Hace un par de
posts mencionamos el despliegue de ciertos sistemas de armamentos por parte de
Rusia, capaces de alterar el mapa estratégico contemporáneo. En la siguiente
nota de Thierry Meyssan para Red Voltaire se amplían estos conceptos:
Título: El
ejército ruso muestra su superioridad en la guerra convencional
Epígrafe: La
intervención militar de Moscú en Siria no sólo ha modificado la situación
militar en el terreno y sembrado el pánico entre los yihadistas. También ha
mostrado al resto del mundo, en medio de una situación de guerra real, las
capacidades actuales de las fuerzas armadas rusas. Para sorpresa general, los
militares rusos disponen de un sistema de interferencia capaz de dejar a la
OTAN sorda y ciega. Aunque dispone de un presupuesto militar muy superior,
Estados Unidos acaba de perder su supremacía militar.
Texto: La
intervención militar rusa en Siria, que se suponía fuese una apuesta arriesgada
de Moscú ante los yihadistas, se ha convertido en una demostración de poderío
que viene a trastocar el equilibrio estratégico mundial [1]. Inicialmente
concebida para aislar a los grupos armados de los Estados que los apoyan en
violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y destruirlos
después, la operación ha dejado ciegos a todos los actores occidentales y sus
aliados.
Estupefacto, el
Pentágono está ahora dividido entre los que tienden a minimizar los hechos y a
buscar fallos en el dispositivo militar ruso y los que, por el contrario,
consideran que Estados Unidos ha perdido su superioridad en materia de guerra
convencional y que necesitará largos años para recuperarla [2].
Todos recuerdan
aún que, en 2008, durante la guerra en Osetia del Sur, las fuerzas armadas
rusas, aunque lograron rechazar el ataque georgiano, habían mostrado al mundo
principalmente el estado deplorable de su material bélico. Hace sólo 10 días,
el ex secretario de Defensa Robert Gates y la ex consejera de Seguridad
Nacional Condoleezza Rice se referían al ejército ruso como una fuerza de
«segunda categoría» [3].
¿Cómo fue
entonces que la Federación Rusa logró reconstruir su industria de defensa y
además concebir y producir armas de muy alta tecnología sin que el Pentágono
percibiese la importancia del fenómeno y llegara incluso a quedarse rezagado?
¿Están usando los rusos todo su nuevo armamento en Siria o todavía se reservan
alguna que otra maravilla? [4]
La sorpresa es
tan grande en Washington que la Casa Blanca acaba de suspender la visita
oficial del primer ministro ruso Dimitri Medvedev y de una delegación del
estado mayor ruso. La decisión fue tomada después de una visita idéntica de una
delegación militar rusa en Turquía. Y ni hablar de las operaciones en Siria
porque el Pentágono ya ni siquiera sabe lo que allí está sucediendo. Furiosos,
los «halcones liberales» y los neoconservadores exigen que se incremente el
presupuesto militar y han logrado obtener la suspensión de la retirada de las
tropas estadounidenses presentes en Afganistán.
De manera
extremadamente extraña, los comentaristas atlantistas, testigos de la manera
como el poderío militar estadounidense se ha quedado atrás, están denunciando
el peligro del imperialismo ruso [5]. Pero el hecho es que lo único que Rusia
está haciendo es salvar al pueblo sirio y proponer a los demás Estados que
colaboren con ella, mientras que cuando Estados Unidos disponía de la
supremacía militar lo que hacía era imponer su sistema económico, aparte de
haber destruido numerosos Estados.
Lo cierto es que
las declaraciones vacilantes de Washington durante el despliegue ruso, antes de
la ofensiva, no eran una lenta adaptación política de la retórica oficial sino
justamente lo que expresaban: el Pentágono no sabía lo que estaba pasando en el
terreno. Se había quedado sordo y ciego.
