El operativo golpista blando más importante de la historia brasileña, apalancado y potenciado por los sectores blancos de mayores ingresos, sigue su curso con una nueva manifestación masiva, hoy, contra la presidenta Dilma Roussef, elegida para tal cargo hace sólo ocho meses. Grandes medios corporativos y formadores de opinión, idiotas útiles de todo tipo y gente linda en general pondrán el cuerpo hoy para que cien millones de brasileños vuelvan a la pobreza, al hambre, al trabajo semiesclavo y a la indignidad moral. Total, qué mierda les importa, si ellos ya tienen de todo.
Las siguientes cuatro notas aparecieron ayer y hoy en los diarios El País (España; las primeras dos notas) y Página 12 (Argentina). Acá van:
Título: Los
opositores a Rousseff organizan otra protesta para pedir su destitución
Subtítulos: Los
grupos que defienden el fin de la era del PT en el poder de Brasil prevén una
convocatoria a la que se sumarán más de 200 ciudades / La adhesión es menor que
en protestas anteriores
Texto: Los
movimientos opositores al Gobierno de Dilma Rousseff volverán este domingo a
las calles, por tercera vez este año, para pedir la destitución de la
presidenta. En medio de una crisis política y económica que desestabiliza el
país, los organizadores están convocando a los brasileños a protestar contra el
Partido de los Trabajadores y pedir que la presidenta salga “de cualquier
forma”: por proceso de destitución, casación o renuncia.
Según el grupo
Ven a la Calle, los actos se organizarán en 257 ciudades. La previsión es mucho
menor que la del 10 de abril, dos días antes de la última gran manifestación.
Entonces, más de 400 localidades se sumaron a las protestas. Una vez más, se
prevé que São Paulo lidere las manifestaciones, con una asistencia masiva de
gente en la avenida Paulista.
Que la
participación pueda ser menos se explica, en gran medida, por las dudas que
están surgiendo con relación a un posible proceso de destitución de la
presidenta. Los brasileños están comenzando a preguntarse si la salida de
Rousseff sería una buena opción, en un momento en el que ni el Gobierno ni la
oposición representan perspectivas de futuro, según considera Renato Meirelles,
del Instituto Data Popular.
Otro factor ha
reducido la asistencia a las protestas. Aunque los organizadores proclamen la
lucha contra la corrupción como el tema central para derrocar al Gobierno, han
evitado mencionar algunos nombres involucrados en las denuncias de corrupción,
como el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha (PMDB-RJ). Se sospecha que Cunha
haya aceptado sobornos de cinco millones de dólares de proveedores de
Petrobras. “Tenemos prioridades. En este momento, es la destitución de Dilma
Rousseff”, afirma Fabio Ostermann, uno de los líderes del Movimiento Brasil
Libre (MBL).
El grupo ha
presentado y protocolizado una solicitud de proceso de destitución de la
presidenta basándose en las pedaladas (maniobras) fiscales utilizadas para
cerrar las cuentas del Gobierno en 2014. El grupo se reunió algunas veces con
Cunha, que debería aceptar la solicitud en la Cámara para proceder a la
votación de la misma.
Ven a la Calle,
otro movimiento que convoca a la marcha del domingo, habla en tres frentes:
“fuera corruptos”, “fuera Dilma” y “Lula nunca más”. Y no hace ninguna mención
a otros partidos o políticos. “Con el PT en el Gobierno, la corrupción, que
siempre ha existido, ha pasado a institucionalizarse más. Por eso clamamos que
Dilma dimita, para que esta transición sea lo menos dañina posible para el
país”, afirma Rogerio Chequer, portavoz de Ven a la calle.
Para algunos
observadores, esta posibilidad es casi remota. “El perfil de la presidenta, que
es una mujer vanidosa y muy soberbia, no me hace creer que ella vaya a
dimitir”, afirma David Fleischer, politólogo. “Ella no ha admitido ni los
errores de su primer Gobierno. Me parece muy difícil una dimisión”.
El Partido de la
Social Democracia Brasileña (PSDB) ya había anunciado su apoyo a la marcha del
domingo en un programa del partido que se emitió en cadena nacional la semana
pasada. El senador Aécio Neves, derrotado en las elecciones del año pasado, así
como la bancada joven en el Congreso, han grabado vídeos para las redes
sociales en los que incentivan a la gente a salir a las calles el domingo.
