A propósito de la crisis griega, acá va otra buena nota de Thierry
Meyssan para Red Voltaire sobre los orígenes de la Eurozona y de la Unión Europea. Para decirlo de otro modo, sobre el trasfondo político y estratégico que enmarcó el proyecto de unión monetaria. Acá va:
Título: Tras la
deuda griega
Epígrafe: El
actual debate sobre la deuda griega ha dado lugar a todo tipo de amenazas:
primero contra el gobierno de Alexis Tsipras y luego contra los electores
griegos. Sin entrar en la discusión sobre el carácter odioso de la deuda,
Thierry Meyssan llama la atención sobre la campaña internacional contra la
salida de Grecia de la eurozona. El autor pone bajo la lupa el proyecto
histórico de la Unión Europea y de la eurozona, tal y como Churchill y Truman
lo formularon en 1946, y concluye que Grecia no es víctima hoy de su situación
económica sino del entorno político internacional.
Figura: Joseph
Retinger, ex fascista polaco convertido en agente británico. A pedido del MI6,
fundó la European League for Economic Cooperation y la encabezó como secretario
general. Es por ello el padre del euro. Posteriormente dirigió el Movimiento
Europeo y creó el Club de Bilderberg.
Texto: El
referéndum griego ha provocado en la Unión Europea intensos debates que
demuestran la ignorancia generalizada sobre las reglas del juego. Los
participantes se disputan sobre la cuestión de saber si los griegos eran o no
responsables de la deuda, poniendo siempre mucho cuidado en no mencionar la
usura que practican los acreedores. Pero también pasan por alto la historia del
euro y las razones de su creación.
El euro: proyecto
anglosajón nacido de la guerra fría
A partir del
Tratado de Roma, hace 64 años, las instancias administrativas sucesivas del
«proyecto europeo» (CECA, CEE, UE) [1] dedicaron sumas colosales y de una
envergadura nunca vista anteriormente al financiamiento de su propaganda a
través de todos los medios de difusión. Cientos de artículos y programas de
radio y televisión pagados por Bruselas se publican o se transmiten diariamente
para inculcarnos una versión falsa de su historia y hacernos creer que el
actual «proyecto europeo» corresponde a los deseos de los europeos que vivieron
el periodo intermedio entre las dos guerras mundiales.
Sin embargo, hoy
en día los archivos están al alcance de todos. Y esos archivos demuestran que,
en 1946, Winston Churchill y Harry Truman decidieron dividir el continente
europeo en dos partes: sus vasallos de un lado y del otro la URSS y su zona de
influencia. Para garantizar que ningún Estado pudiese liberarse de su sistema
de vasallaje, Churchill y Truman decidieron manipular los ideales de la época.
Lo que entonces
se denominaba el «proyecto europeo» no consistía en defender supuestos valores
comunes sino en fusionar la explotación de las materias primas y las industrias
vinculadas al sector militar en Francia y en Alemania para garantizar que esos
países no pudiesen volver a guerrear entre sí (Ver la teoría de Louis Loucheur
y del conde Richard de Coudenhove-Kalergi [2]). El objetivo no era negar
profundas diferencias ideológicas sino garantizar que esas diferencias no
condujesen nuevamente al uso de la fuerza.
El MI6 británico
y la CIA estadounidense se dieron entonces à la tarea de organizar el primer
«Congreso de Europa», en La Haya, en mayo de 1948, en el que participaron 750
personalidades (entre ellas el futuro presidente de Francia Francois
Mitterrand) de 16 países. Se trataba ni más ni menos que de resucitar el
«proyecto de Europa federal» (redactado por Walter Halstein –el futuro
presidente de la Comisión Europea– para el canciller Adolf Hitler) basándose en
la retórica de Coudenhove-Kalergi.
Es necesario
aclarar aquí una serie de ideas falsas sobre ese Congreso.
- En primer
lugar, es necesario recordar el contexto que rodea la realización del Congreso.
Estados Unidos y el Reino Unido acababan de declarar la guerra fría contra la
URSS. Esta última ripostó respaldando a los comunistas checos que lograron
apoderarse legalmente del poder durante el llamado «Golpe de Praga» («Febrero
Victorioso», según la historiografía soviética). Washington y Londres
organizaron entonces el Tratado de Bruselas, preludio de la creación de la
OTAN. En el Congreso de Europa, todos los participantes eran favorables a los anglosajones
y antisoviéticos.
- En segundo
lugar, al pronunciar su discurso, Winston Churchill utilizó el término
«europeo» para designar a los habitantes del continente europeo (sin incluir a
los británicos que, según Churchill, no son europeos) que decían ser
anticomunistas. En tiempos de Churchill no se hablaba de que Londres integrara
la Unión Europea. Su papel sería supervisarla.
- En tercer
lugar, entre los participantes del Congreso aparecieron dos tendencias: los
«unionistas», para quienes se trataba únicamente de prever un uso común de los
medios que podían servir para resistir a la expansión del comunismo, y los
«federalistas», que querían poner en práctica el proyecto nazi de Estado
federal bajo la autoridad de una administración no electa.
