Ciudadana argentina protestando en favor de la República, por la vida, la convivencia y la verdad
El mes pasado se
firmó un acuerdo marco entre Irán y un grupo de potencias, notoriamente los
Estados Unidos. Según este acuerdo, Irán se compromete a no desarrollar armas
nucleares a cambio del levantamiento de las fuertes sanciones económicas que la
“comunidad internacional” (o sea, el Imperio y sus vasallos) venían imponiendo
a ese país desde hace más de una década. Pero por debajo, era otra cosa lo que
se jugaba: Irán, heredero del Imperio Persa y una potencia regional de Asia por
peso propio, exige ser respetado como tal y no ser un mero peón del Gran Juego
geoestratégico que se viene librando en Asia central desde hace por lo menos
dos siglos. Para ello se bancó no sólo diez años de sanciones económicas
asfixiantes sino una guerra con Irak a lo largo de la segunda mitad de la
década de 1980. Irán se la bancó y, hasta cierto punto, ganó.
Este acuerdo es un "game changer" en Medio Oriente. Hay tres grandes perdedores con
el mismo: (1) en los EEUU, la derecha rabiosa, los neocons, esos cuya
doctrina post- era soviética es: al que levanta la cabeza se la bajamos a
palazos; (2) las monarquías del Golfo, esos enclaves semifeudales en donde, por
ejemplo, las mujeres van presas si se animan a manejar un auto. Las monarquías
se ven afectadas no sólo porque Irán es un competidor directo (como gran
productor y exportador de petróleo y, sobre todo, de gas). Las monarquías
mantienen con Irán rivalidades de siglos, de carácter religioso, étnico y
cultural. (3) Finalmente, el gran perdedor regional es Israel, quien hizo todo
lo posible para que el acuerdo entre el grupo “5 + 1” e Irán no se llevara a
cabo. Israel hubiera preferido una linda guerrita con Irán, al estilo de la que
está destrozando a Siria en estos últimos tres años, para que Irán no levante
cabeza por los próximos, digamos, 50 años. En fin, no todo se puede en esta
vida, chicos.
En este marco
estratégico es que hay que entender a una figura como Alberto Nisman, fiscal
argentino a cargo de la “causa AMIA”; esto es, la investigación judicial sobre el
atentado terrorista a la mutual judía en Buenos Aires el 18 de Julio de 1994.
Entre los argumentos utilizados por Israel y los neocones
estadounidenses para culpar a Irán por cualquier cosa, está el “hecho” de que Irán sería un estado terrorista, o al
menos que apoya el terrorismo islámico. Una de las “pruebas” de esto sería
la presunta participación del gobierno
iraní en el atentado a la AMIA. La mayor parte de los que han estudiado la
causa AMIA (incluyendo a la entonces senadora y actual presidenta de la
Argentina, Cristina Fernández) saben que esto es básicamente un cuento chino.
La decisión de este gobierno, como así también la del gobierno anterior, fue
dejar que la verdad se supiera en los juzgados nacionales donde se tramita la
causa. De ahí que firmara con Irán un memorándum de entendimiento para que los
entonces funcionarios iraníes (de 1994, año del atentado) pudieran declarar
ante la justicia argentina.
Esto no era lo
que querían los sectores más energúmenos del Imperio y los aliados regionales
(i.e., Israel). Obama quería cerrar el acuerdo con Irán y ellos no. Había que
actuar: embarrar la cancha, provocar a Irán, inventar excusas, en fin,
cualquier cosa. Bastaba verle la cara al presidente de Israel, el
ultraderechista Benjamin Netanyahu, vociferando pavadas en las Naciones Unidas,
por ejemplo, para comprender que el tiempo se les estaba acabando. En ese marco
es que se produce la Operación Nisman, Opereta Nisman, o como quieran llamarla.
De paso, ya que estamos, le armamos un golpe blando a la Kretina, pensaron los armadores
locales de la jugarreta. Contaban con Nisman, parte de la prensa argentina,
unos cuantos agentes (assets) locales y extranjeros, además de unos doscientos
mil pelotudos con domicilio en Palermo y Belgrano.
