Como es sabido,
la Unión Europea fue creada para (a) servir a los intereses del Imperio, (b)
fortalecer la NATO, (c) eliminar esas molestas barreras comerciales, (d) facilitar la circulación de capitales desde y hacia paraísos fiscales, (e) desdibujar la práctica democrática hacia adentro de los Estados-nación, y (f) producir la ilusión de que hay un bloque homogéneo capaz de “contener” a la
“hostil” Rusia. Claro, cuando comienzan a verse los resultados de tamaña
empresa (piensen, por ejemplo, en la "crisis" de los refugiados), muchos pueblos comienzan a inquietarse. Comenzando por los más ricos,
como Austria. Les cuento que estas inquietudes suelen resolverse por derecha más
que por izquierda (ya pasó, chicos; piensen en Hitler). La cuestión es que la
ultraderecha acaba de hacer una elección histórica en ese país; de hecho,
todavía no se sabe si ganó realmente las elecciones a Jefe de Estado su líder Norbert Hofer (foto de arriba). Así lo
cuenta Sara Velert para El País:
Título: El auge
de la ultraderecha parte en dos a Austria e inquieta a Europa
Subtítulo: El
candidato verde Van der Bellen y el ultranacionalista Hofer rondan el 50% cada
uno
Texto: Austria ha
dejado este domingo la jefatura del Estado en el aire. En una tarde electoral
inédita, el ultraderechista Norbert Hofer (FPÖ) y el independiente apoyado por
Los Verdes Alexander Van der Bellen apenas se despegaron en el recuento y
protagonizaron un empate técnico que deja la decisión pendiente del voto por correo.
El auge de la ultraderecha divide en dos a la sociedad austriaca —polarizada
por la crisis migratoria y el descontento con la falta de reformas para
reactivar la economía— y causa profunda inquietud en Bruselas.
La ultraderecha
austriaca partía con una clara ventaja en la carrera presidencial. Con Norbert
Hofer como candidato, el partido antiinmigración y euroescéptico FPÖ logró el
mejor resultado de su historia al ganar la primera vuelta de las elecciones
presidenciales austriacas el pasado 4 de abril con un 35% de apoyos. Las urnas
dejaron en segundo lugar a Alexander Van der Bellen, con una diferencia de 14
puntos que ayer se desvaneció ya con las primeras proyecciones de voto. Los
candidatos a ocupar la presidencia se intercambiaron varias veces el primer
puesto sin que ninguno lograra la ventaja suficiente para proclamarse ganador.
A última hora de
la tarde, el Ministerio del Interior austriaco anunciaba un resultado
provisional sin las papeletas enviadas por correo que da una ligera ventaja al
aspirante ultranacionalista con un 51,9% frente al 48,1% de su contrincante.
Ahora los
candidatos deberán esperar a la decisión que este lunes arroje el recuento de
los votos por correo, del que —según el ministro del Interior, Wolfgang
Sobotka— ha hecho uso cerca de 750.000 ciudadanos que suponen un 14% del
electorado.
Tanto Hofer como
Van der Bellen se mostraron sorprendidos por lo ajustado del resultado y al
mismo tiempo confiados en ocupar finalmente la presidencia del país cuando hoy
se despeje la incógnita. “Nunca he vivido una noche electoral así”, reconoció
el dirigente del FPÖ.
La larga campaña
ha abierto brechas entre los ciudadanos austriacos y les ha dejado ante dos
opciones contrapuestas. El auge de la ultraderecha ha protagonizado el debate
después de la victoria del FPÖ en la primera vuelta, que causó un terremoto
político al dejar fuera de la carrera presidencial por primera vez en más de 50
años a socialdemócratas (SPÖ) y democristianos (ÖVP), los socios de Gobierno
que han dominado la escena política austriaca desde el final de la Segunda
Guerra Mundial.
La debacle
electoral forzó poco después la caída del canciller socialista Werner Faymann,
acosado por las críticas internas, tras el endurecimiento de la política de
asilo y el ascenso de una ultraderecha que ha logrado capitalizar el
descontento de la población por la ausencia de reformas que impulsen la
economía y la preocupación por la entrada en el país de miles de refugiados.
Austria registró el año pasado cerca de 90.000 solicitudes de asilo y las
encuestas reflejan una creciente inquietud con la que ha conectado Hofer con un
discurso contra la inmigración y a favor de cerrar las fronteras a los “falsos
refugiados”.
La posible
victoria de Hofer, que ha hecho campaña bajo el lema de “Austria y los
austriacos primero” frente a la migración y el rechazo a las decisiones
políticas tomadas desde Bruselas, es seguida de cerca por otras formaciones
populistas y radicales europeas como el Frente Nacional o Alternativa por Alemania,
que ven en el ascenso del FPÖ un impulso a sus intereses.
Bruselas también
está pendiente del resultado austriaco ante la posibilidad de que la
presidencia la ocupe un partido euroescéptico cuyo candidato afirma que hoy
votaría en contra del ingreso del país en la UE. El presidente de la Comisión,
Jean- Claude Juncker, no ha ocultado su rechazo a una victoria de la
ultraderecha en Austria. “No me gusta. Sé que los austriacos no quieren oír
esto, pero no me importa: con la extrema derecha no hay debate ni diálogo
posible”, declaró el pasado viernes en una entrevista al diario francés Le
Monde.
Los comentarios
de Juncker y también del presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, que
ha afirmado que una victoria del FPÖ y partidos similares cambiará el carácter
de Europa, no han pasado desapercibidas en Austria, que quedó marginada durante
meses por sus socios cuando en 2000 la ultradererecha —liderada entonces por
Jörg Haider— formó una coalición gubernamental con los democristianos.
La situación, no
obstante, ha cambiado desde entonces y el FPÖ continúa su curso ascendente a
cuenta del retroceso constante de los partidos tradicionales. Ha ampliado su
base de votantes con mensajes sobre el empleo, la inseguridad y advertencias
contra la islamización de Austria con la llegada de migrantes.
Colapso
gubernamental
Las urnas
premiaron su estrategia en la primera ronda de las elecciones. Pero no solo
castigaron a los dos grandes partidos tradicionales —socialdemócratas y
democristianos, juntos en la actual coalición gubernamental— que no lograron
reunir entre ambos más de un 22%, sino que también enviaron por primera vez a
la segunda ronda a un candidato que, si bien se declara independiente, cuenta
con el apoyo y la financiación de Los Verdes, de los que fue portavoz en el
Parlamento.
Van der Bellen,
de 72 años, apeló a los votantes a apostar por una Austria abierta y europea, y
denunció que el candidato ultranacionalista pretende convertir el país en una
“república autoritaria” bajo el mando de su líder, Heinz-Christian Strache.
Su mensaje parece
haber movilizado al electorado que rechaza la idea que la extrema derecha
ocupara por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial la presidencia de un
país de Europa occidental. El candidato se ha acercado así a Hofer, quien
mantiene su base de votos pero ha visto complicarse una elección en la que
partía como favorito.
Toda la política
europea queda pendiente de un resultado con un valor especial en medio de un
marcado auge de fuerzas de ultraderecha y un declive de las familias políticas
tradicionalmente en el poder.
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