Un sistema
generalizado de interferencia
Ya se sabía,
desde el incidente del navío de guerra USS Donald Cook en el Mar Negro, que la
fuerza aérea rusa dispone de un arma que le permite interferir todos los
radares, circuitos de control, sistemas de transmisión de información, etc. [6]
Desde el inicio
de su despliegue militar, Rusia instaló un centro de interferencia en Hmeymim,
al norte de Latakia. Y súbitamente se reprodujo el incidente del USS Donald
Cook. Pero esta vez abarcó un radio de 300 kilómetros, que incluye la base de
la OTAN en Incirlik (Turquía), y todavía se mantiene. Como comenzó durante una
tormenta de arena de intensidad histórica, el Pentágono creyó al principio que
todos sus dispositivos de vigilancia habían sido afectados por ese fenómeno
natural, antes de darse cuenta de que están siendo interferidos. Todos están
bajo interferencia.
La cuestión es
que la guerra convencional se basa en el «C4i»; un acrónimo que reúne las
cuatro “C” de los términos ingleses «command», «control», «communications» y
«computer» [en español, “mando”, “control”, “comunicaciones” e “informática”] y
la “i” de «intelligence» [“información de inteligencia”]. Los satélites,
aviones y drones, así como los navíos y submarinos, los blindados y, hoy en
día, hasta los combatientes, están vinculados entre sí por redes de
comunicaciones permanentes que permiten a los estados mayores impartir órdenes
durante el combate. Todo ese conjunto, el sistema nervioso de la OTAN, está
actualmente bajo interferencia en Siria y en parte del territorio de Turquía.
Según el experto
rumano Valentín Vasilesci, Rusia probablemente instaló varios Krasukha-4,
equipó sus aviones con dispositivos de interferencia SAP-518/ SPS-171 –como el
que llevaba el avión ruso que sobrevoló el USS Donald Cook– y sus helicópteros
con el sistema Richag-AV. Y estaría utilizando además en el Mediterráneo el
navío-espía Priazovye, perteneciente a la clase Project 864 o Vishnya según la
nomenclatura de la OTAN [7].
Parece, sin
embargo, que Rusia se comprometió a no crear problemas con las comunicaciones
en Israel, el patio privado de Estados Unidos, y por eso se ha abstenido de
desplegar su dispositivo de interferencia en el sur de Siria.
Los aviones rusos
se están dando incluso el lujo de violar repetidamente el espacio aéreo turco.
Pero no lo hacen para comprobar el tiempo de respuesta de la fuerza aérea turca
sino para verificar la eficacia de su propio dispositivo de interferencia en
esa zona y para vigilar las instalaciones que Turquía pone a la disposición de
los yihadistas en territorio turco.
Misiles crucero
ultra eficaces
Y para rematar,
Rusia ha utilizado en Siria varias armas nuevas, como los 26 misiles crucero
furtivos 3M-14T Kaliber-NK –equivalentes a los RGM/UGM-109E Tomahawk [8]– lanzados
por la Flota del Mar Caspio –lo cual no era nada necesario desde el punto de
vista militar–, misiles que alcanzaron y destruyeron 11 blancos situados a 1
500 kilómetros de distancia, justamente en la zona que no se haya bajo
interferencia –para que la OTAN pudiera comprobar su eficacia. Estos 26 misiles
sobrevolaron Irán e Irak a una altitud que fluctuó entre 50 y 100 metros –según
el tipo de terreno–, pasando incluso a 4 kilómetros de un drone estadounidense.
Y no se perdió ninguno, contrariamente a lo que sucede con los misiles crucero
estadounidenses, que registran entre un 5 y un 10% de errores, según los
modelos [9].
El uso y
resultados de esos misiles demuestran de paso la inutilidad de los faraónicos
gastos del «escudo» antimisiles que el Pentágono está construyendo alrededor de
Rusia –aunque dicho «escudo» esté oficialmente dirigido contra lanzamientos de
artefactos iraníes.
Teniendo en
cuenta que los misiles utilizados por las fuerzas armadas rusas pueden ser
lanzados desde submarinos situados en cualquier punto de los océanos y que esos
misiles pueden ser portadores de ojivas nucleares, es evidente que los rusos
han salido de su atraso en materia de lanzadores.
O sea que la
Federación Rusa sería destruida por Estados Unidos –y viceversa– en caso de
confrontación nuclear, pero saldría vencedora en una guerra convencional.
Sólo los rusos y
los sirios están hoy en condiciones de evaluar la situación en el terreno.