No vamos a
repetir la opereta de Enero de 2015 en Buenos Aires. Digamos que salió mal y Nisman terminó pegandose un tiro. Lo interesante del caso es que, con el correr de las
semanas, comenzaron a conocerse detalles del armado local de la jugada. Fue así
que conocimos a joyitas como Jaime Stiuso, service local todoterreno, o ese
prócer del periodismo, Damián Pachter
(que destruyó en 24 horas alrededor de 30 años de prestigio del Buenos Aires
Herald), o a la mamá de Nisman (la señora que en medio de tanto dolor tuvo
tiempo para hacerse una corridita y vaciar ciertas cajas de seguridad), o a esa maravilla informática, Dieguito Lagomarsino, que compartía el salario con Nisman para ayudarlo a llegar dignamente a fin de mes, o a la
ex esposa de Nisman, la heroína judicial Sandrita Arroyo Salgado. O,
finalmente, al prócer mayor, el propio fiscal Alberto Nisman, tan sonriente en
esas formidables fotos bajo el sol de Cancún con una putita uruguaya cuyo
nombre, por suerte, ya olvidamos.
La ruta del
dinero N está comenzando a conocerse con cierta claridad y detalle. Lo que
sigue es una nota de Raúl Kollmann publicada ayer en Página/12. En realidad son tres notas, una principal y dos secundarias, las que permiten completar un cuadro de situación: quién fue, en realidad, Alberto Nisman, y cuál fue su papel en todo esto. No te las pierdas:
Eso decimos todos. Basta, Cristina, de andar matando fiscales por ahí
Título: Nisman y
sus insólitas relaciones financieras
Epígrafe: La
fotocopia de un cheque de 200.000 dólares, que exhibe aquí Página/12, revela
sus vínculos con un empresario acusado de estar relacionado con la CIA. Un
depósito de 150.000 dólares realizado por Stefanini, el empresario desaparecido
en 2014. Los 600.000 dólares de saldo.
Texto: Las
investigaciones relacionadas con la muerte del fiscal Alberto Nisman siguen
produciendo enormes sorpresas: en la caja de seguridad del departamento del
edificio Le Park apareció una fotocopia de un cheque de 200.000 dólares,
librados desde una cuenta en el Bank of America de Miami y que se habrían
depositado en la cuenta secreta de Nisman en el banco Merrill Lynch de Nueva
York. La existencia de la fotocopia trascendió en los días posteriores a la
muerte del fiscal, pero Página/12 exhibe hoy la copia en forma plena. El dueño
de la cuenta desde la cual se emitió el cheque es Claudio Alejandro Picón,
también titular de la lujosa camioneta Audi que manejaba el fiscal y que quedó
en el estacionamiento de Le Parc desde la noche en que Nisman fue encontrado en
el baño. Picón aparece vinculado con empresas norteamericanas que, en el mundo
de la seguridad, son consideradas contratistas de los servicios de Inteligencia
de Estados Unidos. Sin embargo, las sorpresas no se detienen allí. Fuentes del
entorno del fiscal aseguran que en el tercer trimestre de 2013 aparecería en la
cuenta de Nisman un depósito de 150.000 dólares realizado por Damián Carlos
Stefanini, el misterioso empresario que desapareció –y no volvió a aparecer– el
17 de octubre de 2014. Stefanini fue a supervisar la construcción de tres yates
en San Fernando y hasta hoy no se sabe qué ocurrió con él (ver aparte). Nadie
conoce cuál es el vínculo entre Stefanini y Nisman: si se trató de una mesa de
dinero, una cueva para sacar dólares del país o un negocio oculto. Lo cierto es
que los 150.000 dólares plantean una relación inexplicada entre el fiscal
muerto y el empresario desaparecido. Por último, en Tribunales ya habría un
dato sobre el saldo de la cuenta de Nisman en el Merryll Lynch: algo más de
600.000 dólares, otra cifra descomunal que, en principio, no tiene explicación
si se relaciona semejante cantidad de dinero con los ingresos del sueldo del
fiscal, los únicos declarados por él en su declaración jurada. Se espera el
informe oficial del banco sobre ese saldo y los movimientos de fondos del
fiscal. Desde el punto de vista del caso del atentado contra la AMIA, la
investigación de estos dineros es de interés no sólo económico, sino que podría
tener que ver con los vínculos del fiscal y su alineamiento con sectores de la
derecha republicana.
