El impasse en Ucrania es complejo de entender. La región del Donbass sigue con su voluntad de independencia, a pesar incluso de Rusia, que quiere que siga formando parte de Ucrania. Del resto del este y sur de ese "país" no llegan grandes noticias. El sitio web Slaviangrad.es publicó ayer, sin embargo, sobre ciertos ruidos que vienen de Odessa. Los ruidos van a ir en aumento en la medida en que la dirigencia ucraniana, políticamente nazi y económicamente neoliberal, siga con sus planes de privatizar todo, como venga y con la mayor rapidez posible. El final es conocido, chicos.
Título: Aumenta
la resistencia en Odessa
Texto: El 27 de
noviembre comenzó en Odessa un juicio farsa contra activistas antifascistas.
Los acusados son algunos de los 70 activistas encarcelados o bajo arresto
domiciliario desde la masacre del 2 de mayo en la casa de los sindicatos.
Entre abril y
mayo, grupos de matones fascistas armados llegaron a esta ciudad del sudeste en
autobuses organizados, con el objetivo de acabar con el movimiento de protesta
contra el Gobierno de Kiev, títere de Estados Unidos, que había tomado el poder
por medio de un golpe de Estado el pasado febrero.
Con rienda suelta
para actuar a sus anchas en la ciudad portuaria, la ultraderecha atacó y quemó
un campamento al estilo de Occupy Wall Street en el Campo de Kulikovo. Los antifascistas
huyeron hacia la cercana casa de los sindicatos. Allí, los neo-Nazis
dispararon, gasearon y finalmente quemaron vivos a quienes se refugiaban en su
interior. Los supervivientes que saltaron por las ventanas del edificio en
llamas fueron apaleados, algunos de ellos hasta la muerte.
Según los datos
oficiales, 48 personas murieron en la masacre, aunque los activistas locales
aseguran que el verdadero número es muy superior.
Ninguno de los
neo-nazis que participaron en la masacre ha sido encarcelado, ni siquiera han
sido acusados, pese a la abundancia de evidencias gráficas y fotografías de la
masacre, parte de esas pruebas publicadas por los propios fascistas, orgullosos
de sus actos. La investigación oficial del parlamento no ha aportado más que
evasivas de la policía y el Ministerio del Interior.
La vista
preliminar de la causa contra los antifascistas en la corte de Primorsky fue
una farsa, tal y como relató la web independiente Timer. Los veinte acusados
estaban enjaulados. Muchos de sus abogados estaban ausentes. Solo diez minutos
antes del inicio de la vista, el fiscal solicitó extender la detención de los
acusados en otros 60 días. La petición fue aceptada.
La vista comenzó
con retraso. Después de una breve aparición, el juez volvió a esconderse en su
despacho. Finalmente, se dio por concluida la vista, aplazada hasta el 3 de
diciembre, pero los acusados se negaron a abandonar la jaula en la que estaban
encerrados y abandonar la sala, a gritos de “libertad a los presos políticos” y
“no al régimen asesino”(Timer.od.ua, Nov. 27).
Familiares y
partidarios de los acusados también gritaron “vergüenza a la corte de
Primorsky”, mientras la policía les obligaba a abandonar la sala. Frente al
juzgado, dos de los acusados fueron atacados por la ultraderecha.
Tras esa debacle,
la corte de Primorsky rechazó seguir adelante con el caso, derivándolo a la
Corte de Apelación Regional de Odessa, que devolvió el caso inmediatamente. A
12 de diciembre, Primorsky seguía rechazando el caso.
Alexei Albu: “Los
prisioneros tienen que sentir nuestro apoyo”
Workers World
habló con el diputado del consejo regional de Odesa Alexei Albu, líder del
movimiento antifascista en Odessa y superviviente de la masacre del 2 de mayo,
sobre el juicio y sobre la situación de la ciudad en general. Albu, coordinador
de la organización marxista Borotba, fue obligada a abandonar la ciudad en
mayo, tras las amenazas de arrestos. Actualmente reside en el exilio en Crimea,
donde ha cofundado el Comité de Liberación de Odessa y la web de investigación
2May.org.
“Entre los 70
miembros de la oposición detenidos por el Gobierno hay gente de diferentes
ideas políticas, e incluso algunos viandantes, que están siendo acusados de
distintos crímenes”, afirmó Albu.
