Cada puntito negro, allá en el agua, es una cabecita humana. Ciudadanos libios. Gracias, NATO
Leemos en el diario español El País:
Título: La masiva
afluencia de refugiados e inmigrantes desborda a Grecia
Subtítulos: ACNUR
cifra en 225.000 las personas llegadas a la UE de enero a julio; la mitad, a
Grecia / La ONU pide a Francia un plan para tratar la crisis de Calais
Texto: Durante
los últimos años, pero muy especialmente desde enero, cuando empezó la oleada
migratoria que ha disparado la llegada de irregulares a su territorio hasta un
750% más que en 2014, Grecia ha clamado ayuda en el desierto de una Unión
Europea incapaz de ponerse de acuerdo sobre el reparto de los refugiados que
alcanzan sus bordes. La extrema porosidad de sus fronteras, y su vecindad a
Oriente, ha convertido a Grecia en la puerta grande de Europa para refugiados
—sirios y afganos en su mayoría— e inmigrantes económicos, con 124.000 entradas
desde enero (sólo en julio fueron 50.000, 20.000 más que el mes anterior). La
cifra supone más de la mitad del número de inmigrantes que entraron en Europa
entre enero y julio, más de 225.000, según el Alto Comisionado de la ONU para
los Refugiados (Acnur).
Con las islas del
este del Egeo atestadas de indocumentados desde hace meses, la crisis
migratoria forzó este viernes al Gobierno a celebrar una reunión de urgencia,
al término de la cual el primer ministro, Alexis Tsipras, reiteró que Grecia no
está preparada para recibir a tantos migrantes, y recabó de nuevo ayuda
europea. “Ahora se verá si esta es la Europa de la solidaridad o la de los
intereses económicos donde cada uno solo mira por su frontera y por su país”,
dijo, subrayando que “las fronteras de Grecia son las fronteras de Europa (…)
La situación nos sobrepasa. Grecia es un país que sufre una crisis humanitaria
dentro de su crisis [económica]”, añadió el jefe del Gobierno. El gabinete
acordó “mejorar las condiciones de acogida” y “acelerar el proceso de
identificación” de los refugiados.
Tasia
Christodulopulu, ministra de Inmigración —cartera de nueva creación en el
Ejecutivo de Tsipras—, admitió el fracaso de las autoridades y agradeció la
ayuda de la población civil para aliviar la crisis. “Por el momento, las ONG
están cubriendo el hueco dejado por el Estado, sin ellos sería mucho peor”,
dijo la ministra al diario Kathimerini.
El drama humano
fue puesto también de manifiesto por Vincent Cochetel, responsable para Europa
de Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados. "Hay un caos total en
las islas griegas, no hay lugares de cobijo. Pedimos al Gobierno de Grecia que
asuma el liderazgo y la coordinación de la repuesta a esta emergencia… somos conscientes
de sus limitaciones, pero le pedimos que asigne un lugar para los refugiados.
Hay muchos cuarteles militares sin usar o terrenos no cultivados, cualquier
cosa es mejor que nada", dijo Cochetel. “En mis treinta años de
experiencia humanitaria no he visto nunca nada semejante, su situación es
absolutamente penosa”.
Esta situación
“caótica” en definición de Acnur ha irradiado incluso desde las islas y ya
alcanza el centro de Atenas, con cientos de migrantes durmiendo al raso en
plazas y parques, como el de Campo de Marte, que alberga una población flotante
de unas 300 personas —sirios y afganos— en 80 tiendas de campaña, sin
condiciones de salubridad y bajo un calor extremo, con la sola ayuda de vecinos
y activistas de derechos humanos. Los recién llegados de Turquía son
trasladados al puerto del Pireo para aliviar la presión de las islas, pero su
traslado sólo consigue cambiar de lugar el problema hasta que logran continuar
el viaje. La mayoría no quiere quedarse en Grecia, pero el criticado Tratado
Dublín II estipula que los refugiados deben pedir asilo en el primer país de la
UE que pisan. En junio, las solicitudes se habían incrementado en un 42,6% con
respecto a 2014 (los sirios, un 500% más). El 86,3% fueron denegadas, según el
Servicio de Asilo griego, dependiente del Ministerio del Interior.
