lunes, 18 de junio de 2018

Colombia: ganó Iván Duque


Ganó Duque nomás en Colombia. Muchos se preguntan si peligra el proceso de paz desarrollado por el gobierno que se va, encabezado por Juan Manuel Santos. Habrá que ver. Las tres notas que siguen son del diario Página/12:


Título: Colombia no gira a la izquierda

Epígrafe: Con el 53,95 por ciento de los votos, el candidato de derecha Iván Duque se impuso en la segunda vuelta colombiana y gobernará el país hasta 2022. El delfín del expresidente Álvaro Uribe derrotó al ex guerrillero Gustavo Petro, que se quedó con el 41,83 por ciento.

Texto: Iván Duque, un joven senador y ex economista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sin experiencia de gestión pública, se impuso en la segunda vuelta de la elección presidencial de Colombia con el 53,95 por ciento de los votos y será el sucesor de Juan Manuel Santos. El derrotado fue Gustavo Petro, un ex guerrillero que se desmovilizó en un acuerdo de paz en 1989 y que fue alcalde de Bogotá y senador nacional. El candidato de la izquierda se quedó con el 41,83 por ciento de los sufragios y el voto en blanco -que algunas encuesta pronosticaban en torno al 15 por ciento- fue de apenas 4,2 por ciento.

En una jornada electoral tranquila, el primero de los dos candidatos en votar fue Duque y lo hizo en un colegio en el norte de la capital, Bogotá. "Hoy vengo a ratificar un anhelo y es que Colombia pueda ser gobernada por una nueva generación que quiere gobernar con todos y para todos los colombianos, que quiere unir al país, que quiere pasar las páginas de la corrupción, de la politiquería y del clientelismo", aseguró el senador de 41 años.

Horas después, Petro se trasladó a la localidad capitalina de Puente Aranda y emitió su voto. "Creo que aquí está la confluencia de gente diferente que puede gobernar con honestidad a Colombia. Son vidas distintas, historias distintas consagradas a un mejor país. No me gusta ver a los pueblos uniformados con un solo color, me gustan multicolores", escribió poco después en su Twitter, acompañado de una foto con parte de su familia y algunos de los aliados que sumó en este último tramo de la campaña. 

Junto a Duque, que el 7 de agosto sucederá al presidente Juan Manuel Santos, se consagró Marta Lucía Ramírez, quien a los 63 años se convirtió en la primera mujer que llega a la Vicepresidencia en la historia de Colombia.

Durante la campaña electoral, el mandatario electo postuló ideas que lo colocan a la derecha de Santos. Entre otras, propuso modificar el acuerdo de paz firmado a fines de 2016 con las FARC, con el objeto de evitar que los miembros de la disuelta organización guerrillera accedan a cargos públicos antes de comparecer ante la justicia.

Asimismo, Duque se manifestó partidario de condicionar las negociaciones en curso para un acuerdo similar con el ELN a que este grupo guerrillero se avenga a cesar el fuego de manera unilateral y a concentrar a sus efectivos en una zona del país. El ganador del ballottage impulsa además la sustitución forzada de los cultivos ilícitos de hoja de coca, así como prohibir la posibilidad de que condenados por narcotráfico puedan ser beneficiados por amnistías.

Por otra parte, Duque alentó la unificación en uno solo de los seis tribunales superiores existentes (Corte Suprema, Corte Constitucional, Consejo de Estado, Consejo Superior de la Judicatura, Jurisdicción Especial para la Paz y Consejo Nacional Electoral), a fin de armonizar la jurisprudencia y simplificar el sistema de justicia. Al mismo tiempo, abogó por la imposición de cadena perpetua para menores de edad asesinos o violadores, así como el refuerzo material y el aumento de efectivos de las fuerzas armadas y policiales.

En materia económica, el presidente electo prometió simplificar el sistema tributario, reducir la carga impositiva a quienes generen empleo y no firmar nuevos tratados de libre comercio con otros países pero sí potenciar los que el país ya tiene vigentes.

"Llamé a Iván Duque para felicitarlo y desearle la mejor de las suertes; le ofrecí toda la colaboración del gobierno para hacer una transición ordenada y tranquila", dijo Santos en su cuenta de Twitter una hora y media después del cierre de las urnas.

Más temprano, en el momento de votar, el jefe del Estado reivindicó el acuerdo de paz que firmó con las FARC. "Quiero resaltar esa parte de estas elecciones, son elecciones trascendentales; en la última elección, en la primera vuelta, por primera vez un ex comandante de las FARC votó en democracia, ya sin armas, y como líder de un partido político", aseguró en referencia al número uno de la antigua guerrilla, Rodrigo Londoño, alias Timochenko.


