Las dos notas que
siguen se refieren al paro nacional que los trabajadores brasileños organizaron
hace dos días. Salieron publicadas en Página/12. Acá van:
Título: Brasil
tuvo su primer paro general en 20 años
Texto: La medida
de fuerza contra la flexibilización laboral abarcó empleados públicos federales
y estaduales, maestros de la enseñanza pública y privada, petroleros, bancarios
y los estratégicos gremios del transporte.
“Esta fue la
primera huelga general desde 1996, nadie creía que fuéramos capaces de hacerla,
y nadie imaginaba que iba a tener tanta convocatoria, el país paró, el gobierno
ilegítimo de Temer sufrió una derrota histórica”. Sergio Nobre, secretario
general de la Central Unica de los Trabajadores (CUT) , realizó un primer balance
de la medida de fuerza que ayer paró a San Pablo, Brasilia y Río de Janeiro.
El cese de
actividades fue generalizado, abarcó empleados públicos federales y estaduales,
maestros de la enseñanza pública y privada, petroleros, bancarios y los estratégicos
gremios del transporte. El impacto del descontento popular se hizo sentir en
Salvador de Bahia, la principal capital del nordeste, Porto Alegre, ciudad más
importante de la región sur y en la populosa Belo Horizonte, en la región
sudeste.
“Temer ya era
pequeño antes del paro con un rechazo del 80 %por ciento y ahora sale aún más
pequeño, este gobierno ilegítimo no se sostiene en pie, no creo que puedan
avanzar con las reformas laboral y previsional, los trabajadores y la sociedad
en general dieron un fuerte mensaje” señaló a PáginaI12 el dirigente
metalúrgico Sergio Nobre, vecino de Luiz Inácio Lula da Silva en San Bernardo
do Campo, la ciudad del cordón industrial paulista donde surgió la CUT en los
años 80.
El paro fue “un
éxito total” festejó Lula. “La gente resolvió ir al paro protestando contra la
retirada de derechos (..) contra el desempleo, contra la baja de salarios”,
reforzó el extornero mecánico y dos veces presidente que dejó el poder en 2010
con una desocupación cercana al cinco por ciento. Ayer el Instituto Brasileño
de Geografía y Estadísticas informó que ahora hay 14,2 millones de brasileños
económicamente activos sin empleo. Esto significa que la desocupación trepó al
13,7 por ciento contra el 10,9 hace un año, y sin señales de mejora en el corto
plazo, ya que según proyecciones del propio gobierno la economía sólo crecerá
el 0,2 por ciento en 2017, luego de las recesiones con crecimiento negativo del
3,8 por ciento en 2015 y el 3,5 en 2016.
“El aumento de la
desocupación es un objetivo buscado por los responsables de este ajuste contra
los trabajadores y los pobres, cuanto más desocupados menos fuerza para
negociar con los patrones” señaló Sergio Nobre. Pero seguramente luego de esta
demostración de fuerza sindical “será difícil que el Senado apruebe sin más la
reforma laboral votada el miércoles pasado”, agrega. “Quieren desregular las
relaciones de trabajo de una forma alevosa que no tiene muchos antecedentes,
con la ley laboral Temer le está pagando sus deudas a los empresarios que
financiaron el golpe. Si se la lee ciudadosamente esta ley se parece a la
reforma laboral draconiana de la dictadura de Pinochet, no la vamos a dejar
pasar, este paro es el inicio de un plan de lucha más largo”, promete Nobre.
La CUT, mayor organización
gremial brasileña ligada al Partido de los Trabajadores, junto a otras
centrales como la oscilante Fuerza Sindical (algunos de cuyos dirigentes apoyaron
el golpe contra Dilma), demostró capacidad de acción en casi todo el país según
las informaciones que llegaban ayer por la noche, tamizadas por la cobertura de
la cadena Globo y sus socias menores simpáticas al gobierno.
San Pablo y su
área metropolitana, con 18 millones de habitantes, amanecieron desiertas debido a la adhesión de los gremios
del transporte en sus tres ramas: conductores de subterráneos, maquinistas de trenes
interurbanos y colectivos, que
desafiaron las intimidaciones del gobernador paulista, Geraldo Alckmin, que les
impuso una multa de casi 1,3 millones de dólares.
Aliado de Temer,
Alckmin desplegó a su nada amigable Policía Militarizada, que en las primeras
horas de la mañana reprimió piquetes de los Trabajadores Sin Techo donde detuvo
a 16 activistas bajo el cargo de “asociación ilícita” por la supuesta portación
de bengalas y gasolina. Una imputación
desmentida por los Sin Techo, que mostraron videos donde se demostraría que los policías les sembraron las pruebas.
