército Libre Sirio, en realidad un grupo de
al-Qaeda que se identifica con la bandera de la colonización francesa.
En Siria, está
ampliamente demostrada la presencia de oficiales franceses a la cabeza de los
grupos armados en momentos en que perpetraban crímenes contra la humanidad.
Francia ha estado
jugando, desde entonces, un juego extremadamente complejo y peligroso. En enero
de 2013, un mes después de la declaración pública de Laurent Fabius en apoyo a
al-Qaeda en Siria, Francia emprendía en Mali una operación contra ese mismo
grupo terrorista, provocando así acciones de represalia contra sus agentes
infiltrados en Siria.
De todo eso, los
franceses nunca han oído hablar. Y nunca se les ha hablado de ello porque,
aunque Francia dispone de organizaciones democráticas, la política actual del
gobierno francés en el mundo árabe nunca se ha debatido públicamente. Lo único
que se ha hecho –en violación del Artículo 35 de la Constitución de la
República Francesa– ha sido entrar en guerra contra Libia y contra Siria
después de unas pocas horas de debates parlamentarios, superficiales y sin voto
final. Los parlamentarios franceses han renunciado a ejercer su mandato, que
consiste en controlar las acciones del Ejecutivo en materia de política
exterior, pensando que se trata de un sector reservado al presidente de la
República, supuestamente sin consecuencias para la vida cotidiana de los
franceses. Hoy todos pueden comprobar, por el contrario, que la paz y la
seguridad –uno de los 4 «Derechos del Hombre y del Ciudadano» proclamados en
1789 (Artículo 2), dependen directamente de la política exterior. Lo peor está
por llegar.
A inicios de
2014, cuando los halcones liberales estadounidenses daban los últimos toques a
su plan de transformación del «Emirato Islámico en Irak y el Levante» (EIIL) en
lo que sería Daesh [12], Francia y Turquía se encargaron de hacer llegar
municiones a al-Qaeda para que combatiera el Emirato Islámico –esto está
debidamente comprobado gracias a un documento presentado al Consejo de
Seguridad de la ONU el 14 de julio de 2014 [13].
Sin embargo,
Francia se unió después a la operación secreta de los halcones liberales de
Washington y participó en la coalición internacional contra el Emirato
Islámico, de la que hoy sabemos todos que, contrariamente a lo que anunciaba su
nombre, no bombardeó al Emirato Islámico sino que le lanzó en paracaídas
cargamentos de armas durante todo un año [14]. La situación siguió
evolucionando aún después de la firma del Acuerdo 5+1 con Irán. En el terreno,
Estados Unidos se volvió súbitamente contra el Emirato Islámico y lo empujó
hacia Hassaké (en Siria) [15]. Pero no fue hasta mediados de octubre de 2015
–hace sólo un mes– que Francia reinició los ataques contra el Emirato Islámico.
Pero no fue para detener las masacres de sus yihadistas sino para conquistar
parte del territorio que estos ocupan en Siria y en Irak e instalar en ellos un
nuevo Estado colonial que sería designado como «Kurdistán», a pesar de que los
kurdos serán allí extremadamente minoritarios [16].
Con esa
perspectiva, Francia envió su portaviones –que todavía no está en la zona– para
apoyar a los marxista-leninistas kurdos del YPG –pero, ¿qué significa esta
referencia política cuando el proyecto es la creación de un Estado colonial?–
contra el Emirato Islámico… el ex aliado de París.
Ahora estamos
viendo un segundo efecto de boomerang. Pero no de parte de al-Qaeda en Siria.
Ahora el golpe viene del Emirato Islámico en Francia, que sigue instrucciones
de los inconfesables aliados de la propia Francia.
¿Quién dirige el
Emirato Islámico?
El Emirato
Islámico, llamado Daesh en el mundo árabe, es una creación artificial. Es
solamente el instrumento de la política de un grupo de Estados y
multinacionales.