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La nota que sigue es de Katalina Vásquez Guzmán:


Título: La derecha que apuesta a la guerra ganó el ballottage

Epígrafe: Iván Duque venció por dos millones de votos al izquierdista Gustavo Petro. Una mayoría de colombianos no abraza el acuerdo de paz con las FARC y respalda la vía de la fuerza. “No voy a gobernar con odios”, aclaró Duque.

Texto: Iván Duque es el nuevo presidente de Colombia. Un niño rubio con campera de Cambridge se abraza sus padres y llora. Dicen que gracias a Dios Colombia se salvó de ser otra Venezuela. Junto a cientos estos “duquistas” se congregaron para esperar los resultados en un centro de eventos de Bogotá. Está cayendo la tarde y los resultados del ballottage son definitivos. El candidato del Centro Democrático, el favorito de las encuestas, obtuvo el 53,9% de los votos. Sufragaron 18 millones de colombianos en todos los rincones del país incluidos los indígenas de Murindó, un pueblo aislado por ríos, que nunca antes podían subirse a una barca para ejercer su derecho al voto porque las guerrillas lo impedían. 

Esta vez, en las presidenciales más tranquilas en esta vieja democracia, ni “elenos” ni “farianos” dispararon. La democracia demostró, sin embargo, que las mayorías de los colombianos no abrazan el acuerdo de paz que logró el fin de la guerra sino que respaldan la vía de la fuerza y reforma del tratado de paz propuesta por la derecha, que en cabeza de Duque logró más de 10 millones de votos. En su discurso de la victoria el delfín de Alvaro Uribe lo dejó claro: “La paz reclama correcciones para que las víctimas de la verdad sean el centro del proceso”. La izquierda, liderada por Gustavo Petro, obtuvo 8 millones. Y según el caribeño, no se trato de una pérdida. Con el 41,8% de los votos, el ex guerrillero se pronunció en su twitter cuando el conteo llegó al 99%. Dijo aceptar los resultados, felicitó a su rival y aseguró: ¿Cuál derrota? Ocho millones de colombianos y colombianas libres en pie. Aquí no hay derrota. Por ahora no seremos gobierno”. Ayer se selló la avanzada más alta de la izquierda en unas elecciones para primer mandatario en Colombia. Carlos Gaviria, del Polo Democrático, alcanzó 2.6 millones mientras el ex comandante del M19 Carlos Pizarro, que dejó las armas como Petro, llegó a 700 mil votos. 

En su discurso desde el Centro de Convenciones, donde sus seguidores vestían sombreros campesinos y prendas indígenas, Petro recordó lo que, según él, el pueblo colombiano cada vez soporta menos: la corrupción, el narcotráfico, la exclusión. Y se extendió en gratitudes para la gran coalición que reunió la Colombia Humana, entre ellos feministas, negros, indígenas, campesinos, jóvenes, pero sobretodo a los ciudadanos que no están afiliados a partido alguno y votaron por él con la esperanza de un cambio. También recordó que recibió el apoyo de grandes pensadores como Noam Chomsky y dijo que sus ochos millones de votos serán ocho millones de personas para defender el agua, la vida, la tierra, la paz, las mujeres. 

Pese a que su contrincante, un congresista con escasa experiencia en cargos públicos, le aventajó 2 millones de votos y con ello se coronó el Palacio de Nariño, Petro aseguró que, en todo caso, “la clase política tradicional de Colombia fue derrotada” y se mostró confiando en un triunfo en las próximas presidenciales que se celebrarán en cuatro años. Sin embargo, sus seguidos se mostraron preocupados por la suerte de la salida negociada al conflicto no solo por la firma ya lograda con las FARC, cuya implementación acumula diversos tropiezos y retos, sino por los diálogos con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Una de sus congresistas, María Fernanda Cabal, le explicó a PáginaI12 que los acuerdos firmados no serán destruidos pero sí modificados. Cabal, famosa por referirse a Rusia aún como la Unión Soviética, le dijo a este diario que “el proceso de paz continúa pero se van a hacer las correcciones necesarias. No es posible un proceso de paz que premie bandidos cuando Colombia está llena de gente que necesita inversión social, necesita justicia y desarrollo”. Sin embargo, no se refirió a las inversiones y la justicia que demandan las víctimas de falsos positivos ordenados por el entonces presidente Uribe. Tampoco quiso hacer comentario sobre el mal ejemplo de las ejecuciones extrajudiciales, interceptaciones ilegales a la oposición, la prensa y defensores de derechos humanos en ese gobierno de derecha.