Cheque y cuenta
La fotocopia del
cheque de 200.000 dólares fue encontrada junto a cuatro pasaportes en la caja
de seguridad del departamento de Le Parc en la misma noche en que apareció el
cuerpo del fiscal. Según las primeras investigaciones, el cheque se depositó en
la cuenta del Merrill Lynch en 2013, aunque no existen precisiones de la fecha
ni tampoco el motivo. Es una suma altísima, sobre la que por ahora no hay
ninguna explicación. La cuenta del Merrill Lynch estaba a nombre de la madre de
Nisman, Sara Garfunkel, la hermana del fiscal, Sandra Nisman, y el informático
Diego Lagomarsino. La clave estaba en que el fiscal era el apoderado, es decir que
era quien manejaba todo. Hasta ahora el único que dio alguna explicación de por
qué figura en la cuenta es Lagomarsino, pero parece cantada la respuesta que
darán tanto Garfunkel como Sandra Nisman (ver aparte).
Como se aprecia
en la fotocopia, el cheque fue librado por Claudio Alejandro Picón, que ya
declaró ante la fiscal Viviana Fein porque, junto a su hermano Fabián, es el
dueño de Palermopack S. A., la empresa propietaria de la lujosa camioneta Audi
Q5, dominio MPC 641, que manejaba Nisman. Picón dio una versión poco
convincente: dijo que le prestaban el vehículo a Nisman y que solían comprar
autos de lujo para prestarles a amigos. Nada explica por qué el fiscal federal
andaba, sin papeles, con una camioneta que no estaba a su nombre.
El juez Rodolfo
Canicoba Corral y el fiscal Juan Pedro Zoni investigan operaciones de lavado de
dinero y, en ese marco, estudian a varias empresas en las que figura la madre
de Nisman, Sara Garfunkel. Una de ellas es Monroe Plaza SRL, una constructora,
y además hay un emprendimiento en un lujoso edificio en el que Nisman tenía dos
departamentos con cochera sobre la avenida Dorrego, en Palermo Hollywood. En
este último fideicomiso también aparece Picón.
En el margen
superior de la fotocopia del cheque del Bank of America aparece el nombre de
quien lo libra: textualmente dice Claudio A Picon. Figura la dirección en Miami
en la que está registrado Picón y domiciliada la cuenta: en el 2600 South del
Bayshore Drive, en Coconut Grove. No está claro si Picón tiene un departamento
allí o es una dirección prestada.
Como es obvio,
este movimiento de dinero oculto también está siendo investigado por Canicoba
Corral y Zoni. El delito sería el de lavado de dinero y, por supuesto, no está
imputado Nisman porque falleció, pero sí los otros titulares de la cuenta en la
que se depositaron los 200.000 dólares.
El Norte
El cheque, la
camioneta y el fideicomiso son coincidencias que requieren una explicación. Los
hermanos Picón aparecen en sociedad con Eugenio Pipo Ecke, que a su vez estuvo
–o está– relacionado con Frank Holder. Ambos estuvieron a cargo de la seguridad
del grupo empresario Exxel, como describe con puntillosidad el libro sobre la
vida de Rodolfo Galimberti que escribieron Roberto Caballero y Marcelo Larraquy.
Tanto en aquel trabajo como en otros se los vinculó con los servicios de
Inteligencia norteamericanos. Marcelo Sain, ex titular de la Policía de
Seguridad Aeroportuaria y hoy a cargo de la Escuela de Inteligencia, dijo hace
unos meses: “La conclusión es que Nisman andaba en una camioneta de
contratistas de la CIA. Me impresiona, aunque siempre sostuve que Nisman
reportaba a la ex SIDE. Y la ex SIDE, bajo el mando de Jaime Stiuso, reportaba
a la CIA. Muchas veces se dice que la CIA está alineada con los intereses
norteamericanos, pero eso es relativo. La CIA tiene sus propios intereses y más
bien está alineada con la derecha republicana”.
La aparición del
cheque firmado por Picón y el hecho de que Nisman usara una camioneta también
propiedad de Picón, plantea una alternativa inquietante:
- Puede ser que
el dinero se haya movido por un vínculo económico originado en negocios no
declarados o en operaciones financieras y cambiarias que terminaban con un
envío de los fondos a Estados Unidos. A esta altura de la investigación, parece
claro que Nisman tenía cuentas en el exterior, propiedades en Punta del Este,
fideicomisos en Palermo, aunque nada a su nombre.
- No se puede
descartar que el dinero tenga que ver con el alineamiento internacional de
Nisman. El ex director ejecutivo de la DAIA, Jorge Elbaum, testimonió que el
fiscal ofreció dinero de Paul Singer, cabeza de los fondos buitre a través de
NML Capital, para solventar una campaña contra el Memorándum de Entendimiento
con Irán. Además, es público y notorio que Nisman aparecía vinculado al think
tank republicano Fundación de Defensa de la Democracia.
