Dilma Rousseff,
elegida Presidenta del Brasil a fines de 2014 por casi 55 millones de votos,
será sometida a juicio político por la decisión de 368 parlamentarios que
votaron en favor del mismo. Así lo cuenta el diario Página/12:
Título: El golpe
institucional contra Dilma Rousseff ya está en marcha
Texto: Seis horas
después de iniciada la votación, la suerte de la actual mandataria parecía
cantada, y quienes impulsaban el impeachment daban por descontado que
obtendrían los 342 votos necesarios para sostener el juicio político mucho
antes de que quienes se oponían al proceso obtuvieran los 171 votos negativos
que hubieran frenado el "golpe blando" en marcha.
Una vez aprobado
el impeachment contra Dilma, el trámite pasará al Senado, la cámara acusadora,
que deberá crear una comisión especial que tendrá 10 días para emitir dictamen
acerca de la recomendación de la Cámara de Diputados.
En el Senado, el
trámite se deberá aprobar por mayoría simple, al menos 41 votos sobre 81
legisladores. Si en esa votación -para la cual no hay plazo establecido- la
Cámara alta ratificara el juicio político, Rousseff debería dejar el cargo por
un término máximo de 180 días, durante los cuales sería juzgada. En el ínterin,
el Poder Ejecutivo quedaría a cargo del vicepresidente Michel Temer.
En las afueras
del Congreso, un muro de chapa de 2,20 metros de altura dividió la Explanada de
los Ministerios, donde se concentraron los partidarios del juicio y quienes se
oponen al desplazamiento de la actual mandataria.
Del lado
izquierdo del muro se concentraron los movimientos indígenas, sindicatos,
partidos de izquierda, todos identificados con el rojo de Rousseff; y a la
derecha, la oposición, liderada por Temer, el vicepresidente.
En la previa al
inicio de la votación, miles de personas salieron a las calles para sentar
posición en uno de los días más importantes de la historia de Brasil: el juicio
político contra Dilma, un proceso que, al margen del resultado inaugurará un
nuevo panorama político en el país.
En Río de
Janeiro, la playa de Copacabana fue tomada por miles de personas convocadas
"A Favor de la Democracia y contra el Golpe" para respaldar a la
presidenta Rousseff con un show de música funk del colectivo Furacão 2000,
mientras que para la tarde se esperaba a los manifestantes vestidos de
amarillo, los opositores que apoyan la destitución.
Convocados por el
Partido de los Trabajadores y cuatro centrales sindicales, el Valle de
Anhangabaú, el centro antiguo de Sao Paulo, fue tomado por miles de personas
que reclamaron contra el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y
el vicepresidente Temer, a quien acusaron de "golpista".
Los manifestantes
vestidos de rojo también marcharon levantando un muñeco gigante con la imagen
del juez Sergio Moro, el magistrado que impulsó el caso Petrobras, considerado
un opositor al gobierno de Rousseff. El muñeco tenía escrito la palabra
"Fariseo" y llevaba una bandera de Estados Unidos en sus manos.
Mientras la marea
roja avanzaba, otra, amarilla, se concentraba. A 25 cuadras de allí, en la
Avenida Paulista, manifestantes vestidos de amarillo se reunieron frente al
edificio de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), la
organización que financió la publicidad en favor de la campaña que impulsó el
juicio político, y cuyo titular de la Federación, Paulo Skaf, es miembro del
Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al igual que Temer y
Cunha. En la vereda de la Fiesp unas 25 carpas están montadas hace 28 días en reclamo
al fin del gobierno de Rousseff y con los carteles que pide "Basta de
Corrupción" y "Fin del Comunismo y del Estado Islámico".
En el resto del
país, en Salvador, Porto Alegre, Recife, Curitiba, Belo Horizonte y Fortaleza,
se registraron manifestaciones a favor del gobierno, aunque también están
programadas otras en contra de Rousseff y a favor del juicio político.
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