Cuando los
neoliberales te hablan de “reforma”, ya sabemos a qué se están refiriendo:
ajuste económico y disciplinamiento social. Tal es el caso de la “Reforma
Educativa” en México, implementada desde hace ya tres años por el muñeco de
turno, el presidente Enrique Peña Nieto. Según Wikipedia: “Durante los meses de
agosto y septiembre de 2013 la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE) organizó marchas y plantones en la Ciudad de México, con el
fin de protestar en contra de las implicaciones laborales de la reforma, como
el establecimiento de un sistema de evaluación de los maestros y la autogestión
de las escuelas, solicitando que el Estado se siga encargando del sostenimiento
de éstas.” ¿Se entiende?
Veámos lo que
dicen los próceres mediáticos del neoliberalismo en habla hispana. Nos
referimos a la edición de hoy del diario El País:
Título: Seis
muertos en violentos enfrentamientos entre policías y maestros en Oaxaca
Subtítulo: Los
oficiales desalojaron un bloqueo con gas lacrimógeno y fueron recibidos con
piedras y cohetones
Texto: El sureño
Estado mexicano de Oaxaca revivió este domingo la pesadilla que lo aquejó
durante más de medio año en 2006: enfrentamientos armados que parecían el
escenario de una guerra, entre maestros disidentes y las fuerzas de seguridad.
Tras una semana de bloqueos carreteros por parte de los profesores, la policía
los dispersó con gases lacrimógenos y recibió en respuesta pedradas y
cohetones. Hasta el momento han sido reportadas seis personas muertas, 55
policías lesionados y al menos otros 50 heridos entre maestros y civiles por
arma de fuego. 21 personas han sido detenidas.
En una imagen que
recuerda al convulso conflicto magisterial de hace 10 años en esa entidad,
cientos de policías federales enfrentaron a los disidentes con gases e incluso
armas de fuego, mientras los maestros incendiaron vehículos para usarlos como
barricadas. El conflicto duró varias horas y entre los heridos también hubo
pobladores, alcanzados por las balas, las pedradas y los cohetones.
El saldo del
enfrentamiento es inestable: el primer reporte oficial hablaba de tres muertos
y 21 policías heridos, pero durante la tarde fueron apareciendo más maestros y
civiles heridos, y por la noche el número de muertos se elevó a seis.
La información
oficial llegaba a cuentagotas y el Gobierno de Oaxaca ofreció una postura hasta
la noche del domingo, en una conferencia conjunta entre el gobernador Gabino
Cué y el comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo. Los funcionarios informaron
que el saldo es de seis muertos, entre ellos un periodista y dos personas
vinculadas al magisterio; al menos 51 heridos y 25 detenidos por los
disturbios.
Por su parte, la
CNTE aseguró durante una protesta en la Ciudad de México que cinco de los
muertos estaban relacionados con el magisterio y mencionó sus nombres: Andrés
Aguilar, de 29 años; Yalid Jiménez, de 22; Óscar Santiago, de 22; Jesús Cadena,
de 19 y Anselmo Cruz, de quien no especificaron la edad.
Más tarde se supo
de la muerte del reportero local Elpidio Ramos, quien cubría el enfrentamiento
y fue baleado por hombres que saqueaban una tienda en el municipio de Juchitán.
Los maestros que
bloqueaban la carretera de Oaxaca hacia la capital pertenecen a la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), una poderosa agrupación
gremial con más de 100.000 afiliados en todo el país pero especialmente fuerte
en los Estados del sur, que se opone a la evaluación obligatoria del personal
docente incorporada en la reforma educativa de 2013.
Oaxaca es un
Estado del sur de México que tiene una larga tradición magisterial. Las
condiciones precarias de los maestros han derivado en movimientos sociales y
sindicales que han provocado numerosos conflictos en la zona. El más conocido
de ellos fue el paro laboral durante más de seis meses de 2006 que terminó con
decenas de muertos, disidentes presos y un plantón en la capital que afectó la
economía de la región, además del curso regular de las clases para los niños de
nivel primaria.
El conflicto
revivió en los últimos tres años por la reforma educativa impulsada por el
Gobierno de Enrique Peña, con la que la CNTE en general no está de acuerdo y
contra la cual ha protestado numerosas veces en Oaxaca, la Ciudad de México,
Michoacán y otras entidades.
El enfrentamiento
de este domingo comenzó después del mediodía, cuando las fuerzas de seguridad
federales y estatales pusieron en marcha un operativo para desalojar el bloqueo
de los maestros de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de
la Educación (CNTE) en la carretera federal Oaxaca-Puebla, en el tramo del
municipio de Nochixtlán. En respuesta, los maestros incendiaron camiones para
impedir el avance de las fuerzas de seguridad y usaron cohetones con latas de
refresco llenas de clavos y esquirlas de vidrio.
Habitantes de
Oaxaca denunciaron en redes sociales que los policías estaban disparando contra
los manifestantes. Por su parte, la Policía de Oaxaca publicó que sus elementos
de seguridad "fueron lesionados por arma de fuego", mientras que la
Comisión Nacional de Seguridad (CNS) aseguró en un comunicado que los policías
federales no estaban armados ni portaban tolete.
"Se tiene
conocimiento que las detonaciones por arma de fuego registradas provienen de
personas desconocidas ajenas a los bloqueos, quienes realizan disparos contra
la población y los policías federales para así generar enfrentamientos",
afirmó el Gobierno.