Paralelamente el secretario de seguridad paulista Magno Alves amenazaba con
utilizar toda la “fuerza pública” en caso de que surgieran los “violentos”
enmascarados Black Blocs.
Desde 2013,
durante las masivas manifestaciones que hicieron tambalear a Dilma, continúa la
sospecha de que debajo de las bandanas
de algunos Black Blocs se ocultaron provocadores a órdenes de la policía. El
discurso estatal-mediático hizo eje en minimizar y bandalizar el paro
equiparándolo al accionar de “marginales” y “sindicalistas”.
Michel Temer
encomendó a su ministro de Justicia, Osmar Serraglio, la tarea de divulgar la
posición del gobierno. “En este momento el gobierno percibe el fracaso de este
movimiento que es muy limitado, con
bloqueos de rutas realizados por pequeños grupos de 20 a 50 personas, y
eso no es democrático”, juzgó el ministro.
Al cierre de esta
crónica, en las primeras horas de la noche de ayer una columna donde había
Trabajadores Sin Techo marchaba hacia la residencia privada de Temer en San
Pablo mientras en Río la policía reprimía a los manifestantes reunidos en el
centro de la ciudad, cerca de la Asamblea Legislativa, donde hubo colectivos
incendiados (ver aparte). Mientras tanto en Brasilia el Palacio del Planalto
era custodiado por un cordón de efectivos de la Policía del Ejército.
A partir de ayer
entró en vigor un “protocolo”, similar al aplicado durante la Copa del Mundo y
las Olimpíadas, que permitirá la
intervención de las Fuerzas Armadas en la represión de las manifestaciones. Es
decir, los actos de protesta contra el gobierno son pasibles de ser tipificados
como una amenaza a la “seguridad
nacional”, lo cual fue cuestionado por el diputado Paulo Pimenta, del Partido de los
Trabajadores. “Debemos alertar a Brasil sobre las dimensiones de esta
estructura militar vista en Brasilia que no tiene ninguna justificación, el
tipo de armamento que se ve aquí es totalmente desproporcionado” denunció el legislador petista.
***
Título: La huelga
general paralizó a Brasil
Texto: Brasil
vivió hoy su primera huelga general en veinte años. El país quedó paralizado en
rechazo a las políticas de Michel Temer, que pretende encarar una profunda
reforma laboral que también afecta a las jubilaciones.
San Pablo y Río
de Janeiro fueron los focos principales, con marchas repudiando la política de
Temer, un presidente acusado de ilegítimo por amplias franjas tras el
impeachment contra Dima Rousseff, y cuya popularidad alcanza mínimos históricos
del 4 por ciento.
Durante la
jornada hubo piquetes en rutas y avenidas, impactando así sobre el transporte.
Para el gobierno, la medida de fuerza fue un “fracaso” por el uso de piquetes.
En Río hubo piquetes frente a la Asamblea Legislativa, e hicieron barricadas
con fuego. La policía reprimió con gases lacrimógenos y camiones hidrantes.
"El que hace
paro es vago, perezoso, duerme hasta tarde. Yo me levanto temprano”,
descalificó el paro Joai Doria, alcalde de San Pablo y empresario que aspira a
ser candidato a presidente por el PSDB. Llegó al palacio comunal en helicóptero
e intentó, en forma infructuosa, que Uber llevara gratis a los empleados. Hubo
16 detenidos por bloquear los accesos en San Pablo.
Porto Alegre,
Belo Horizonte, Recife, Bahía, Fortaleza y Manaos fueron ciudades importantes
donde también se sintió la medida de fuerza.
Mientras tanto,
con el país afrontando una huelga de magnitud como no se veía desde 1996, se
dio a conocer el índice de desocupación: 13,7 por ciento en el primer
trimestre. Un total de 14,2 millones de brasileños están sin trabajo: son 3,1
millones más que hace un año.
La reforma
laboral ya cuenta con media sanción en el Congreso. Según Osmar Serraglio,
ministro de Justicia, la iniciativa “desespera” a los sindicatos porque
quitaría la contribución de los empelados que estén afiliados. Por otra parte,
la nueva norma deja en manos de los empleados, y no de los gremios, la
negociación salarial. Para el líder sindical Vagner Freitas, hoy pudo haber
habido una adhesión mayor a la de los 35 millones de personas que pararon en la
huelga de 1989.
Otro hombre con
historia en el sindicalismo brasileño ponderó la jornada. "Es una
satisfacción saber que el pueblo está tomando conciencia. La gente se quedó en
casa porque no quiere que le quiten los derechos. El movimiento sindical y el
pueblo están haciendo historia porque adhirieron las amas de casa, el trabajador
y el pequeño comerciante", afirmó el ex presidente Luiz Inacio Lula da
Silva.
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