A pesar de lo que
piensa la clase media argentina, el proceso de desdolarización global sigue
firme. El problema es que las novedades al respecto no salen en la Tribuna de
Doctrina. En fin; ya llegarán las novedades. La nota que sigue es de Ariel
Noyola Rodríguez para Red Voltaire. El tono general del artículo es, tal vez, demasiado entusiasta. Habrá que ver.
Título: El
petroyuan es la gran apuesta de Rusia y China
Epígrafe: Tras
las sanciones económicas que Estados Unidos y la Unión Europea impusieron en
contra de Rusia, Moscú y Pekín tejieron una poderosa mancuerna energética que
ha transformado radicalmente el mercado mundial del petróleo. Además de
incrementar sus intercambios de hidrocarburos de forma exponencial, ambas
potencias orientales han decidido poner fin a la dominación del dólar en la
fijación de precios del oro negro. El petroyuan es el instrumento de pagos de
carácter estratégico que promete facilitar la transición a un sistema monetario
multipolar, un sistema que tome en cuenta a varias divisas y que refleje la
correlación de fuerzas del orden mundial actual.
Texto: En lugar
de humillar a Rusia, la “guerra económica” que Washington y Bruselas han
promovido les resultó contraproducente, pues solamente contribuyó a fortalecer
la mancuerna energética entre Moscú y Pekín. Recordemos que en mayo de 2014 la
empresa rusa Gazprom se comprometió a garantizar el suministro de gas a China
por hasta 38 000 millones de metros cúbicos anuales durante las próximas tres
décadas (a partir de 2018) mediante la firma de un contrato por 400 000
millones de dólares con la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC)
[1].
En la actualidad
ambas potencias coordinan los trabajos de un ambicioso plan de proyectos
estratégicos que lo mismo incluye la construcción de gasoductos y oleoductos,
que la operación conjunta de refinerías y complejos petroquímicos de gran
envergadura. Sin proponérselo, el acercamiento de Moscú con Pekín produjo
profundas transformaciones en el mercado petrolero mundial a favor de Oriente,
socavando dramáticamente la influencia de las petroleras occidentales.
Incluso Arabia
Saudita, que hasta hace poco tiempo se mantenía como el principal abastecedor
de petróleo del gigante asiático, ha sido vapuleada por la diplomacia del
Kremlin. Mientras que desde el año 2011 las exportaciones petroleras de Arabia
Saudita a China venían creciendo a un ritmo de 120 000 barriles por día, las de
Rusia lo hicieron a una velocidad de 550 000 barriles diarios, es decir, casi
cinco veces más rápido. De hecho, en 2015 las empresas rusas llegaron a superar
en cuatro ocasiones las ventas de petróleo de sus homólogas sauditas a China:
Riad se tuvo que conformar con ser el segundo proveedor de crudo de Pekín en
mayo, septiembre, noviembre y diciembre [2].
Cabe destacar que
los países que integran el núcleo europeo también han visto disminuida su cuota
de mercado frente a la región asiática: Alemania por ejemplo, fue suplantada
por China a finales de 2015 como la mayor compradora de petróleo ruso [3]. De
este modo, los grandes inversionistas que operan en el mercado petrolero
mundial apenas pueden dar crédito de cómo, en unos cuantos meses, el principal
demandante (China) se convirtió en el cliente favorito del tercer mayor
productor (Rusia). De acuerdo con el vicepresidente de Transneft (la empresa
rusa encargada de la implementación de los oleoductos nacionales), Serguéi
Andrónov, China está dispuesta a importar un volumen total de 27 millones de
toneladas de petróleo de Rusia a lo largo de 2016 [4].
La alianza
energética ruso-china se ha propuesto ir más lejos. Moscú y Pekín han hecho de
sus intercambios de petróleo un canal de transición hacia un sistema monetario
multipolar, esto es, uno que no esté basado únicamente en el dólar, sino que
tome en cuenta a varias divisas y sobre todo, que refleje la correlación de
fuerzas del orden mundial actual. Es que las sanciones económicas impuestas por
Washington y Bruselas incentivaron a los rusos a eliminar el dólar y el euro de
sus transacciones comerciales y financieras, pues de lo contrario, estarían
demasiado expuestos a sufrir sabotajes en el momento de realizar operaciones de
compra-venta con sus principales socios.