De todos modos,
la crisis económica es un pretexto para que la gente se sume a los actos,
opinan los organizadores. “Estamos viendo ahora los efectos de las principales
políticas del PT en los últimos años”, dice Rogerio Chequer. “El aislamiento de
Brasil, el descontrol de la inflación y la elevación de las tasas de interés,
el exceso de gastos públicos... todo esto no es una coincidencia”, dice. A
causa del descontento con la economía, los líderes creen que el perfil
económico y social de los manifestantes puede cambiar. “Es un proceso gradual,
pero ya estamos observando la participación de las clases más populares en las
manifestaciones”, dice Chequer.
El politólogo
David Fleischer comparte esta opinión. “El descontento de la población ha crecido.
La situación económica es mucho peor desde abril [fecha de la última
manifestación], y el descontento es mucho mayor que en junio de 2013”, dice,
citando las primeras protestas populares de la Era del PT, hace dos años. Sin
embargo, en aquel momento, la furia popular era generalizada contra la política
y contra el coste de las obras del Mundial de Fútbol. Además, se pedía la
reducción del precio de la tarifa de los autobuses urbanos.
Renato Meirelles
cree que el problema de la economía está aumentando y podría fomentar la
adhesión a las protestas, pero solo en teoría. “El descontento económico
alcanza a todos los sectores de la población. Pero, en la práctica, depende de
la capacidad de la oposición de proponer algo que vaya más allá de un proceso de
destitución”, dice.
El Gobierno, por
ahora, hace el seguimiento de la cuestión. El Palacio del Planalto teme que los
actos crezcan en el interior de Brasil y, sobre todo, en el noreste, bastión
histórico de los votantes del PT. Con el Gobierno en la cuerda floja, el ruido
de las calles puede inflamar a sus opositores y llevar adelante el proceso de
destitución, justo después del análisis de las cuentas públicas del Gobierno
Dilma. Si el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) las rechaza, allanará el camino
de la solicitud de proceso de destitución en el Congreso.
Esta semana, sin
embargo, se abrieron nuevos caminos en esta historia. En primer lugar, el TCU,
que debería tener un veredicto final la semana que viene, decidió ampliar el
plazo para que el gobierno aclare las “pedaladas”. Este jueves, el Supremo
Tribunal Federal dictaminó que las cuentas presidenciales tendrán que ser
analizadas en sesiones de la Cámara y del Senado, no solo por parte de los
diputados. De ese modo, quien deberá poner esas votaciones en la agenda será
Renan Calheiros (PMDB-AL), que hizo un acuerdo de caballeros con el Gobierno
por el bien de la estabilidad.
Hasta entonces,
le correspondería al presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, dirigir ese
trámite. Cunha anunció la ruptura con el Gobierno hace un mes, cuando el
testimonio del informante que lo acusa de pedir sobornos se hizo público. El
diputado culpó al Planalto de esa maniobra, que habría expuesto su nombre
públicamente. Tanto Cunha como Calheiros están en la lista de políticos
investigados en la operación Lava Jato, que ha provocado un terremoto en el
mundo político brasileño.
Título: La
metamorfosis del PT: del partido más amado, al más odiado
Epígrafe: Cómo el
PT dejó de ser el partido más aclamado de Brasil para convertirse en el blanco
de las mayores protestas de la democracia
Texto: El 20 de
junio de 2013 cientos de simpatizantes del Movimiento Pase Libre (MPL) tomaron
la avenida Paulista, en São Paulo. Celebraban la caída del aumento en la tarifa
del transporte público, una victoria de la ola de protestas que duró 13 días y
se extendió por todo el país. Detrás de la masa iba un pequeño grupo de
militantes del Partido de los Trabajadores (PT), que habían participado
tímidamente en los actos, avergonzados por el aumento decretado en la ciudad
por un alcalde del partido.
Al dar los
primeros pasos, los militantes del PT fueron rodeados por hombres que se
autodenominaban "antipartido". Después de una discusión acalorada,
agarraron la bandera roja del PT y la quemaron. En protesta contra el gesto,
los simpatizantes del MPL se retiraron con los militantes del PT y las
manifestaciones brasileñas, que aún se prolongaron durante semanas, pasaron a
ser protagonizadas, aunque no exclusivamente, por un grupo más conservador, el
mismo que este domingo exigirá la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.
