Sigue la campaña
en pro del derrocamiento de Donald Trump. La nota que sigue es de Thierry
Meyssan para Red Voltaire:
Título: El
“aparato Clinton” para desacreditar a Donald Trump
Epígrafe: Este
artículo es una alerta. Desde noviembre de 2016, se ha montado un enorme
aparato de agitación y propaganda para acabar con la reputación y autoridad del
hoy presidente Donald Trump en cuanto entrara en la Casa Blanca. Es la primera
vez que se ve este tipo de campaña, científicamente organizada, contra un presidente
de los Estados Unidos y con el uso de los medios que están desplegándose.
Estamos entrando en la era de la post-verdad, pero los papeles de los
protagonistas no son los que parecen ser.
Texto: David
Brock está considerado como un maestro de la “agitprop” (agitación y
propaganda) del siglo 21. Totalmente carente de escrúpulos, este personaje es
tan capaz de defender una causa como de reducirla a polvo, según las
necesidades de quién solicite sus servicios… y se halla a la cabeza de un
verdadero imperio de la comunicación de masas.
Sigue su curso la
campaña que actualmente dirigen los padrinos de Barack Obama, de Hillary
Clinton y de la destrucción del Medio Oriente ampliado, contra el nuevo
presidente de Estados Unidos. Después de la “Marcha de las Mujeres” realizada
el 22 de enero, ahora están montando una “Marcha por la Ciencia” que tendría
lugar el 22 de abril, pero no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo
occidental. Su objetivo sería demostrar que Donald Trump, además de misógino,
es también un oscurantista.
Que haya sido
organizador del concurso de Miss Universo y que esté casado, después de dos
divorcios, con una ex modelo “demuestra” que desprecia a las mujeres. Que
cuestione el papel de Barack Obama en la creación de la Bolsa de Clima de
Chicago (lo cual hizo mucho antes de ser presidente) y que rechace la tesis
según la cual las perturbaciones climáticas son resultado de las emisiones de
carbono “demuestra” que no entiende nada sobre la ciencia.
Para convencer a
la opinión pública estadounidense de que el presidente que dice querer hacer la
paz con los enemigos de Estados Unidos y colaborar con ellos en pro de la
prosperidad económica internacional tiene que estar loco, David Brock, uno de
los más grandes especialistas de la “agitprop” (agitación y propaganda), ha
montado un dispositivo imponente, incluso antes de la investidura de ese
presidente.
Cuando trabajaba
para los republicanos, David Brock inició contra el presidente Bill Clinton las
maniobras que acabaron convirtiéndose en el Troopergate, el caso Whitewater y
el caso Lewinsky. Posteriormente cambió de bando y hoy está al servicio de
Hillary Clinton, para quien ya organizó anteriormente tanto la destrucción de
la candidatura de Mitt Romney como la defensa de la señora secretaria de Estado
ante el escándalo provocado por el asesinato en Bengazi del embajador de
Estados Unidos en Libia. Durante las elecciones primarias del Partido
Demócrata, era David Brock quien dirigía los ataques contra Bernie Sanders. La
publicación estadounidense The National Review incluso ha calificado a Brock de
«asesino de derecha convertido en asesino de izquierda».
Es importante
recordar que los dos procedimientos de destitución de un presidente
estadounidense en pleno ejercicio de sus funciones, posteriores ambos a la
Segunda Guerra Mundial, no se iniciaron para favorecer la democracia sino en
beneficio del Estado profundo. El Watergate fue piloteado de cabo a rabo por el
misterioso personaje que se identificaba como «Garganta Profunda», que al cabo
de 33 años resultó ser Mark Felt, el segundo del director del FBI Edgar Hoover.
En cuanto al caso Lewinsky, sólo fue el medio utilizado para obligar a Bill
Clinton a aceptar la guerra contra Yugoslavia.