“Los cargos
varían entre desde el terrorismo, intento de cambiar las fronteras de Ucrania o
apoyo a las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Algunos de ellos están
acusados de organizar un golpe de Estado, aunque quienes ahora detentan el
poder lo obtuvieron por medio de un golpe.
“Lo que une a
todos los presos políticos es el odio a este régimen neo-fascista”, dijo,
“incluyendo a anticapitalistas como Vladislav Wojciechowski o Nikolai Popov.”
“El tribunal no
puede probar la culpabilidad de los acusados”, afirma Albu, apuntando que
algunos de ellos habían confesado bajo torturas. “Los propios jueces saben que
no son culpables, pero están sometidos a una tremenda presión del poder
ejecutivo para condenar a los antifascistas de Odessa.
“Los jueces
comprenden que tienen que vivir en Odessa y mirar a los ojos a los residentes y
por eso intentan negarse a lidiar con el caso”. Albu afirmó que el Comité por
la Liberación de Odessa anima a la población a salir y mostrar su apoyo a los
presos políticos en futuras citas en el juzgado. “Tenemos que estar en el
juzgado porque los presos políticos tienen que sentir nuestro apoyo. Tienen que
saber que no están solos. Tienen que entender que nada de lo que hicieron fue
en vano”.
Aumentan las
protestas
Tras siete meses
de ocupación e intensa represión por parte de bandas neonazis, los trabajadores
y antifascistas de Odessa están intensificando la resistencia. Kiev y las
autoridades locales, por su parte, hacen todo lo que pueden por suprimir esas
protestas, explicó Albu, añadiendo que “solo por ir al juzgado, los familiares
y partidarios son detenidos o atacados por la ultraderecha”.
Pero los
activistas y sus familias continúan reuniéndose cada domingo en el Campo de
Kulikovo para recordar a los fallecidos el 2 de mayo, aunque saben que se
enfrentan al frecuente acoso policial y violencia por parte de los partidarios
de la junta. El 7 de diciembre, un participante fue detenido por llevar una
cinta de San Jorge, el símbolo del movimiento antifascista y de la victoria
soviética sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial. La policía arrastró al
hombre frente a su hijo de 8 años y lo detuvo durante varias horas.
El 10 de
diciembre, una explosión arrasó con un llamado centro de voluntarios, en
realidad la sede central de una organización fascista, que recogía suministros
para la operación antiterrorista, la brutal guerra del régimen contra la
independencia de las Repúblicas Populares de la región minera de Donbass
(Molbuk.ua).
El 14 de
diciembre, más de 600 trabajadores abandonaron sus puestos de trabajo en la
Planta Portuaria de Odessa, una de las principales plantas químicas de Ucrania.
Los trabajadores protestaban contra el bloqueo económico a las Repúblicas
Populares de Donetsk y Lugansk.
Debido a la
guerra en Donbass, la planta ha perdido gran parte de su negocio y opera ahora
al 30% de su capacidad. Los trabajadores portaban carteles que rezaban “No al
bloqueo económico”. También exigían que la readmisión de los trabajadores
despedidos (Tribuna.ru, Dec. 15).
La suma de la
guerra civil iniciada por Kiev, las medidas de austeridad exigidas por Estados
Unidos y la Unión Europea y la crisis global del capitalismo han empujado a
Ucrania al borde de la quiebra.
Como muchas zonas
del país, Odessa sufre apagones eléctricos, subida de precios de los servicios
y recortes en los servicios sociales. El 13 de diciembre, el Gobierno predijo
que los precios del gas se multiplicarían por 3 o por 5 este invierno.
Como respuesta,
los activistas de Kulikovo planean grandes protestas para el fin de semana del
19 de diciembre. Bajo el eslogan “queremos vivir, no queremos solo existir”,
llaman a los residentes a unirse (Timer.od.ua, Dec. 15).
“Hoy todos
comprenden que el régimen no puede durar mucho”, dice Albu. La junta caerá y
todos los que ayudaron a la operación antiterrorista, los que atacaron a
nuestros seres queridos, que arrojaron a los nuestros en prisión, los que les
mataron de hambre, tendrán que responder por ello. Es la conciencia de la
retribución inmediata la que hace atacar a los perros de presa fascistas. Pero
el péndulo de la historia ya se mueve y no hay cómo pararlo”, concluye.
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