La batalla en la
avenida Paulista fue simbólica, pero demostró que el PT ha perdido su puesto
como líder de las movilizaciones populares que había conquistado en las décadas
de los 80 y los 90. Acosado por denuncias de corrupción, el PT ve ahora un
discurso de odio en las calles pidiendo la salida de Rousseff a raíz de la
crisis política y económica. El desempleo y la inflación crecientes aumentaron
la decepción de los brasileños con el partido, que ya era alta desde que las
investigaciones sobre el caso de corrupción en Petrobras destaparan una trama
de sobornos y desvíos que ha llevado a la cárcel a una de sus figuras míticas,
el exministro José Dirceu, y al extesorero nacional João Vaccari Neto.
Una caída al
infierno después de años de luna de miel con la población. En marzo de 2013,
tres meses antes de las primeras protestas multitudinarias que llamaron la
atención del mundo, el PT era la formación preferida de un 29% de los
entrevistados por el Instituto Datafolha. El Gobierno de Rousseff también
navegaba con marea a favor: era considerado excelente o bueno por un 65% de las
personas entrevistadas, un índice apalancado por los programas sociales, como
Bolsa Familia, y por los índices positivos de la economía.
Solo un 9% de los
brasileños afirmaron que preferían el PT según las últimas encuestas
Sin embargo, este
mes, cuando el instituto dio a conocer su última encuesta sobre la popularidad
de las formaciones políticas, solo un 9% de los brasileños afirmaron que
preferían el PT, que todavía llevaba la delantera, aunque pegado a siglas
identificadas con el conservadurismo, como el Partido Movimiento Democrático
Brasileño (representado por el vicepresidente de Rousseff, Michel Temer) y el
Partido de la Social Democracia de Brasil (del expresidente Fernando Henrique
Cardoso), ambos con un 6% de las preferencias, un nivel similar al que
mantienen desde 1989.
El apoyo al PT de
hoy es prácticamente igual al del Gobierno Rousseff, considerado bueno o
excelente por apenas 8% de los brasileños, según las últimas encuestas, un
rechazo récord desde la redemocratización brasileña en 1985. La crisis
económica por la que pasa Brasil, que perjudica principalmente a los mas
pobres, obligó a Rousseff a entrar en la ruta de las políticas de austeridad
similar a la aplicada – y criticada varias veces en el pasado por la mandataria
– en la Eurozona después de 2009. "El PT, que surgió como el partido de
los pobres, de la ética y de las transformaciones sociales, abandonó esos
propósitos al llegar al poder, en 2003", afirma Frei Betto, uno de los
fundadores del partido, amigo de Lula y coordinador, durante el primer Gobierno
del PT, del programa Fome Zero, embrión de Bolsa Familia, el sistema de ayudas
económicas para ciudadanos con pocos ingresos . "El PT se alejó de sus
bases y adoptó una política de consumismo populista, en vez de promover su
objetivo de organizar a la clase trabajadora", añade.
Al suceder a Lula
en 2011, Rousseff trató de mantener la misma política económica, pero ‘estiró’
demasiado la cuerda, haciendo más gastos públicos de los que podía para que
Brasil siguiera consumiendo y la economía, girando. Los efectos de este exceso
de optimismo fueron visibles este año, cuando se instaló la desconfianza sobre
la capacidad de Rousseff de manejar la economía. La mandataria se vio obligada
a incorporar a su equipo a Joaquim Levy, un ministro de Economía más
identificado con las políticas neoliberales, para promover el ajuste fiscal,
una paradoja para los defensores de su Gobierno.
Si las denuncias
de corrupción convirtieron al PT en blanco de sus opositores y movimientos de
derecha, el ajuste de Levy, que promovió recortes de gastos y una alza de
impuestos y tarifas públicas, sonó como una traición para los partidarios del
partido.
Como un último
suspiro de confianza y ante lo que creen que sea una amenaza mayor, un frente
de la izquierda formado por movimientos sociales y sindicatos promete volver a
las calles el próximo día 20, cuatro días después de la movilización a favor de
la destitución de la presidenta. Para evitar la vergüenza de que se les acuse
de defender ciegamente al Gobierno, insisten en enfatizar que pedirán respeto a
la democracia, pero también el fin del ajuste fiscal.