Ante la pregunta sobre qué mensaje le envía a las víctimas que están preocupadas por la llegada de Duque al poder, Cabal afirmó que “la mayoría de las víctimas de las FARC deben estar acá, el resto deben estar confundidas… Que uno no cambia un país dándole curules a violadores, y tenemos que ser un país generoso y equilibrado pero el mal ejemplo es cultivo de nuevas violencias”. 

Diana Lozada, de 25 años, estudiante bogotana, también presente en la sede del presidente electo, le dijo a PáginaI12 que confía en que Duque realizará un buen gobierno. “Es un tipo serio, inteligente”, dijo agregando “prefiero no comentar sobre eso” y “mejor no opino” cuando se le consultó por el respeto al acuerdo de paz para evitar que los ex guerrilleros de las FARC vuelvan a las armas y por los jóvenes humildes que fueron desaparecidos por el Ejército y luego asesinados, para ser pasados como farianos asesinados en combate durante el mandato de Uribe que duró 8 años y marcó las más graves violaciones a los derechos humanos. 

A su lado, la familia de ropas costosas y pieles blancas grita con la multitud cuando la pantalla principal anuncia el resultado por regiones. Mientras en Bogotá Petro fue el ganador, en Antioquia, la tierra de Uribe y Pablo Escobar, Duque logró el 73% de la votación con 856 mil votos. Entre tanto en zonas donde la guerra se vivió con mayor rigor, como Chocó, y las víctimas perdonaron como fue el caso de la Masacre de Bojayá, la propuesta de Petro obtuvo mayorías. Allí, Gustavo y Angela María Robledo, su fórmula vicepresidencial, ganaron el 59% del electoral. También en Atlántico la izquierda fue la ganadora. Sus seguidores celebraron, además de la histórica votación de la izquierda, que Petro obtuvo una curul al Senado por haber sido el segundo en los comicios presidenciales.  

No sé sabe aún si, como lo establece el Acuerdo de Paz firmado por el gobierno de Santos y las FARC, el nuevo senador compartirá curules con los senadores y representantes a la cámara del recién conformado partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC). Aunque el acuerdo es constitucional y fue avalado por el Congreso, el gobierno de Iván Duque modificaría el apartado de participación política. Esta y otras muchas son las preocupaciones de los ex farianos que están regresando a la vida civil en medio de las dificultades de la reincorporación y el fracaso de aspectos fundamentales del acuerdo como la reforma agraria o la sustitución de cultivos de uso ilícitos. Las garantías de seguridad física y jurídica también están en vilo con el asesinato de ex combatientes que ya llega a los 50 desde la firma del Acuerdo, y la captura del congresista “Jesús Santrich” por orden de Estados Unidos por supuesta conspiración para enviar coca a ese país. 

Omar de Jesús Restrepo, alias “Olmedo Ruiz” –ex comandante de las FARC designado como futuro representante a la cámara por Antioquia–, le dijo a este diario que recibe el nuevo gobierno con preocupación. “La llegada de Duque a la presidencia significa un riesgo enorme para el proceso de paz”.

Según “Olmedo” que por más de 20 años estuvo en armas y es ahora un líder político que juró defender sus ideas en adelante solo con la palabra, el resultado de las elecciones de ayer es de “graves consecuencias”. Sin embargo, ve con esperanzas el hecho de que la votación de izquierda se haya superado a cifras históricas. “Esperamos que la fuerza política del petrismo y movimientos sociales democráticos puedan contrarrestar este resultado electoral. Los acuerdos de paz están blindados jurídica y constitucionalmente y respaldados unánimemente por la comunidad internacional, pero su implementación será más tortuosa y lenta”.

Su confianza también está depositada en la comunidad internacional, en Naciones Unidas y los países aliados que han apoyado y seguramente van a “seguir apoyándonos en el empeño de continuar con la implementación. Seguiremos defendiendo el acuerdo. Y trabajando por la paz de este país”.

“Algún día lograremos la paz política, la justicia social, la equidad de género, étnica y regional del país. Los 8 millones de votos de Petro nos dan esa esperanza”, aseguró el hombre preocupado pero confiado en el pueblo.