De manera que
Canicoba Corral y Zoni tendrán que bucear en el punto clave: el origen de los
fondos.
Más dólares
A la existencia
del cheque por 200.000 dólares se suma otro dato que apareció en el entorno de
Nisman: un depósito de 150.000 dólares realizado, también en el Merrill Lynch,
a nombre de Damián Stefanini, el empresario desaparecido (ver aparte).
Y aquí aparecen
una serie de coincidencias sórdidas en este aspecto del caso Nisman:
- Quien denunció
la existencia de la cuenta secreta en Nueva York fue la ex esposa del fiscal,
la jueza federal Sandra Arroyo Salgado. Fue ella la que contó que los titulares
de esa cuenta son Garfunkel, Sandra Nisman y el informático Diego Lagomarsino,
con el propio fiscal como apoderado. Arroyo Salgado hasta dijo que ponía en
conocimiento de la fiscal Viviana Fein la existencia de esa cuenta porque la
muerte del fiscal podría tener que ver con una disputa económica.
- La jueza Sandra
Arroyo Salgado es la magistrada a cargo de la causa por la desaparición de
Damián Stefanini, el hombre que habría depositado los 150.000 dólares en la
cuenta del Merrill Lynch de Nisman. El expediente está en la Justicia federal
de San Isidro con la calificación de secuestro extorsivo, dada la existencia de
llamadas de falsos secuestradores que quisieron cobrar un rescate
aprovechándose de la situación. Esos oportunistas fueron detenidos y hoy en día
parece claro que la desaparición de Stefanini no obedece a un secuestro
extorsivo. La instrucción de la causa está a cargo del fiscal federal Fernando
Domínguez, pero la jueza es Arroyo Salgado.
Con ese cuadro de
situación, la realidad es que hoy Arroyo Salgado investiga la desaparición de
un hombre que tenía algún vínculo con su ex marido. Esto significa
inevitablemente que tendrá bajo estudio entrecruzamientos de llamadas que
podrían explicar el supuesto depósito del tercer trimestre de 2013, o sea
entrecruzamientos de llamadas donde aparecerá su ex marido en forma directa o
indirecta.
Saldo
Para redondear el
cuadro de sospechas, hay datos que indican que el saldo de la cuenta que
manejaba Nisman en Nueva York era de 600.000 dólares. Todo deberá ser
confirmado por el banco ya que Canicoba le pidió información a través de un
exhorto y no sólo deberían aportar el dato del saldo sino de los movimientos
que se produjeron en la cuenta en los últimos años.
Uno de los
grandes problemas en esta causa y en otras es la escasa colaboración de los
bancos y la justicia norteamericana con los investigaciones de los magistrados
argentinos. Hay expedientes en los que no contestaron nunca y otros en los que
tardaron años en responder. La causa Nisman tiene, sin embargo, dos costados más
que delicados: se trata del fiscal que investigaba el atentado más importante
de la historia argentina y, además, uno de los movimientos involucra a una
persona –Stefanini– que está desaparecida de forma más que misteriosa.
La existencia de
dinero oculto plantea enormes interrogantes sobre el origen de los fondos, ya
sea que provengan de transferencias no oficiales, negocios ocultos, o que
provengan de dinero que Nisman recibió para financiar –y perfilar– de forma
extraoficial la investigación en el caso AMIA.
***
Título: Dudas por
despejar
Texto: Parece
cantado que, en algún momento, los titulares de la cuenta del Merrill Lynch en
Nueva York van tener que prestar declaración indagatoria por el delito de
lavado de dinero. Como se sostuvo en la sorpresiva denuncia de Sandra Arroyo
Salgado, los titulares de esa cuenta son la madre del fiscal, Sara Garfunkel,
la hermana de Nisman, Sandra, y el informático que trabajaba para el fiscal,
Diego Lagomarsino, aunque Nisman retuvo el control de la cuenta porque era el
apoderado. La novedad más trascendente es que Garfunkel designó como su abogado
a Pablo Lanusse, pero eso será en el expediente de la muerte del fiscal. En la
otra causa, la de lavado de dinero, la defensa es ejercida por Paul Warszawski
y Javier Litvak.