Las fotografías
del enfrentamiento publicadas por agencias internacionales mostraban a varios
elementos de la Policía Federal portando armas y apuntando con rifles desde una
trinchera, sin embargo, la CNS emitió un segundo comunicado en el que aseguró
que las fotos son "falsas".
No obstante, en
la conferencia que ofreció por la noche junto al gobernador Cué Monteagudo, el
comisionado de la Policía Federal admitió que un grupo de agentes utilizó armas
en medio del enfrentamiento.
También circuló
en las redes la versión de que la Policía federal intentaba impedir que los
maestros lesionados accedieran a servicios de salud, y que incluso ordenaban a
los médicos que no los atendieran.
Este sábado,
jueces federales dictaron un auto de formal prisión al secretario general de la
Sección 22 de la Coordinadora, Rubén Núñez, por supuestas operaciones con
recursos de procedencia ilícita, así como al secretario de organización,
Francisco Villalobos, por presunto robo agravado.
Por la noche
ocurrió otro violento enfrentamiento entre policías y maestros de la CNTE en el
municipio de Salina Cruz, en la región del Istmo de Tehuantepec, localidad en
la que se encuentra la refinería 'Antonio Dovalí Jaime', de la petrolera
paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex).
Casi a la
medianoche, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió un comunicado
en el que informó que emitió medidas cautelares para la adecuada atención
médica de los heridos, así como para que cualquier acto de los elementos de la
autoridad sea dentro del marco de la ley, "conforme a protocolos y
estándares internacionales, privilegiando en todo momento el diálogo".
El organismo
precisó que ha enviado en las últimas horas un número "importante" de
visitadores adjuntos, peritos y personal de apoyo a Oaxaca para reforzar al
personal que ya se encontraba en el Estado, a fin de reforzar la vigilancia
sobre la legalidad del operativo.
***
Ahora veamos qué
dice el diario mexicano La Jornada sobre uno de los aspectos más controvertidos
de la “reforma”: la evaluación de los maestros mexicanos:
Título: Reforma
educativa: engaño, mito y fraude
Texto: Las
acciones y discursos del gobierno federal en torno a la llamada reforma
educativa se han convertido en factor de polarización social y política en
nuestro país. Sus impulsores y defensores han generado grandes expectativas
respecto de la mejora del sistema educativo nacional. En realidad esta reforma
sólo ha constituido un engaño, un mito y un fraude.
El engaño radica
en que se ha hecho creer a la sociedad que cambios normativos –cuyos propósitos
son el control político y laboral de los maestros, el realineamiento y continua
sumisión del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) al
partido oficial y al gobierno, y el sometimiento de otras organizaciones
gremiales de oposición– son una reforma educativa de verdad, enfocada al
mejoramiento de la educación pública. La evidencia del engaño es la ausencia de
una propuesta educativa general, que tuviera como referente la realidad actual,
las necesidades del país y el proyecto de desarrollo nacional, a la que correspondiera
una filosofía educativa bien definida y planteamientos pedagógicos
consistentes.
El engaño se
funda en un mito insostenible: la evaluación de profesores de educación básica
es la acción fundamental para elevar la calidad educativa. La evaluación, que
es la propuesta central y casi única de lo que han dado en llamar reforma
educativa, tendrá efectos en las nuevas contrataciones, la promoción, la
carrera magisterial y la remoción de maestros del trabajo docente. Ninguna de
estas acciones produce por sí misma una mejora de la educación.
El mito está
sustentado en la denostación y desprestigio intencional de los maestros
mexicanos, a quienes se les presenta como el problema principal de la educación
en México. En esto han jugado un papel fundamental las campañas de Televisa y
las diatribas del grupo de presión Mexicanos Primero. Para la Secretaría de
Educación Pública (SEP) y estos grupos el problema son los maestros, y la
solución que han puesto en práctica son estas medidas de control.
El fraude radica
en que tanto la SEP como el Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación (INEE) saben que las evaluaciones que han propuesto son
impracticables. Que sólo están en condiciones de realizar valoraciones
superficiales e incompletas. Que éstas no tendrán los resultados que les han
atribuido y que impactarán negativamente las condiciones profesionales,
laborales y de vida de decenas de miles de maestros mexicanos.
Desde la creación
del INEE, en documentos oficiales y declaraciones de su presidenta, se ha
señalado que la evaluación docente no podía ser homogénea, sino que era
necesario considerar en las acciones de evaluación, desde el sistema educativo
y hasta el aula de clases, la diversidad de realidades, culturas y lenguas que
existen en el país, lo que sin duda es una de sus mayores riquezas (INEE, La
evaluación en el contexto de la reforma educativa).
De acuerdo con
las normas y leyes establecidas, la SEP, bajo la autoridad del INEE, realizará
cuatro tipos de evaluaciones: para el ingreso a la profesión docente, para la
promoción (la que se acaba de realizar), para la permanencia y para promoción
en la función por incentivos, antes carrera magisterial.
La evaluación más
problemática es la de permanencia. Según la ley, 1.4 millones de maestros
tienen que ser evaluados cada cuatro años. De ello depende su continuidad en el
ejercicio de la labor docente. Significa que cada año tendrán que ser evaluados
más de 350 mil maestros, sólo en esta modalidad. El INEE y la SEP nos hacen
creer que pueden concretar una evaluación completa y a profundidad, que atienda
la diversidad y heterogeneidad existentes en el país. Ellos saben que esto es
imposible. Por eso es un fraude.
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