Figura: Walter
Hallstein, alto funcionario alemán, redactó el proyecto hitleriano de Europa
federal. El objetivo era acabar con los Estados europeos y federar las
poblaciones, por etnias, alrededor del Reich ario. Ese conjunto habría estado
sometido a la dictadura de una burocracia no electa y controlada por Berlín.
Después de la derrota de la Alemania nazi, Walter Hallstein, puso en práctica
su proyecto, con ayuda de los anglosajones, y en 1958 se convirtió en el primer
presidente de la Comisión Europea.
El Congreso
estableció con precisión todo lo que se hizo desde entonces bajo las sucesivas
denominaciones de CECA, CEE y UE.
El Congreso
adoptó el principio de creación de una moneda común. Pero el MI6 y la CIA ya
habían fundado la Independent League for European Cooperation (ILEC) [3] –que
se convirtió después en la European League for Economic Cooperation (ELEC). Su
objetivo era que, después de creadas las instituciones de la Unión, todos los
miembros pasaran de la moneda común (la futura European Currency Unit –ECU) a
una moneda única (el euro), para que los países que integraran la Unión ya no
pudiesen salir de ella [4].
Fue ese el
proyecto que Francois Mitterrand concretó en 1992. A la luz de la Historia y de
la participación misma de Francois Mitterrand en el Congreso de La Haya, en
1948, es absurdo afirmar hoy que existiese otro motivo para instaurar el euro.
Es por eso que, con toda lógica, los Tratados actuales no prevén que un miembro
de la Unión Europea pueda abandonar el euro, lo cual obligaría a Grecia a salir
primero de la Unión Europea para poder abandonar el euro.
El deslizamiento
del «proyecto europeo» hacia el sistema estadounidense
La Unión ha
pasado por dos momentos de definición fundamentales:
- A finales de
los años 1960, el Reino Unido se negó a participar en la guerra de Vietnam y
retiró sus tropas del Golfo Pérsico y de Asia. En aquel momento, los británicos
dejaron de verse a sí mismos como el Estado 51 de Estados Unidos, empezaron a
hablar de su «special relationship» con Washington… y decidieron incorporarse a
la Unión Europea (en 1973).
- Con la
disolución de la URSS, Estados Unidos quedó como dueño del terreno. El Reino
Unido colaboró con Washington y los demás Estados les obedecieron. Por
consiguiente, la Unión nunca llegó a deliberar sobre su expansión hacia el
este, sólo se limitó a hacer lo que Washington había decidido y lo que el
secretario de Estado James Barker ya había anunciado. La Unión Europea también
adoptó tanto la estrategia militar de Estados Unidos [5] como el modelo
económico y social de ese país, caracterizado por desigualdades muy acentuadas.
El referéndum
griego ha hecho aparecer una línea divisoria entre las élites europeas, cuya
vida se ha hecho cada vez más fácil y que apoyan sin reservas el «proyecto
europeo», y las clases trabajadoras, que sufren ese sistema y lo rechazan. Este
fenómeno ya había aparecido anteriormente, aunque sólo a escala nacional,
durante el proceso de ratificación del Tratado de Maastricht por Dinamarca y
Francia, en 1992.
En un primer
momento, los dirigentes europeos cuestionaron la validez democrática del
referéndum. El secretario general del Consejo de Europa, Thorbjorn Jagland (el
mismo personaje que fue expulsado del jurado del Premio Nobel por corrupción
[6]) declaró
- que la duración
de la campaña fue demasiado corta (10 días en vez de 14);
- que no habría
supervisión internacional (las organizaciones que habitualmente se dedican a
eso no tenían tiempo de montar la supervisión);
- y que la
pregunta planteada a los electores no era clara ni comprensible (a pesar de que
la proposición de la Unión publicada en la Gaceta Oficial es mucho más corta y
simple que los Tratados europeos anteriormente sometidos a referéndums).
Pero esa polémica
se desinfló cuando el Consejo de Estado griego, llamado a pronunciarse sobre
esas 3 cuestiones a instancias de varias personas privadas, confirmó la
legalidad de la consulta.
La prensa
dominante afirmó entonces que al votar por el «No», la economía griega estaría
dando un salto hacia lo desconocido.
Pero lo cierto es
que el hecho de ser miembro de la eurozona no garantiza buenos resultados
económicos. Según la lista del FMI sobre el Producto Interno Bruto (PIB) en
relación con la Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), entre los 10 primeros
países del mundo hay un solo Estado de la Unión Europea: el paraíso fiscal
conocido como Luxemburgo. Francia aparece en el lugar número 25 de esa lista de
193 países.
El crecimiento de
la Unión Europea en 2012 fue de 1,2%, lo cual la sitúa en el lugar 173 a nivel
mundial, o sea uno de los peores resultados del mundo (la media mundial es de
2,2%).
Figura: El
presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, fue el vicepresidente del banco
Goldman-Sachs para Europa. Mario Draghi ocultó al Parlamento Europeo su propio
papel en las malversaciones que realizó el banco por cuenta del gobierno
griego, a pesar de que estas aparecen claramente en documentos del banco.