Por esa razón
desde mediados de 2015 los hidrocarburos que China compra a Rusia se pagan en
yuanes, ya no en dólares, información que ha sido confirmada por altos
ejecutivos de Gazprom Neft, el brazo petrolero de Gazprom [5]. Esto incentiva
el uso de la “moneda del pueblo” (‘renminbi’) en el mercado petrolero mundial a
la vez que permite a Rusia neutralizar la ofensiva económica lanzada por Estados
Unidos y la Unión Europea. Los cimientos de un nuevo orden financiero
sustentado en el petroyuan están emergiendo: la moneda china se prepara para
convertirse en el eje de los intercambios comerciales de Asia-Pacífico con las
principales potencias petroleras.
Hoy en día Rusia
realiza sus intercambios de petróleo con China en yuanes, en un futuro igual lo
hará la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) una vez que
China lo exija ¿O acaso el culto de Arabia Saudita por el dólar le hará perder
a uno de sus principales clientes? [6] Otras potencias geoeconómicas ya han
seguido los pasos de Rusia y China, pues han comprendido que para construir un
sistema monetario más equilibrado, la ‘desdolarización’ de la economía mundial
es una prioridad.
No menos
importante es que tras el desplome de los precios del petróleo en más de 60%
(desde mediados de 2014) los bancos chinos se han convertido en un soporte de
financiamiento decisivo para las obras conjuntas de infraestructura energética.
Por ejemplo, para poner en marcha cuanto antes el gasoducto ruso-chino ‘Fuerza
de Siberia’, Gazprom solicitó a Bank of China un préstamo a cinco años por un
monto equivalente a 2 000 millones de euros el pasado mes de marzo [7]. Es el
crédito bilateral más grande que Gazprom ha contraído con una entidad
financiera hasta la fecha. Otro ejemplo es el préstamo que China otorgó a Rusia
hace unas semanas por un total de 12 000 millones de dólares para el proyecto
Yamal GNL (de gas natural licuado) en la región del Ártico [8]. Evidentemente,
la política exterior de Rusia en el rubro energético no padece aislamiento
alguno, por el contrario, vive uno de sus mejores momentos gracias a China.
En conclusión, la
hostilidad de los dirigentes de Estados Unidos y la Unión Europea contra el
Gobierno de Vladímir Putin precipitó el fortalecimiento de la mancuerna
energética ruso-china que a su vez, no hizo sino incrementar la preponderancia
de Oriente en el mercado mundial de hidrocarburos. La gran apuesta de Moscú y
Pekín es el petroyuan, el instrumento de pagos de carácter estratégico que
tiene por delante el desafío de acabar con el dominio del dólar en la fijación
de los precios del oro negro.
Notas:
[1] «Rusia y
China firman el histórico contrato multimillonario de suministro de gas»,
Russia Today, 21 de mayo de 2014.
[3] «China
Overtakes Germany as Top Russian Oil Consumer», Sputnik, March 11, 2016.
[4] «China
Confirms Readiness to Import 27Mln Tonnes of Russian Oil in 2016», Sputnik,
March 31, 2016.
[5] «Gazprom Neft
sells oil to China in renminbi rather than dollars», Jack Farchy, Financial
Times, June 1, 2015.
[6] «Saudi Arabia
having ’a very difficult time selling oil’ as Russia and Iraq compete for
trade», The Independent, March 29, 2016.
[7] «Gazprom
secures €2bn loan from Bank of China», Jack Farchy, Financial Times, March 3,
2016.
[8] «Russia’s
Yamal LNG gets round sanctions with $12 bln Chinese loan deal», Reuters, April
29, 2016.
Todo tiene su lógica. La crisis del sistema financiero global provocada por las oligarquías nor occidentales a predominio angloamericanas hizo que China comience a usar de otra manera los excedentes que antes colocaba en los bonos del tesoro en USA. Esa manera está mucho más centrada en los intereses del mercado interno chino que en reproducir las necesidades del sistema globalista occidental.
ResponderEliminarDe acuerdo. También es cierto que hay cierta coordinación entre China, Irán y Rusia en desdolarizar el petróleo. Yo creo que hay varias aristas al asunto, la interna y la global, una mayormente económica (e.g., la reconquista de los mercados de Asia por parte de China) y otra centrada en lo político.
ResponderEliminarCordiales saludos,
Astroboy