Todos los comentarios militares provenientes de otras fuentes, incluyendo los
de los yihadistas, carecen de base ya que Rusia y Siria son los únicos que
tienen una visión de lo que está sucediendo en el terreno. Pero Moscú y Damasco
tienen intenciones de sacar el máximo partido de su ventaja y mantienen sus
operaciones en secreto.
Los pocos
comunicados publicados y algunas confidencias de oficiales permiten llegar a la
conclusión de que al menos 5 000 yihadistas han sido muertos, entre ellos
numerosos jefes de Ahrar el-Sham, de al-Qaeda y del Emirato islámico. Al menos
10 000 mercenarios han huido a través de Turquía, Irak y Jordania. El Ejército
Árabe Sirio y el Hezbollah están recuperando terreno sin esperar por los
refuerzos iraníes anunciados.
La campaña de
bombardeos debería terminarse hacia la navidad ortodoxa. La interrogante que se
planteará entonces será saber si se autoriza o no a Rusia a terminar su trabajo
persiguiendo a los yihadistas que se refugian en Turquía, Irak y Jordania. De
no ser así, Siria se habrá salvado, pero el problema no quedará completamente resuelto.
La Hermandad Musulmana no dejará de buscar la revancha y Estados Unidos tampoco
renunciará a utilizar nuevamente esa cofradía contra otros objetivos.
Elementos
fundamentales:
- La operación
militar rusa en Siria está concebida para privar a los grupos yihadistas del
apoyo estatal que reciben, presentado como ayuda a «opositores democráticos».
- Esta operación
ha exigido el uso de nuevas armas y se ha convertido en una demostración rusa
de fuerza.
- Rusia dispone
actualmente de una gran capacidad de interferencia sobre todas las
comunicaciones de la OTAN. Se convierte así en la primera potencia en materia
de guerra convencional.
- Este resultado
ha agravado la discordia en Washington. Es aún demasiado pronto para saber si
esto favorecerá al presidente Obama o si esta discordia será utilizada por los
«halcones liberales» para justificar un incremento del presupuesto militar.
Notas:
[1] “Russian
Military Uses Syria as Proving Ground, and West Takes Notice”, Steven Lee Myers
& Eric Schmitt, The New York Times, October 14, 2015.
[2] “Top NATO
general: Russians starting to build air defense bubble over Syria”, por Thomas
Gibbons-Neff, The Washington Post, 29 de septiembre de 2015.
[3] “How America
can counter Putin’s moves in Syria”, por Condoleezza Rice y Robert M. Gates,
Washington Post, Voltaire Network, 8 de octubre de 2015.
[4] El único
estudio disponible es muy por debajo de la realidad : Russia’s quiet military
revolution and what it means for Europe, Gustav Gressel, European Council on
Foreign Relations, October 2015.
[5] «Russisches
Syrien-Abenteuer: Das Ende der alten Weltordnung», por Matthias Schepp, Der
Spiegel, 10 de octubre de 2015.
[6] «¿Qué es lo
que espantó al USS Donald Cook en el Mar Negro?», Red Voltaire, 13 de
septiembre de 2014.
[7] «Cu ce arme
ultrasecrete a cîstigat Putin suprematia în razboiul radioelectronic din
Siria?», por Valentin Vasilescu, Ziarul de gardã, 12 de octubre de 2015. Ver
[en francés], «L’arme ultrasecrète qui permet à Poutine d’asseoir sa suprématie
dans la guerre radio électronique en Syrie?», Réseau international.
[8] “KALIBRating
the foe: strategic implications of the Russian cruise missiles’ launch”, por
Vladimir Kozin, Oriental Review (Rusia), Voltaire Network, 14 de octubre de
2015.
[9] Después de
haber anunciado lo contrario, Estados Unidos no tuvo finalmente más remedio que
reconocer los hechos. Ver las informaciones: “First on CNN: U.S. officials say
Russian missiles heading for Syria landed in Iran”, por Barbara Starr y Jeremy
Diamond, CNN, 8 de octubre de 2015. “Moscow rejects CNN’s report on Russian
missile landing in Iran”, IRNA, 8 de octubre de 2015. “Daily Press Briefing”,
por John Kirby, US State Department, 8 de octubre de 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario