sábado, 25 de octubre de 2014

El proyecto sudamericano y la carrera contra reloj

Exactamente dentro de un año, el 25 de Octubre de 2015, se celebrarán elecciones presidenciales y legislativas en la República Argentina. Un mes y medio después, el 10 de Diciembre de ese año, el candidato ganador y su equipo se harán cargo del poder hasta el 10 de Diciembre de 2019. A fines del año que viene habrán transcurrido casi doce años de un proceso político, económico, estratégico y social crítico para la historia Argentina y sudamericana. El proceso, encabezado primero por el ex presidente Néstor Kirchner y más tarde por la actual presidenta, Cristina Fernández, habrá significado un salto cuántico en el devenir político, económico, social y productivo de nuestros pueblos. No es el objetivo de esta breve nota analizar los últimos doce años de historia argentina, si bien creemos que, con el tiempo, el período será recordado como uno de los ciclos progresistas más notables de nuestro breve recorrido histórico. Uno siempre puede equivocarse, claro.

Algunas cosas, no muchas, pero significativas, parecen haberse consolidado en la consciencia colectiva de nuestro país. Notablemente, la sensación de que la democracia ha alcanzado cierta mayoría de edad: habrán transcurrido 32 años desde el fin de la última interrupción dicatorial. En segundo lugar, se habrá dejado atrás la ilusión de que “…con la democracia se come, se cura, se educa”, en palabras del notable, cada vez más apreciado y respetado, ex presidente Raúl Ricardo Alfonsín. No: la democracia no es garantía de un porvenir económico venturoso; eso ya lo hemos aprendido. Por último, e íntimamente vinculado con lo anterior: el ejercicio democrático generalmente implica la puesta en práctica de proyectos económicos, ideológicos y sociales en pugna, en donde los sujetos de progreso suelen ser muy distintos según quién sea el grupo que comanda el manejo del estado. No da lo mismo que en la repartija se beneficien los punteros de la City o los obreros metalúrgicos. Para nada, chicos.


Pero vayamos al tema de este post: entre mañana y dentro de exactamente un año se juega el destino de América del Sur. Si en la segunda vuelta electoral en Brasil, mañana, gana Aécio Neves, se acabó lo que se daba para el Mercosur, la Unasur y, tal vez, para el conjunto de los Brics. Say no more. Hasta la vista, baby.  Si mañana gana Dilma Rousseff (algo que todavía está por verse: si bien cuenta con algunos puntos a favor en las encuestas, recuérdese que el voto allá es electrónico y que las posibilidades de fraude no deben descartarse) el proyecto sudamericano sigue en pie, al menos un año más. Si el 25 de Octubre de 2015 gana Mauricio Macri o el otro candidato de la Embajada, Sergio Massa, se acabó lo que se daba para el Mercosur. Say no more. Hasta la vista, baby. 

(La muy probable victoria de Tabaré Vázquez en Uruguay, también el día de mañana, no cambia nada. Sí, podría ser peor si gana el Partido Nacional en lugar del Frente Amplio. Pero no hay que hacerse ilusiones con Uruguay. Por un lado, el Mercosur le jugó sucio al Uruguay: no le planteó una integración creíble y económicamente sostenible . Por el otro, la economía uruguaya, fuertemente financierizada, depende más que nada de la plata que argentinos y brasileños pudientes guardan en los cofres de sus bancos. Nada de eso va a cambiar Vázquez). 


Entiéndase bien lo que pensamos que ocurre: a los efectos de la integración sudamericana, los candidatos Macri y Massa (en adelante, MacriMassa) son el Imperio en ejercicio del poder ejecutivo nacional. Harán todo lo posible para romper una estructura unificada de toma de decisiones en nuestro continente. Se burlarán del Mercosur, la Unasur, los Brics y cualquier otra cosa que la Embajada sospeche que pueda poner en riesgo su hegemonía regional. MacriMassa es la Embajada tomando decisiones. ¿Se entiende? La Argentina podrá no ser un pez gordo a escala mundial, pero es muy capaz de destrozar cualquier proyecto de integración continental. Y ni hablar de un Brasil con Aécio.

Ahora bien, estamos viviendo una verdadera carrera contra reloj. Porque es la propia supervivencia del Imperio lo que está en juego en los próximos meses y años. Digámoslo de una vez: las grietas son demasiado visibles, los mercados están nerviosos, el Partido de la Guerra allá en el Norte es como que enloqueció de golpe, empiezan los flash-crashes una vez por semana, baja el petróleo por la depresión global, no sólo porque a los jeques árabes se les ocurre, y la sensación global es la de fin de época, fin de ciclo, fin de Imperio. Miren, si no, la cara, las expresiones corporales, y fundamentalmente los dichos del gran estadista global que dio esta crisis: Vladimir Putin.



Resumiendo: si mañana gana Dilma, el período 25 de Octubre de 2014-25 de Octubre de 2015, será el Año en que Viviremos Peligrosamente. Habrá que hacer todo lo posible para aguantar los trapos mientras la Historia hace lo suyo con el imperio de turno. Sólo por eso, chicos, sólo por eso, se me ocurre que va a haber que tragarse una manada completa de sapos, con la sonrisa a flor de piel, y empezar a mirarlo a Mancuso con cariño. Uno siempre puede equivocarse, claro. 

Hasta la próxima.





6 comentarios:

  1. Ok. Pero ¿estamos seguro que Mancuso no va a hacer lo mismo que los otros dos impresentables? Esa entro muchas otras dudas.

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  2. Hola Fabi. No, no estamos seguros, pero suponemos que va a tener (a) compromisos con, y (b) equipos de trabajo a favor de, el proyecto sudamericano. De MacriMassa ya estamos seguros de lo que van a hacer. Y repito: uno siempre puede equivocarse, claro.

    Cordiales saludos,

    Astroboy

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  3. Muy bueno, concreto, claro y breve. ¡Aplauso!

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  4. Muchas gracias!

    Cordiales saludos,

    Astroboy

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  5. Muy buen análisis, pero disiento totalmente con respecto a mirarlo con cariño al manco. Es imposible. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que el manco es el mayor mequetrefe político del cosmos. Es un inútil bueno para nada. Tiene cualquier cosa menos cojones. Es una versión algo más tranca del cholulo de Insaurralde. Si el FVP termina en esto, la mejor ayuda que los kirchneristas podemos darle al kirchnerismo es la abstención o el voto en blanco. Soy uno de los tantos que van a votar a Randazzo, si es que llega. Si no llega: adiós muchachos, fue un placer pero ahora no trago la mierda que ustedes me proponen (mirá lo que pasó con insaurralde: una vez boludo, lo acepto; dos veces, no). Creo que no hay que tenerle miedo a un triunfo de Massachusetts o Macri, al contrario. Puede llegar a ser el disparador de un activismo opositor feroz y desgastante (pienso en la hasta ahora inofensiva, dormida y mansa militancia de la Cámpora). Si nos ponemos las pilas estimo que cualquiera de estos dos inútiles no dura más de dos años en la rosada. Tené en cuenta que posiblemente el próximo gobierno conviva con la la Gran Caída del mercado financiero. A nivel global vamos a tener fuegos artificiales de todos los colores. En este escenario, Macri o Massachusetts van a estar todos los días esforzándose en trepar el palo enjabonado. Y en la base de ese palo podríamos estar todos nosotros frotándonos las manos.

    Olvidate de Mancuso. Es igual a los otros dos.

    Abrazo y felicitaciones por tu gran blog.

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  6. Mmmmmm. No sé, no sé. Ese fue el mismo cálculo que hizo Carlos Saúl después de su segunda presidencia: ganan los radicales, hacen un desastre y vuelvo en dos o tres años como un héroe. Ganaron los radicales (Alianza), hicieron un desastre, pero el tren de la historia pasó sin detenerse de nuevo en Anillaco. Por otra parte, el desastre de la Alianza terminó en el 19 y 20 de Diciembre y lo que siguió después: algo bueno para el país visto a la distancia, pero terriblemente traumático en su momento. La Argentina consolidó algunas cosas en estos años, cosas que un Macri no debería, a esa altura, tener la posibilidad de destruir. Yo pienso que las cosas no como lo cuentan los troskos, y que “cuanto peor… peor”.

    Tal vez la alternativa sea lo que está planteando en este momento gente como Artemio López en su blog (Ramble Tamble): hacer lo imposible para que el candidato del FPV NO sea Mancuso. En mi opinión, ya es un poco tarde para eso. Entonces hay que ir al Plan B: meterle una masa crítica de funcionarios que vuelva imposible un cambio drástico en la política exterior argentina. Qué te digo: por ejemplo, que siga Timmerman o que vuelva Taiana como Ministro de Relaciones Exteriores, cosas así.

    Cordiales saludos, Astroboy.

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