Varios son los
factores que explican, grosso modo, esta crisis, que llueve sobre mojado sobre
un estado de cosas ya deteriorado de antemano. La mala gestión administrativa e
incluso la negación política del fenómeno migratorio durante lustros; la
cercanía a guerras como las de Siria e Irak, o a la misma Turquía, deseosa de
aligerar la presencia en su territorio de dos millones de refugiados sirios; la
escasísima distancia —y menor probabilidad de naufragio— de las islas del Egeo
de la costa turca, o incluso dos equívocos mensajes lanzados por el Gobierno
griego que según algunos han podido tener un efecto llamada sobre los
extranjeros: en febrero, el cierre de los centros de detención de extranjeros,
y la liberación progresiva de todos los sin papeles recluidos en ellos sin
cuentas judiciales pendientes y, un mes después, unas altisonantes
declaraciones del ministro de Defensa, Panos Kamenos (líder de Griegos
Independientes, la derecha nacionalista que apoya a Syriza), amenazando con dar
papeles a los inmigrantes y enviarlos a Alemania, para presionar a Berlín en
las negociaciones del rescate. Aunque la bravata de Kamenos se desinfló
enseguida, muchos extranjeros contactados por este diario en junio y julio en
la isla de Kos y en Atenas aludían a una hipotética barra libre de papeles como
razón última de su viaje.
La ONU pide a
Francia un plan para tratar la crisis de Calais
ACNUR ha pedido
este viernes a Francia que presente un plan de emergencia “global” para tratar
la crisis migratoria en Calais. Entre 3.000 y 5.000 inmigrantes sin papeles se
encuentran en esta ciudad portuaria del norte de Francia, desde donde esperan
poder cruzar a Reino Unido. Una decena de ellos han muerto al intentarlo en los
dos últimos meses. “ACNUR reitera su llamamiento del verano de 2014 para una
respuesta urgente, global y duradera, en primer lugar por parte de las
autoridades francesas”, indicó ACNUR en un comunicado difundido en Ginebra,
donde se encuentra su sede. La agencia de la ONU recordó a Francia sus
obligaciones en el ámbito de los Derechos Humanos e indica que para afrontar
esta crisis deben movilizarse los medios propios a una catástrofe natural.
La crisis
migratoria se ha intensificado este verano en Calais, el punto más cercano de
Francia con Reino Unido desde donde parte el Eurotúnel y los ferries que cruzan
el canal de La Mancha. Entre 3.000 inmigrantes sin papeles, según el ministerio
del Interior, y 5.000, según la empresa Eurotunnel y fuentes policiales, se
encuentran varados en la ciudad portuaria a la espera de poder llegar a
Inglaterra. Cientos de ellos lo intentan cada noche, poniendo en peligro su
vida, y una decena de ellos han muerto en los últimos dos meses.
El miércoles, la
Comisión Europea había ofrecido su ayuda financiera a Francia y a Reino Unido
para facilitar el tratamiento de solicitudes de asilo, al igual que para la
identificación de los inmigrantes en colaboración con los países de origen con
el fin de facilitar su regreso. Su presidente, Jean-Claude Juncker, se mostró
preocupado por la situación en Calais.
París y Londres
han anunciado refuerzos de las medidas de seguridad, con la instalación de
nuevas vallas de seguridad y el envío de refuerzos policiales, pero las
asociaciones denuncian las condiciones de vida de estos inmigrantes que en
muchos casos huyen de la guerra y de la represión política. Unos 900 de ellos
han solicitado el asilo político, según Interior. Otros 200 son expulsados cada
mes, según la misma fuente.
Unos 2.000 de
estos inmigrantes viven en un descampado situado en un antiguo vertedero puesto
a disposición por el ayuntamiento de Calais, a unos 5 km de la ciudad, donde
las asociaciones tratan de mejorar sus condiciones. Médicos del Mundo ha
instalado un ambulatorio de emergencia para tratar tanto las heridas provocadas
por los intentos frustrados de penetrar en las instalaciones del eurotúnel como
las enfermedades provocadas por las malas condiciones sanitarias del campo.
Solidaridad Internacional por su parte ha instalado sanitarios y duchas, pero
en números muy inferiores a los necesarios.
El Gobierno ha
habilitado un centro de acogida junto a este campamento chabolista, conocido
como la nueva jungla, en el que distribuyen una comida diaria a los
inmigrantes. El centro Jules-Ferry, un antiguo campamento escolar, también
aloja a niños y mujeres, pero el número de plazas no da abasto.
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