Está claro que
Nisman tenía el manejo de la cuenta del Merrill Lynch: era el apoderado y por
lo tanto la persona por la que pasaban los depósitos, cheques y transferencias.
Sara Garfunkel, Sandra Nisman y Lagomarsino dirán que no tuvieron ningún
dominio ni conocimiento respecto de la cuenta de Nueva York. Es más,
Lagomarsino ya declaró y contó que en 2013 Nisman le pidió que firmara unos
papeles con los que, de hecho, aceptó estar en la titularidad de la cuenta.
Según el informático, Nisman tenía mucha autoridad sobre él y no podía negarse
a firmar, pese a que el fiscal le dijo explícitamente que no podía ser titular
por ser una persona políticamente expuesta, es decir con responsabilidades
políticas. Al mismo tiempo, Lagomarsino afirmó que nunca participó de ninguna
operación y que sólo puso su rúbrica en dos transferencias de algo más de dos
mil dólares para pagar expensas de unos lotes que Nisman tenía en el complejo
Pueblomio de Punta del Este. Los lotes no figuran en ninguna declaración del
fiscal y están a nombre de su madre, Sara Garfunkel.
Las explicación
de Garfunkel y Sandra Nisman sobre la cuenta de Nueva York es bastante similar.
Aducen que tras la muerte del fiscal llamaron, desde un locutorio, a un número
que él les dejó y que ellas ni sabían que era un número de un banco. La versión
del locutorio parece poco verosímil, pero todavía menos fue lo que dijeron a
continuación: que la persona que atendió les dijo que podían recurrir a otro
titular, Lagomarsino. Los bancos del mundo y más aún los norteamericanos son
renuentes a dar detalles sobre cualquier cuenta y, además, en este caso, tenía
fondos no declarados. Respecto de los lotes en Uruguay, Garfunkel reveló que
viajó a ese país con su hijo y que no sabe qué papeles firmó. La parte poco
creíble fue que dijo no recordar cómo fue a Uruguay, si en avión, barco o en
auto.
Toda esta
investigación quedó en manos del juez federal Rodolfo Canicoba Corral y el
fiscal Juan Pedro Zoni, aunque también colaboraron el titular de la Procuraduría
de Delitos Económicos (Procelac), Carlos Gonella, y la Unidad de Información
Financiera (UIF), José Sbatella.
Dada la muerte de
Nisman, una parte importante de la pesquisa depende de la información del
Merrill Lynch, cursada a través de la justicia norteamericana. Los exhortos
fueron enviados hace rato y se esperan las respuestas.
Las relaciones
entre Arroyo Salgado y Garfunkel parecen atravesar por un mal momento. En la
causa por la muerte del fiscal ya están representadas por letrados distintos
–Juan Pablo Vigliero, Manuel Romero Victorica y Federico Casal por Arroyo
Salgado y Pablo Lanusse por Garfunkel–, cuando antes tenían una querella
unificada. La aparición de cuentas y propiedades no declaradas preanuncia un
conflicto de intereses que tiene que ver con lo hereditario y los derechos de
las dos hijas de Arroyo Salgado y Nisman. En esa cuestión hay un punto
pendiente: el contenido de las cuatro cajas de seguridad que Garfunkel vació a
escondidas y sin ningún control judicial.
***
Título: El
misterio Stefanini
Epígrafe: Hasta
ahora no se conocía la existencia de una relación entre Nisman y Stefanini, que
desapareció sin dejar rastro el 17 de octubre de 2014. La causa, en manos de
Sandra Arroyo Salgado.
Texto: Damián
Carlos Stefanini desapareció sin dejar rastro el 17 de octubre de 2014. Ese día
fue a un astillero donde construían uno de los tres yates que, aparentemente,
eran parte de una inversión. El auto del empresario apareció estacionado en la
localidad de Florida, en Vicente López, pero las cámaras de la zona no
permitieron establecer si fue el propio Stefanini el que dejó allí el Audi A4
blindado, color negro. Ahora, sobre la sombra del empresario trabajan dos
jueces federales. Por un lado, Sandra Arroyo Salgado, jueza federal de San
Isidro, aunque la investigación la lleva adelante el fiscal Fernando Domínguez,
que trata de esclarecer si Stefanini está o no con vida y, en este último caso,
dónde está. Por el otro lado, Rodolfo Canicoba Corral que buscará explicación al
hecho de que Stefanini aparece depositando 150.000 dólares en la cuenta del
fallecido Alberto Nisman. A estos enormes interrogantes se suma otro más: en el
expediente habría llamadas también entre Stefanini y Claudio Alejandro Picón
(ver nota central).
