El cada vez menos
elegante juego geopolítico global entró este año en su etapa de vértigo. El
lenguaje patotero y descarnado de casi todos los actores comienza a parecerse a
una de esas peleas de borrachos. No se sabe bien cómo empieza pero el jaleo es
formidable. La siguiente nota de Thierry Meyssan para Red Voltaire cuenta las
últimos jugadas:
Título: ¿Puede
evitarse aún la guerra generalizada?
Epígrafe: Se
aceleran los acontecimientos alrededor de la crisis siria poniendo así de
manifiesto la real envergadura del conflicto entre el bando de los atlantistas
y el bloque ruso-chino. Luego de haber señalado el creciente peligro de
generalización de la guerra convencional, o incluso nuclear, Thierry Meyssan
analiza las maniobras de Estados Unidos y las respuestas de Rusia.
Texto: El
ministro de Exteriores de Francia, Jean-Marc Ayrault, se reúne en Moscú con su
homólogo ruso, Serguei Lavrov.
Después de la
destrucción, el 1º de octubre, del buque insignia de la marina de guerra de los
Emiratos Árabes Unidos, los ejércitos de las petrodictaduras del Golfo vacilan
en cuanto a proseguir solos la guerra contra la República Árabe Siria. Resulta
evidente para todos que el misil tierra-mar que destruyó el navío de transporte
rápido qatarí es un arma extremadamente sofisticada nunca vista anteriormente
en ningún campo de batalla. No lo dispararon los houtis, ni los partidarios del
ex presidente yemenita Saleh, quienes no disponen de ese tipo de arma, sino
Rusia, secretamente presente en Yemen desde este verano.
La idea de que
Estados Unidos deje de participar en la coordinación de las fuerzas yihadistas
y que esta pueda quedar únicamente en manos de los aliados locales de
Washington resulta extremadamente inimaginable, sobre todo teniendo en cuenta
que la rivalidad entre Arabia Saudita y Qatar ha socavado constantemente las
etapas anteriores de la guerra.
Washington se
plantea por lo tanto seriamente la única opción que le queda: el enfrentamiento
militar directo.
Estados Unidos ha
solicitado la cooperación de los 64 países y las 3 instituciones
internacionales que participan en su coalición, supuestamente contra el Emirato
Islámico (Daesh), para iniciar un ataque contra Damasco. En la práctica, sólo
están presentes Canadá, Francia, Holanda y el Reino Unido. El plan sería lanzar
misiles crucero contra Damasco y Latakia y bombardear al Ejército Árabe Sirio.
Este proyecto ya había sido anunciado a los miembros de la OTAN en el Consejo
Atlántico del 27 de septiembre. El senador John McCain lo respaldó en el Wall
Street Journal.
Esta operación
implica una reorganización de la actual preparación de la liberación de la
ciudad iraquí de Mosul, bajo control del Emirato Islámico. Ya en este momento
todos han podido comprobar que el objetivo de la coalición encabezada por
Estados Unidos no es el que había anunciado sino un simple cambio de ocupante
en Mosul. El verdadero objetivo no es la entrega de Mosul a autoridades que
representen el gobierno central de Irak, ni a sus habitantes históricos sino
únicamente a los sunnitas iraquíes para crear un «Sunnistán». La coalición no
bombardeó a los yihadistas del Emirato Islámico, pero no vaciló en acabar «por
error» con una milicia de voluntarios chiitas que realmente trataban de liberar
la ciudad de Mosul del yugo oscurantista. El presidente turco Recep Tayyip
Erdogan destapó el caldero al declarar al diario Sabah que cuando se libere
Mosul esa ciudad pertenecería a sus habitantes y que «sólo los árabes sunnitas,
los turcomanos y los kurdos sunnitas podrán permanecer alli». Dicho de otra
manera, la coalición encabezada por Estados Unidos se dispone a terminar el
trabajo que Washington había confiado al Emirato Islámico. Su verdadero
objetivo es avalar la limpieza étnica puesta en práctica por los yihadistas,
fundamentalmente la expulsión o masacre contra los cristianos y los kurdos
yazidíes, para crear un Estado confesionalmente homogéneo.
Como ya hemos
anunciado varias veces, el Emirato Islámico tendría que migrar de Mosul (en
Irak) hacia las regiones sirias de Raqqa y Deir ez-Zor, como ya sucedió cuando
abandonó Yarablus, sin presentar combate, ante el avance del ejército turco.