Título: La
amenaza golpista en Brasil
Epígrafe: El
escenario político suramericano está expuesto, crudamente, en los meses que
corren de 2015. Brasil, Ecuador y Venezuela son los objetivos claros de la
política exterior imperial, mientras en Argentina amenazan, permanentemente,
con golpes de mercado, aunque el proceso electoral y la alta imagen positiva de
Cristina Kirchner han quitado fuerzas a la estrategia desestabilizadora.
Texto: Sobre la
realidad brasileña pueden obtenerse varias enseñanzas que parece importante
compartir para comprobar, precisamente, como la derecha norteamericana y los
partidos opositores actúan coordinadamente en todos estos países.
El primer
elemento es que no existen hechos inconexos. Desde antes del Mundial con el
tema del transporte y otras necesidades de tipo social, vía los grandes medios
y la utilización de las redes sociales se instalaron los temas y la oposición
movilizó y ocupó las calles. El terreno siempre elegido por las organizaciones
sociales y políticas populares, es ahora ocupado por otros grupos y sectores.
El tema de los
desmanejos financieros en Petrobras tiene ya varias décadas, sin embargo se lo
reinstala ahora, y se toma sólo para su investigación –básicamente– todo el
período de gobierno del PT. Aparece aquí otro factor común a los intentos
desestabilizadores en toda la región: el rol del Poder Judicial, absolutamente,
funcional a las corporaciones.
El tercer
elemento a tener en cuenta es que en un sistema democrático, las mayorías
parlamentarias sirven para consolidar las políticas de Estado, pero también
para impedir la instrumentación de golpes vía el Poder Legislativo.
La experiencia
paraguaya es aleccionadora y la del PT enfrenta esta encrucijada. El freno a
los gobiernos populares ya no se realiza por alzamientos con represiones
feroces, sino aprovechando un sistema político que demuestra estar obsoleto
–fue armado para el funcionamiento de las oligarquías– para esta nueva realidad
latinoamericana.
El llamado al
golpe constitucional o directamente al militar, aparece reflejado, no sólo en
las acciones de los partidos opositores o en otrora aliados del PT, sino en
pintadas y carteles en las principales ciudades de Brasil. El objetivo es,
prioritariamente, derrocar a Dilma, pero también desprestigiar a Lula, y así
quebrar cualquier posibilidad de recambio democrático presidencial a futuro.
Lula comienza a
tomar el centro de la escena, y su autocrítica de hace pocos días atrás, sobre
que no sólo se puede equivocar Dilma sino que “se han equivocado todos”, puede
ser un punto de partida para plantear algunos de los grandes interrogantes de
la hora: ¿Se comenzará a construir un nuevo sistema de alianzas más ligado a
los movimientos sociales, campesinos, sindicales y emergentes? ¿Es necesario
refundar al PT? ¿Se avanzará con la construcción de consensos para una Reforma
Política integral?
En las respuestas
a estas y otras preguntas que de allí se infieren puede estar la salida, o no,
a la crisis y al proceso destituyente que se vive hoy en Brasil.
Título: Lula se
mueve para evitar el “democracidio”
Epígrafe: Ante
una marcha convocada bajo la premisa de derribar a Dilma como sea, Lula arengó
a militantes petistas venidos de todo el país tras desayunar con Dilma a solas
en el Palacio de Alvorada para hablar del pacto político que la sostiene.
Texto: “No al
‘democracidio’.” Lula aplaudió esa frase repetida por dirigentes del PT al
inicio del acto realizado en Brasilia horas antes de la marcha convocada para
hoy bajo la premisa de derribar a Dilma como sea. Había militantes petistas
venidos de todo el país junto a algunos campesinos sin tierra de caras
asoleadas y manos anchas haciendo flamear banderas rojas, como la remera
vestida por Lula con una estrella en el pecho.
Orador talentoso,
repentista como un payador al que le gusta entablar complicidad con el
auditorio, Lula comenzó su intervención alzando la autoestima de los petistas,
demonizados por la prensa. “Vine de San Pablo con una camisa negra y resolví
cambiarla (por una roja) para que las personas entiendan que nunca tendremos
vergüenza de ser del PT.”
En una noche
inspirada soltó críticas al elitismo del opositor Partido de la
Socialdemocracia (PSDB), principal fuerza convocante a la movilización de hoy,
y finalizó con palabras de solidaridad dedicadas al presidente de la Central
Unica de Trabajadores, Vagner Freitas, vapuleado por haberse prometido defender
a Dilma, incluso con las “armas”, contra los ataques de la “burguesía”. Freitas
empleó una figura retórica a la que la radio de noticias del grupo Globo igualó
con instigar a la lucha armada, y un columnista de radio, Joven Pan, con alto
rating en San Pablo, asoció al surgimiento de “milicias sindicales” entrenadas
para sembrar la violencia en la manifestación conservadora de este domingo.