La actual campaña
está siendo orquestada subrepticiamente por 4 asociaciones:
- Media Matters
(“Los medios [de difusión] son importantes”) se encarga de rastrear los errores
de Donald Trump. Su boletín contiene lo que usted va a leer diariamente en los
diarios: no se puede confiar en el presidente porque se equivocó en esto o
aquello.
- American Bridge
21st Century (“El Puente Americano del Siglo 21”) ya ha pasado en revista más
de 2 000 horas de videos en los que aparece Donald Trump desde hace años y más
de otras 18 000 horas de videos de miembros de su gabinete. Dispone de
sofisticados medios tecnológicos concebidos por el Departamento de Defensa –que
por demás son en principio imposibles de encontrar en el mercado– que le
permiten buscar contradicciones entre las posiciones anteriores de todas esas
personas y sus posiciones de hoy. Está previsto extender todo ese trabajo a los
1 200 colaboradores del nuevo presidente.
- Citizens for
Responsibility and Ethics in Washington – CREW (“Ciudadanos por la Ética y la
Responsabilidad en Washington”) es un gabinete de juristas de alto nivel
encargado de rastrear todo lo que pueda convertirse en escándalo en contra de
la administración Trump. La mayoría de los abogados de esta asociación trabajan
gratuitamente “para la causa”. Son ellos quienes prepararon la denuncia del
fiscal general del Estado de Washington, Bob Ferguson, contra el decreto sobre
la inmigración.
- Shareblue es un
arma electrónica que ya alcanza a 162 millones de internautas en Estados
Unidos. Se encarga de la divulgación de temas preestablecidos, como:
• Trump es
autoritario y ladrón.
• Trump se halla
bajo la influencia de Vladimir Putin.
• Trump tiene una
personalidad débil y es propenso a la cólera, es un maníaco-depresivo.
• Trump no fue
electo por la mayoría de los electores y es por consiguiente un presidente
ilegítimo.
• Su
vicepresidente, Mike Pence, es un fascista.
• Trump es un
multimillonario que va a tener constantes conflictos de intereses entre sus
negocios personales y las cuestiones de Estado.
• Trump es un
títere de los hermanos Koch, los célebres financieros de extrema derecha.
• Trump es un
supremacista blanco que amenaza a las minorías.
• La oposición
anti-Trump está en constante aumento fuera de Washington.
• Para salvar la
democracia hay que apoyar a los congresistas demócratas que atacan a Trump y
acabar con los que cooperen con él.
• Hay que hacer
lo mismo con los periodistas.
• Derrocar a
Trump llevará tiempo pero hay que mantener la lucha.
Esta asociación
va a producir boletines que serán enviados por correo electrónico y videos de
30 segundos con el apoyo de otros dos grupos: una firma realizadora de videos
documentales, The American Independent (“El Americano Independiente”), y una
unidad estadística Benchmark Politics (“Política Comparativa”).
Todo ese
dispositivo –creado durante el periodo de transición, o sea entre el momento de
la elección de Donald Trump y su llegada a la Casa Blanca– ya emplea en este
momento más de 300 especialistas, respaldados por un gran número de colaboradores
voluntarios (que trabajan gratuitamente). Su presupuesto anual, que
inicialmente ascendía a 35 millones de dólares, ha sido incrementado y hoy se
eleva a unos 100 millones de dólares.
Este enorme
esfuerzo por destruir la imagen –y por consiguiente la autoridad– del
presidente de Estados Unidos antes de que haya tenido tiempo de hacer algo
puede traer gravísimas consecuencias. Al eliminar a Saddam Hussein y a Muammar
el-Kadhafi, la CIA hundió sus países respectivos en un largo caos, y lo mismo
podría suceder en el «país de la Libertad». Nunca antes se había recurrido a
este tipo de técnica de manipulación de las masas contra un dirigente de un
país occidental.
Por el momento,
el plan está funcionando: ningún líder político del mundo se ha atrevido a
felicitar a Donald Trump por su eleccion… con excepción de Vladimir Putin y de
Mahmud Ahmadineyad.
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