En una casa campesina, Amparo sí llora la derrota. Con dos hijos asesinados y desterrada de su finca, esperaba que Petro llegara al poder para volver al campo y encontrar la verdad sobre sus muchachos. Margarita, cuya hija fue desaparecida en una de las operaciones militares con apoyo de “Paras” (paramilitares) que Uribe ordenó en la Comuna 13 de Medellín, también siente la frustración del sueño que se escapa. “Muy triste pero igual en muchas partes de Colombia ganamos”, asegura la señora lamentando que Colombia sea un país sin memoria. “Seguiremos sumergidos en la corrupción, yo quería una Colombia distinta, otro cambio, pero bueno, seguiremos luchando para las próximas elecciones”.

Cuando entró la noche, el presidente electo habló al país “mirando hacia el futuro por el bien de todos los colombianos”. Junto a Marta Lucía Ramírez, primera vicepresidente mujer en Colombia, dijo que quiere ser “el presidente que le dé el mismo amor a los que votaron por mí y a los que no me votaron”, afirmó dejando en su discurso firmeza en que quiere unir al país y que el futuro es de todos los colombianos. 

“No voy a gobernar con odios. No reconozco enemigos en Colombia”, explicó. 


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Esta última nota, de opinión, es del periodista Atilio A. Boron:


Título: Lento parto en Colombia

Texto: El resultado de la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Colombia sentenció la victoria del candidato de la derecha, Iván Duque, que obtuvo 10.362.080 de sufragios contra los 8.028.033 de su rival, Gustavo Petro, candidato de la coalición Colombia Humana. Amenazadas como nunca antes, las fuerzas del vetusto orden social colombiano se reagruparon y prevalecieron por una diferencia de unos doce puntos porcentuales. Terminado el recuento, el uribista se alzó con el 54 por ciento de los sufragios mientras que el ex alcalde de Bogotá cosechó un 42 por ciento. La tasa de participación electoral superó levemente el 51 por ciento, un dato promisorio ante el persistente ausentismo en las urnas de un país en donde el voto no es obligatorio. 

El título de esta nota refleja cabalmente lo que está sucediendo en Colombia. Si un significado tiene esta elección es que por primera vez en su historia se rompe el tradicional bipartidismo de la derecha, que se presentaba a elecciones enmascarada bajo diferentes fórmulas y personajes que en el fondo representaban a los intereses del establishment dominante. La irrupción de una candidatura de centroizquierda como la de Gustavo Petro es un auténtico y promisorio parteaguas en la historia colombiana, y no sería aventurado arriesgar que marca el comienzo del fin de una época. 

Un parto lento y difícil, doloroso como pocos, pero cuyo resultado más pronto que tarde será la construcción de una nueva hegemonía política que desplace a las fuerzas que, por dos siglos, ejercieron su dominación en ese país. Nunca antes una fuerza contestaría había emergido con esta enjundia, que la posiciona muy favorablemente con vistas a las próximas elecciones regionales de octubre del 2019 en donde Colombia Humana podría recuperar la alcaldía de Bogotá y conquistar la de Cali y preparar sus cuadros y su militancia para las elecciones presidenciales del 2022. Mientras tanto Iván Duque deberá librar una tremenda batalla para cumplir con lo que le prometiera a su jefe, Álvaro Uribe: avanzar sobre el Poder Judicial, poner fin a la justicia transicional diseñada en los Acuerdos de Paz y sobre todo evitar que el ex presidente, el verdadero poder detrás del trono, vaya a dar con sus huesos en la cárcel debido a las numerosas denuncias en su contra por su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad -entre ellos la de los “falsos positivos”-y sus probados vínculos con el narco. 

En suma: algo nuevo ha comenzado a nacer en Colombia. Todavía el proceso no ha concluido pero los indicios son alentadores. Nadie soñaba hace apenas tres meses en ese país que una fuerza de centroizquierda con un ex guerrillero como candidato a presidente pudiera obtener más de ocho millones de votos. Sucedió y nada autoriza a pensar que el tramposo bipartidismo de la derecha podrá resucitar después de esta debacle; o que la euforia despertada en millones de colombianas y colombianas que con su militancia construyeron la más importante innovación política desde el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en 1948 se disolverá en el aire y todo volverá a ser como antes. No. Estamos seguros que no habrá marcha atrás en Colombia. A veces hay derrotas que anticipan futuras victorias. Como las que sufrió Salvador Allende en Chile en la elección de 1964; o Lula en Brasil en 1998. ¿Por qué descartar que algo semejante pudiera ocurrir en Colombia? Sólo tropieza quien camina, y el pueblo de Colombia se ha puesto en marcha. Tropezó, pero se levantará y más pronto que tarde parirá un nuevo país.

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