Hasta ahora no se
conocía la existencia de una relación entre Nisman y Stefanini y, en verdad, la
vida de este último es un enorme enigma, incluso para su familia. El
empresario, casado con Antonella Ognio, tenía un bebé de unos pocos meses y,
según los testimonios, se movía con muchas precauciones, como si estuviera
amenazado. En los días posteriores a su desaparición, su suegro, Horacio Ognio
–un conocido empresario correntino– insistía en que Stefanini vivía de una
fábrica de mesas y sillas de exteriores. Sin embargo, su ritmo de vida y gastos
no encajaban con lo que podía producir una empresa chica. Poco a poco fueron
creciendo las evidencias de que Stefanini tenía otra vida, más ligada a alguna
cueva financiera o a inversiones de dinero en negro. Esto es lo que explicaría
su desaparición y así lo entienden ahora su joven esposa y su suegro.
Actualmente no
hay un hilo conductor claro que permita establecer por qué en la cuenta de
Nisman aparece un depósito de Stefanini. Están las llamadas de Stefanini con
Picón y la posibilidad de que éste haya jugado el papel de intermediario. La
relación de Picón con Nisman quedó comprobada en al menos tres hechos: el
fiscal manejaba una camioneta lujosa propiedad de una empresa de Picón; el
cheque de 200.000 dólares de una cuenta de Picón que se encontró en la caja
fuerte del departamento de Le Parc, y el fideicomiso del edificio de la avenida
Dorrego, en Palermo Hollywood, en el que figura Picón y hay dos departamentos a
nombre de Sara Garfunkel, la madre del fiscal. Pero si Picón fue intermediario
entre Nisman y Stefanini no queda claro cuál es el motivo de semejante
movimiento de dinero.
En el entorno de
Stefanini aparecen otras conexiones que llaman la atención, incluso a su
familia. Es que los Ognio afirman que Stefanini cambiaba alguno que otro
cheque, pero que no hacía operaciones de envergadura. Por lo que va surgiendo
en la actualidad, se mencionan movimientos por unos 500.000 dólares al mes.
- Hay llamadas
con Guillermo Greppi, titular de la financiera Propyme, un hombre muy conocido
en el mundo de las finanzas.
- También hay
llamadas con el empresario Hugo Schwartz con quien, aparentemente, estaba
asociado en la construcción de alguno de los yates. Schwartz es el impulsor de
un monumental proyecto inmobiliario en el Delta, Colony Park, hoy parado por la
Justicia por cuestiones ambientales.
- Y hay
comunicaciones con Fernando Caparrós Gómez, otro financista, que fue
investigado por la financiera Monetización, en la que Sergio Schoklender
cambiaba cheques de Sueños Compartidos, la fundación de las Madres de Plaza de
Mayo. En la investigación de la desaparición de Stefanini figura también el
vínculo de Caparrós Gómez con Jorge Fidalgo, quien cambió cheques a las
víctimas del triple crimen de General Rodríguez y la llamada mafia de los
medicamentos y la efedrina.
- El
entrecruzamiento de llamadas es mantenido en secreto, pero quienes conocen el
expediente afirman que hay comunicaciones con lo que fue el Exxel Group y con
Eugenio Ecke, el hombre que fue o es socio de Picón.
Todas estas
conexiones indicarían que Stefanini estaba en el mundo de las finanzas y las
cuevas financieras. La lógica es que allí se encuentren los motivos de su
desaparición y todo indica que su ausencia fue forzada, no una fuga por alguna
deuda. El suicidio de Mariano Benedit, el financista que apareció muerto en la
Costanera Sur a fines de 2014, muestra la vorágine y las presiones del mundo de
las cuevas. Y si es cierto que Stefanini estaba en ese mundo, puede ser que eso
explique el depósito de 150.000 dólares en la cuenta que manejaba Nisman en
Nueva York. O sea que Stefanini habría participado en la transferencia, en
negro, de fondos al Merrill Lynch. Habrá que comprobarlo. Y, sobre todo,
Canicoba Corral y el fiscal Zoni tendrán que esclarecer el origen del dinero,
de dónde salió semejante cantidad de plata.
"Una familia muy normal"
ResponderEliminar