“Tengan cuidado”, atemorizó el periodista que recomendó reforzar la presencia
policial para proteger a la “gente de bien” de las hordas sindicales.
Después de ser
abrazado y besado por decenas de compañeros en la noche del viernes, Lula
desayunó ayer con Dilma a solas en el Palacio de Alvorada.
Según
trascendidos analizaron la movilización destituyente de este domingo donde se
darán cita partidos conservadores, los más destacados el PSDB y Demócratas,
indignados opulentos, jóvenes neocons, como los del Movimiento Brasil Libre, y
fascistas desvergonzados que no disimulan sus saudades de la dictadura.
Es posible que
Dilma y Lula hayan dedicado ayer algunos minutos al acuerdo alcanzado la semana
pasada con el titular del Senado, Renán Calheiros, del Partido Movimiento
Democrático Brasileño (PMDB), gracias al cual fue aislado políticamente el
subversivo (por su metódica violación de normas republicanas) jefe de Diputados
Eduardo Cunha.
Esta alianza,
provisoria, con Calheiros, así como el diálogo retomado con el Supremo Tribunal
Federal, que desactivó una bomba preparada por Cunha para acelerar el
impeachment en la Cámara baja, mejoraron la situación del gobierno que diez
días atrás se comportaba como un zombie a merced de la agenda que le imponían
congresistas, jueces y editores.
A principios de
agosto, luego del explosivo arrojado contra la oficina de Lula y la detención
del petista histórico José Dirceu acusado (con pruebas vagas) de estafar a
Petrobras, los observadores honestos consideraban que esta movilización
antidilmista podría ser la antesala del impeachment horneado por el evangélico
diputado Cunha.
Tres semanas
después el panorama es otro: luego de haber recuperado los reflejos políticos
el gobierno y el PT disiparon la amenaza de una destitución en el corto plazo.
Golpistas por
metro cuadrado
Esta será la
tercera concentración del año, las anteriores fueron en marzo y abril, y la
primera convocada oficialmente por el ex candidato presidencial Aécio Neves,
del PSDB. Si hubiera menos público que el 15 de marzo, la marcha más
concurrida, Neves saldrá malherido ante Dilma y sus correligionarios, el ex
mandatario Fernando Henrique Cardoso, el gobernador de San Pablo Geraldo Alkmin
y el senador José Serra. Ninguno de estos tres altos dirigentes del PSDB
llamaron a tomar las calles para derrocar a la presidenta reelegida hace diez
meses cuyo segundo mandato iniciado hace ocho concluye el 31 de diciembre de
2018.
Por esa razón
gobierno y oposición van a medir con lupa la cantidad de golpistas por metro
cuadrado que se den cita hoy especialmente en San Pablo, el fortín del
antipetismo. También se evaluará la asistencia en Brasilia, la ciudad de mayor
ingreso per capita, y Río de Janeiro.
Si bien no hay
nada más insondable que el inconsciente colectivo de la derecha blanca e
indignada, en los últimos días se percibió menos optimismo en las redes
sociales donde expresa sus opiniones. Lo cual sería un indicio de que hoy habrá
menos público en la Avenida Paulista, de San Pablo, y el Eje Monumental,
principal arteria de Brasilia.
No se infiere de
lo anterior el fin de la rebelión conservadora o que se descarta por completo
que haya un mar de gente. Y si hoy hubiera tres o cuatro millones de personas
ocupando las avenidas, a Dilma le sería difícil frenar la votación de un pedido
de impeachment, cuyo texto ya está en el escritorio del diputado Cunha.
Recordemos que en
2013, de buenas a primeras, cientos de miles se lanzaron a las calles en un
movimiento espontáneo, con reivindicaciones distintas a las actuales, y hasta
hoy falta una explicación consistente de cómo surgió esa bronca que arrasó con
la popularidad de Dilma y no había sido detectada por ningún radar sociológico.
Durante la
conversación de Lula y Dilma de ayer en el Palacio de Alvorada al parecer se
habló sobre los viajes que ambos realizarán esta semana por las provincias
pobres del norte y el nordeste, donde el PT tiene su electorado más leal.