Sus principales
recursos son el petróleo, las drogas afganas –los franceses siguen sin entender
las consecuencias que tienen estas últimas en su propio suelo– y las
antigüedades provenientes del Levante. Todo el mundo está de acuerdo en que el
petróleo robado transita libremente a través de Turquía antes de ser vendido en
Europa occidental. A la vista de los volúmenes de petróleo robado, trasladado y
vendido no cabe duda del apoyo que el Estado turco aporta al Emirato Islámico
[17].
Hace 3 semanas,
el vocero del Ejército Árabe Sirio revelaba que 3 aviones –fletados uno por
Turquía, otro por Arabia Saudita y el tercero por los Emiratos Árabes Unidos–
acababan de sacar de Siria grupos de combatientes del Emirato Islámico,
transportándolos a Yemen. En este caso, tampoco hay duda posible sobre los
vínculos de esos 3 países con el Emirato Islámico, en violación de las
resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de la ONU.
Desde la primera
conferencia de Ginebra, en junio de 2012, he venido explicando que en el seno
del aparato estatal de Estados Unidos existía una facción que estaba haciendo
su propia política, en contra de la política de la Casa Blanca. Al principio,
quien encabezaba esa facción era el general David Petraeus, el entonces
director de la CIA y cofundador del Emirato Islámico en 2007 («The Surge») [18],
hasta que fue arrestado, al día siguiente de la reelección de Barack Obama.
Vino después el turno de la secretaria de Estado Hillary Clinton, a quien un
«accidente» le impidió mantenerse en el cargo durante la llamada «transición
presidencial». Esa facción prosiguió entonces la lucha a través del embajador
Jeffrey Feltman, secretario general adjunto de Naciones Unidas, desde sus
oficinas en la sede de la ONU, y del general John Allen, a la cabeza de la
coalición que supuestamente luchaba contra el Emirato Islámico.
Ese grupo, que
forma parte del «Estado profundo» estadounidense, que sigue oponiéndose al
Acuerdo 5+1 firmado con Irán y lucha contra la República Árabe Siria, sigue
teniendo gente dentro de la administración Obama. Lo más importante es que puede
contar con la ayuda de grandes transnacionales, que disponen de presupuestos
más importantes que los de los Estados, lo cual les permite financiar sus
operaciones secretas. En ese caso se hallan, por ejemplo, el gigante petrolero
Exxon-Mobil (el verdadero dueño de Qatar), el fondo de inversiones KKR y el
ejército privado Academi (antes conocido como Blackwater).
Actuando por
cuenta de esos Estados y de esas transnacionales, Francia se ha convertido en
un país mercenario.
El chantaje a
Francia
El 11 de
noviembre de 2015, el primer ministro de Francia, Manuel Valls, aseguraba que
Francia tenía un compromiso en contra del terrorismo [19].
El 12 de
noviembre, el Observatorio Nacional sobre la Delincuencia y las Respuestas
Penales –vinculado al ministerio francés del Interior– publicaba un informe que
señala que el terrorismo se ha convertido en la segunda preocupación de los
franceses, inmediatamente después del desempleo [20].
En la mañana del
viernes 13 de noviembre, el ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve,
presentaba en la localidad parisina de Nanterre un plan de 20 medidas para
luchar contra el tráfico de armas [21].
Es evidente que
el gobierno esperaba lo peor, lo cual quiere decir que estaba negociando con
quienes realizaron los ataques. Francia aceptó un compromiso que no cumplió y
ahora es víctima de un chantaje de parte de los amos a quienes acaba de
traicionar.
En la mañana del
mismo viernes 13 de noviembre, día de los atentados, los servicios de urgencia
de los hospitales habían realizado un ejercicio que simulaba varios atentados
[22]. Esta coincidencia ya se había visto durante los atentados del 11 de
septiembre de 2001 en Nueva York y en Washington, al igual en los del 11 de
marzo de 2004 en Madrid, en los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres.