También resulta
evidente que ser miembro de la Unión Europea y utilizar el euro tampco
garantiza el éxito económico. Si las élites europeas siguen apoyando ese
«proyecto» es porque les resulta ventajoso. En efecto, al crear un mercado
único y, posteriormente, una moneda única, los «unionistas» escondieron el
verdadero sentido de la maniobra. Hoy en día, las antiguas desigualdades
nacionales han cedido el lugar a las desigualdades entre las clases sociales,
que a su vez se han uniformizado a escala europea. Es por eso que los más ricos
defienden la Unión, mientras que los más pobres aspiran al regreso a los
Estados con autoridad sobre la economía nacional.
Los
contrasentidos sobre la Unión y el euro
Hace varios años
que el vocabulario oficial falsea el debate: ya no se considera «europeos» a
todos los portadores de la cultura europea sino únicamente a los miembros de la
Unión. Así se afirma, desde los tiempos de la guerra fría, que los rusos no son
europeos. Y ahora se afirma también que, si saliese de la eurozona, Grecia
abandonaría la cultura europea, cuando en realidad Grecia es la cuna de la
cultura europea.
Lo que si es
cierto es que, como dice la sabiduría popular, «los perros no paren gatos». La
Unión Europea, concebida por los anglosajones, junto a los nazis y contra la
URSS, hoy respalda al gobierno ucraniano, incluyendo a los nazis que lo
componen, y ha declarado la guerra económica contra Rusia, camuflándola bajo la
denominación de «sanciones».
A pesar de su
nombre, la Unión Europea no fue creada para unir el continente europeo sino
para dividirlo, separando definitivamente a Rusia. Charles De Gaulle denunció
la maniobra pronunciándose por una Europa «de Brest a Vladivostock».
Los unionistas
aseguran que el «proyecto europeo» ha permitido 65 años de paz en Europa. Pero,
¿hablan de ser miembro de la Unión Europea o de la condición de vasallos de
Estados Unidos? En realidad, ese vasallaje es lo que ha garantizado la paz
entre los países del oeste de Europa, manteniendo por demás la rivalidad entre
ellos fuera del marco de la zona de la OTAN. Basta recordar, por ejemplo, que
los miembros de la Unión Europea respaldaron bandos diferentes en la antigua
Yugoslavia, antes de acabar marchando juntos bajo la voz de mando de la OTAN.
Pero, ¿hay que considerar acaso que, si recuperaran su soberanía, los miembros
de la Unión Europea acabarían fatalmente volviendo a pelear entre sí?
Figura:
Jean-Claude Juncker, se mostró indignado ante la convocación del referéndum
griego, calificándolo incluso de «traición». Juncker tuvo que renunciar a sus
funciones de primer ministro de Luxemburgo cuando se descubrió que era miembro
de la red de espionaje de la OTAN conocida como Gladio. Un año después… Juncker
se convertía en presidente de la Comisión Europea.
Volviendo al caso
griego, los expertos han demostrado exhaustivamente que esa deuda es imputable
tanto a problemas nacionales no resueltos desde el fin del Imperio otomano como
a una estafa conjunta de grandes bancos privados y dirigentes políticos.
Lo cierto es que
la deuda griega es tan impagable como las deudas de los principales países
desarrollados [7]. En todo caso, Atenas podría resolver el problema fácilmente
negándose a pagar la parte odiosa de su deuda [8], saliendo de la Unión Europea
y aliándose con Rusia, que es para Grecia un socio histórico y cultural mucho
más serio que los burócratas de Bruselas. Pero la situación de Grecia se
complica aún más debido a su condición de miembro de la OTAN, que ya en 1967
organizó en el país heleno un golpe de Estado militar para impedirle acercarse
a la URSS [9].
Notas:
[1] La CECA
(Comunidad Europea del Carbón y del Acero) fue la entidad predecesora de la
Comunidad Económica Europea (CEE) y de la actual Unión Europea (UE).
[2] «Historia
secreta de la Unión Europea», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 16 de enero de
2005.
[3] El presidente
de la Independent League for European Cooperation fue Edmond Giscard d’Estaing,
padre del futuro presidente de Francia y creador del ECU (en inglés European Currency
Unit, el ECU fue el antecesor de la actual moneda común europea), Valery
Giscard d’Estaing.
[4] MI6: Inside
the Covert World of Her Majesty’s Secret Intelligence Service, Stephen Dorril,
The Free Press, 2000.
[5] «Stratégie
européenne de sécurité», Réseau Voltaire, 12 de diciembre de 2003.
[6] «Destituido
el presidente del Premio Nobel de la Paz», Red Voltaire, 5 de marzo de 2015.
[7] «Según el
BPI, los Estados industrializados no tienen cómo pagar sus deudas», Red
Voltaire, 14 de abril de 2010.
[8] Cf. la teoría
económica de Alexander Sack.
[9] «La guerra
secreta en Grecia», por Daniele Ganser; «Grecia, el factor OTAN», por Manlio
Dinucci, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 23 de agosto de 2013 y 7 de abril
de 2015.
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