En reacción ante
el proyecto de bombardeo contra la República Árabe Siria, Rusia reveló la
instalación en Siria de nuevas baterías de misiles antiaéreos S-300 y S-400.
Según los expertos rusos, ese armamento de destruir en vuelo no sólo cualquier
avión –incluyendo los aviones furtivos– sino también los misiles crucero. Por
tratarse de una situación que no se ha presentado nunca en el campo de batalla,
esto es algo que nadie sabe a ciencia cierta. Lo que sí se sabe es que, desde
hace siglos, los rusos no han mentido nunca en cuanto a las posibilidades de su
armamento.
El anuncio ruso
ha provocado gran agitación en Israel, donde los expertos están ahora
convencidos de que fue ese armamento ruso el que derribó uno de sus aviones y
averió otro cuando la aviación de Israel violó el cese de hostilidades durante
la fiesta musulmana del Aid, el pasado 13 de septiembre. El estado mayor
israelí ya dio por perdido el predominio aéreo de Israel, tanto en Siria como
en Líbano.
Estados Unidos
respondió haciendo que los yihadistas bombardearan la embajada de Rusia en
Damasco. Y Rusia anunció la llegada al Mediterráneo de tres nuevos buques de
guerra, mientras que su portaaviones –cuya llegada estaba planificada para
julio– ya está en camino.
Consciente del
peligro de guerra nuclear, Francia ha enviado a Moscú su ministro de Relaciones
Exteriores. Este último ha presentado un proyecto de resolución que pretende
proponer en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre Alepo. Esta pudiera ser
para los occidentales una manera de salir de esta confrontación con la frente
alta. Todavía no he podido leer ese proyecto de resolución, así que no puedo
comentarlo.
Pero la prensa
francesa está publicando una avalancha de artículos sobre la crisis de Alepo
basados en datos falsos. La parte oeste de Alepo alberga actualmente entre 1,4
y 1,5 millones de habitantes partidarios de la República Árabe Siria. Los
barrios del este albergan entre 25 000 y 30 000 personas. La correlación no es
por tanto de igualdad, como se pretende hacer ver, sino de entre 46 y 50 veces
más habitantes bajo la protección del gobierno sirio. Fueron los yihadistas
quienes no vacilaron en abatir a tiros a los habitantes del este de Alepo que
trataron de huir durante la tregua del Aid. Fueron también los yihadistas
quienes quemaron el convoy humanitario de la Media Luna Roja siria destinado a
los civiles que ellos mismos retienen como rehenes en Alepo. Después de haber
ofrecido, durante la tregua del Aid, a todos los habitantes del este de Alepo
–tanto a los civiles como a los combatientes, a los sirios como a los
extranjeros– la posibilidad de salir de la ciudad, el Ejército Árabe Sirio y
sus aliados libaneses, rusos e iraníes iniciaron una operación contra los
yihadistas, lo cual pone en peligro a los civiles aún retenidos como rehenes.
El inicio de esa ofensiva está en perfecta concordancia con la aplicación de lo
enunciado en la resolución 2249 del Consejo de Seguridad de la ONU –adoptada el
20 de noviembre de 2015– cuyo texto solicita a los Estados miembros de las
Naciones Unidas:
«poner fin a los
actos de terrorismo perpetrados en particular por el EIIL, también conocido
bajo el nombre de Daesh, así como por el Frente al-Nusra y todos los demás
individuos, grupos, empresas y entidades asociados a al-Qaeda».
Esa es
exactamente la misma lógica que plantean Canadá, Estados Unidos, Francia,
Holanda y el Reino Unido cuando anuncian que se preparan para bombardear a los
1,5 millones de habitantes de Mosul.
El ministro ruso
de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, comunicó a su homólogo francés,
Jean-Marc Ayrault, varias enmiendas que quisiera ver incluidas en el proyecto
de resolución. Propuso volver a los términos del acuerdo de cese de
hostilidades del Aid. Pero es poco probable que Washington acepte ese regreso a
la situación anterior, ya que eso sería reconocer que en Siria no hay rebeldes
moderados. Con enmiendas o sin ellas, el proyecto será presentado el sábado al
Consejo de Seguridad de la ONU. El presidente Vladimir Putin viajará a Francia
el 19 de octubre.
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