Conclusión
provisional
Los sucesivos
gobiernos franceses han establecido alianzas con Estados cuyos valores son
contrarios a los valores de la República Francesa. Los gobiernos franceses
sucesivos han ido comprometiéndose progresivamente a librar guerras secretas
por cuenta de esos Estados, antes de renunciar a esos compromisos. El
presidente Hollande; su jefe de estado mayor particular, el general Benoit
Puga; su ministro de Exteriores Laurent Fabius y su predecesor Alain Juppé,
ministro bajo el mandato del ex presidente Sarkozy, son actualmente objeto de
un chantaje del que sólo podrán liberarse revelando en qué implicaron
indebidamente al país, aunque eso los ponga en peligro de tener que comparecer
ante la Alta Corte de Justicia.
El 28 de
septiembre, desde la tribuna de la Asamblea General de la ONU, dirigiéndose a
Estados Unidos y a Francia, el presidente Putin exclamaba:
«Me gustaría
preguntar a los responsables de esta situación:
“¿Están ustedes al menos conscientes de lo que ustedes mismos han
hecho?”
Pero mucho me
temo que esta pregunta quede sin respuesta, porque estos personajes no han
renunciado a su política, basada en una exagerada confianza en sí mismos y en
la convicción de su propia excepcionalidad y de su propia impunidad.» [23].
Y no lo han
escuchado. No lo han escuchado los estadounidenses, ni tampoco los franceses.
Ahora es demasiado tarde.
Elementos
fundamentales:
- El gobierno
francés ha ido alejándose progresivamente de la legalidad internacional. Está
perpetrando asesinatos políticos y dirigiendo acciones terroristas al menos
desde 2011.
- El gobierno
francés ha establecido alianzas contra natura con las dictaduras petroleras del
Golfo Pérsico. Está trabajando con un grupo de personalidades estadounidenses y
de compañías transnacionales para sabotear la política de apaciguamiento que
tratan de aplicar los presidentes Obama y Putin.
- El gobierno
francés ha entrado en conflicto con esos aliados poco recomendables. Uno de
ellos orquestó los atentados perpetrados en París.
Notas:
[2] «Diario
estadounidense vincula a los hermanos Kouachi con los servicios secretos
franceses», Red Voltaire, 9 de enero de 2015.
[3] «Masacre de
Charlie-Hebdo: Francia clasifica como “Secreto militar” la información sobre
las armas de los terroristas», Red Voltaire, 18 de septiembre de 2015.
[4] «¿Quién está
detrás del atentado contra Charlie Hebdo?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
8 de enero de 2015.
[5] «Charlie Hebdo
como pretexto», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 13 de enero de 2015.
[6] «¿A qué le
temen los políticos y los periodistas franceses?», por Red Voltaire, 29 de
enero de 2015.
[7] Qui est
Charlie ?: Sociologie d’une crise religieuse, Emmanuel Todd, Seuil,? 5 de mayo
de 2015, 252 p.
[8] «11 de marzo
de 2004 en Madrid: ¿fue realmente un atentado islamista?» y «Atentados de
Madrid: la pista atlantista», por Mathieu Miquel, Red Voltaire, 19 de octubre y
16 de diciembre de 2009.
[9] The Siege, Adrian
Levy & Cathy Scott-Clark, Penguin, 2013.
[10] «Pression
militaire et succès diplomatique pour les rebelles syriens», por Isabelle
Mandraud, Le Monde, 13 de diciembre de 2012.
[11] Ver el
testimonio del ex presidente del Consejo Constitucional de Francia, Roland
Dumas.
[12] Acrónimo
árabe del actual Emirato Islámico, también designado por la prensa occidental
como Estado Islámico, EI, o por sus siglas en inglés como ISIL o ISIS.
[13] Ver la
intervención del representante de la República Árabe Siria «Resolución 2165 y
debates (ayuda humanitaria en Siria)», Red Voltaire, 14 de julio de 2014.