Lula prioriza
mantener vivo el vínculo con los grupos más identificados con el proyecto de
transformación e inclusión social iniciado en 2003.
Sabe diferenciar
entre las alianzas inevitables de las permanentes. El acuerdo con el
conservador Calheiros (que propuso el fin del Mercosur y allanar el camino a
los capitales extranjeros) está entre las primeras y durará mientras el senador
obtenga ventajas.
Las relaciones de
largo plazo son con los sindicatos, los partidos de izquierda y los campesinos
sin tierra, a pesar de las críticas de éstos hacia el ajuste neoliberal en
curso.
Mientras asegura
la supervivencia de Dilma en el gobierno Lula continuará negociando un posible
frente popular, que algunos petistas llaman frente amplio, y recomponiendo la
mística en las filas del PT, como lo hizo en el acto el viernes a la noche en
el Centro de Convenciones Brasiliense.
“Para nosotros es
muy bueno que Lula haya venido a hablar, él hace que nos fortalezcamos en
nuestra identidad, porque hay muchos sectores que quieren que uno sienta
vergüenza de ser del PT”, comentó a este diario Mónica Sacramento Costa,
después del mitin.
Mónica habla de
la “agresividad derechista hacia el PT y hacia Dilma, los medios nos ofenden
permanentemente. Me preocupa mucho que está poniéndose de moda agredirnos. Hace
un tiempo fui a hacer proselitismo por Dilma a la terminal de colectivos,
identificándome como del PT, y un tipo vino a golpearme, pero por suerte lo
pararon. Está habiendo un venganza contra nosotros, odio, racismo. Hay mucho de
eso en la gente que está llamando a la marcha del domingo”.
Comentario del compilador
ResponderEliminar" idiotas útiles de todo tipo y gente linda en general "
Extracto de las notas
"en un momento en el que ni el Gobierno ni la oposición representan perspectivas de futuro"
“El descontento económico alcanza a todos los sectores de la población"
"El PT, que surgió como el partido de los pobres, de la ética y de las transformaciones sociales, abandonó esos propósitos al llegar al poder, en 2003", afirma Frei Betto, uno de los fundadores del partido, amigo de Lula"
"iba un pequeño grupo de militantes del Partido de los Trabajadores (PT), que habían participado tímidamente en los actos, avergonzados por el aumento decretado en la ciudad por un alcalde del partido."
Pregunta
¿seguro que son solamente "idiotas útiles y gente linda en general"?
Respuestas: (1) Tal vez no sean todos lindos, pero idiotas útiles seguro. No vivimos en Disneylandia; vivimos en un mundo en el que la alternativa a esto es el neoliberalismo. No soy necio, no niego que exista despilfarro o corrupción en los gobiernos del PT. Ocurre que con el neoliberalismo esto no pasa ni loco: TODO el excedente va a los ricos de las finanzas. (2) Notará usted que en el despliegue de las cuatro notas hay un contrapunto: el estilo destituyente del diario El País y el más analítico del de Página/12. Desde hace un tiempo venimos matizando las noticias de este modo, como para que el lector de Astroboy tenga la ventaja adicional de entender los posicionamientos de la prensa frente a los acontecimientos. Los periodistas de Página tampoco niegan la corrupción: simplemente saben de qué va la cosa y lo dicen.
ResponderEliminarCordiales saludos,
Astroboy
Bueno, ya página/12 ha dejado de ser mesurado para ser obsecuente... Pero pensar que Frei betto es un idiota útil "porque si no se viene el neoliberalismo" ya se parece demasiado al "Vote naranja porque si no se viene el amarillo"
ResponderEliminarSaludos. Es un placer leer sus post
Hola Profe,
ResponderEliminarTiene razón. Es una grosería de mi parte calificar así a Fray Betto. Me retracto.
Cordialmente,
Astroboy
Frei Betto, quise decir.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCalamo currete, dirían los latinos, y supongo un error de la "traducción simultánea" de los políglotas cómo Usted. Disculpas aceptadas (ambas).
ResponderEliminar"Cabeza Fría y Corazón Caliente" dirían los viejos técnicos del fútbol argentino. A veces uno se apasiona tanto que se le escapan los adjetivos y por más que compartamos ideas, respecto de los temas de Brasil, creo que la objetividad debe superar a la pasión. Saludos Cordiales