[14] La prensa
occidental ha ignorado cuidadosamente este tema, ampliamente abordado sin
embargo por la prensa del mundo árabe y en lengua persa. La verdad salió a la
luz cuando 50 analistas del CentCom denunciaron las mentiras de los informes
sobre la coalición, lo cual provocó la apertura de una investigación interna y,
finalmente, el general estadounidense John Allen fue obligado a dimitir. Ver,
principalmente, «Partidarios del acuerdo con Irán denuncian manipulaciones de
los datos de inteligencia en el Pentágono» y «Dimite el jefe de la coalición
internacional contra el Emirato Islámico (Bloomberg)», Red Voltaire, 15 y 24 de
septiembre de 2015.
[15] «Francia
trata de obstaculizar el despliegue militar ruso en Siria», Red Voltaire, 7 de
septiembre de 2015.
[16] «Estados
Unidos e Israel inician la colonización del norte de Siria», Red Voltaire, 1º
de noviembre de 2015.
[17] Ver más
datos en «Vínculos de la familia Erdogan con el Emirato Islámico», Red
Voltaire, 26 de julio de 2015.
[18] El Emirato
Islámico fue constituido inicialmente en Irak, en el marco de un plan cuyo
objetivo era acabar con la resistencia a la ocupación estadounidense. Para
lograr ese fin, Estados Unidos creó milicias antichiitas –entre las que se
hallaba el Emirato Islámico en Irak, el futuro «Daesh»– y, posteriormente,
milicias antisunnitas. Conforme al plan, estos dos grupos de la población
iraquí acabaron luchando entre sí, y olvidándose así de la ocupación
estadounidense.
[19] «Valls: la
France engagée contre le terrorisme», AFP y Le Figaro, 11 de noviembre de 2015.
[20] «La grande
peur du terrorisme», por Timothée Boutry, Le Parisien-Aujourd’hui en France, 13
de noviembre de 2015.
[21] «Bernard
Cazeneuve présente un plan contre le trafic d’armes», AFP, 13 de noviembre de
2015.
[22] Cf.
Intervención [en francés] del Dr. Patrice Pelloux, presidente de la Asociación
de Médicos de Urgencia de Francia, en France Info a las 10h26 y en el noticiero
de la noche de France2, 14 de noviembre de 2015.
[23] «Discours de
Vladimir Poutine à la 70ème Assemblée générale de l’Onu», por Vladimir Putin,
Réseau Voltaire, 28 de septiembre de 2015.
Todo eso que dice sobre Francia es perfectamente aplicable a Gran Bretaña y USA.
ResponderEliminarYo diría que no son los gobiernos los impulsores de estas cosas. Son estructuras secretas muy influenciadas por intereses privados que influyen sobre los gobiernos. Los gobiernos se limitan a someterse y avalar o resistir. Este último caso es muy infrecuente, pero, a veces, en determinadas circunstancias extremadamente delicadas y peligrosas hacen o insinúan rupturas con lo que antes habían avalado. Y ahí es donde quedan expuestos. El caso de Bengasi y el asesinato del embajador de USA en Libia es emblemático de estas cosas: fue asesinado por un grupo terrorista aliado. Luego, Obama, totalmente sometido y/o identificado con la política que llevó a eso, obligó a H. Clinton a mentir y a inventar que fue todo producto de una reacción popular espontánea a un video antislámico que se había difundido por internet, cuando se trató de una operación terrorista muy bien planificada para apoderarse del lugar donde estaba el representante diplomático y donde había, además, documentación de la CIA que fue sustraída por los terroristas.
Cuando Putin dice "¿se dan cuenta de lo que han hecho?", se refiere a este tipo de juegos donde los gobiernos, que son transitorios, terminan avalando los juegos impulsados por estructuras que son permanentes.
Y Putin es demasiado diplomático, porque, tranquilamente, podría haber dicho: "¿se dan cuenta de lo que hicieron en el afán de perjudicar estratégicamente a Rusia y a nuestro socio China?".
Gran Bretaña es un gran actor en todo esto, aunque su habilidad y astucia lo disimule. Ella impulsa a los sauditas a que hagan los desastres que hacen. Y esto viene desde hace muchos años. Yo creo que, sin la actividad secreta de Gran Bretaña y USA, quedaría muy limitada la capacidad de daño que puede hacer Arabia Saudita o Turquía.