La lucha por
Africa y sus riquezas continúa, alejada de las primeras páginas de los diarios.
Todos se disputan a este sufrido continente, algunos con plata, otros con
fierros y organizaciones "humanitarias". La nota que sigue es de Manlio Dinucci para el sitio web Red Voltaire:
Título: «El arte
de la guerra»
Epígrafe: Creado
en 2007, después de un estudio realizado por Israel, el AfriCom (mando de las fuerzas militares de Estados Unidos en África) no ha logrado instalar su
cuartel general en el continente africano. Es desde Alemania que el AfriCom
–con la colaboración de Francia en la región del Sahel– realiza operaciones
terroristas en África. A cambio, las transnacionales estadounidenses y
francesas gozan de acceso privilegiado a las materias primas africanas.
Leyenda de la
figura: En junio de 2018, la directora del US Institute of Peace (USIP), Nancy Lindborg, visitaba la sede del AfriCom en Sttugart (Alemania). El USIP es la
NED del Departamento de Defensa y realiza acciones “humanitarias” exactamente
como la NED cuando promueve la “democracia”. Por supuesto, el USIP no es una
fundación filantrópica del Pentágono sino una herramienta de los servicios de
inteligencia de Estados Unidos.
Texto: Los
militares italianos que cumplen misión en Yibuti donaron máquinas de coser a la
organización humanitaria que asiste a los refugiados en ese pequeño país del
Cuerno de África, estratégicamente posicionado en la principal vía comercial
entre Asia y Europa, a la entrada del Mar Rojo y frente a Yemen. Italia tiene
allí una base militar que, desde 2012, «aporta apoyo logístico a las
operaciones militares italianas que se desarrollan en el área del Cuerno de
África, del Golfo de Adén, de la cuenca somalí y del Océano Índico».
Por consiguiente,
en Yibuti, los militares italianos no sólo se ocupan de máquinas de coser.
Durante el
ejercicio Barracuda 2018, realizado en noviembre de 2018, tiradores
seleccionados de las fuerzas especiales (cuyo mando está en Pisa) se
entrenaron, bajo todo tipo de condiciones ambientales –incluso nocturnas– con
los fusiles de precisión más sofisticados, capaces de abatir un blanco a 1 o 2
kilómetros de distancia. Dado que sus misiones son secretas, se ignora en qué tipo de operaciones participan las fuerzas especiales [italianas]. En todo
caso, es seguro que esas misiones se desarrollan principalmente en un marco
internacional y bajo las órdenes de militares estadounidenses.
En Yibuti está
Camp Lemonier, la gran base militar estadounidense desde donde opera, desde
2001, la “Fuerza de Tarea Conjunta para el Cuerno de África”, que se compone de
4.000 especialistas en misiones altamente secretas, como los asesinatos
selectivos ejecutados por comandos o por drones [aviones no tripulados],
principalmente en Yemen y en Somalia.
Mientras los
aviones y los helicópteros que participan en las operaciones especiales
despegan desde Camp Lemonier, los drones están concentrados en el aeropuerto
de Chabelley, a una decena de kilómetros de la capital. Allí se construyen más
hangares, trabajo que el Pentágono ha puesto en manos de una empresa de
Catania [Italia] que ya utiliza en otros trabajos en Sigonella [en Italia],
la principal base de los drones que Estados Unidos y la OTAN utilizan en las operaciones realizadas en África y en el Medio Oriente ampliado.
También hay en
Yibuti una base militar japonesa y otra francesa. Esta última recibe tropas de Alemania y España. En 2017 se instaló allí una base militar china, la única
existente fuera de las fronteras chinas. Aunque el objetivo de la base china
es fundamental de naturaleza logística, como dar albergue a las tripulaciones
de los buques de la marina china que escoltan los barcos mercantes y poder
disponer de almacenes para su aprovisionamiento, su existencia misma constituye
una señal significativa de la creciente presencia china en África.
Esa presencia
china es esencialmente económica, pero Estados Unidos y las demás potencias occidentales le oponen una presencia militar cada vez más importante,
intensificando las operaciones del AfriCom (el mando de las fuerzas militares
estadounidenses en África), que tiene en Italia 2 importantes mandos
subordinados: la US Army Africa (¡Ejército de Estados Unidos para África!), en
el cuartel de Ederle, provincia de Vicenza; y las US Naval Forces Europe-Africa (Fuerzas Navales de Estados Unidos para Europa y África), con cuartel general
en la base de Capodichino (Nápoles), que se compone de navíos pertenecientes a
la Sexta Flota estadounidense, con base en Gaeta (Italia).
En ese marco
estratégico se incluye otra base estadounidense para drones armados,
actualmente en proceso de instalación en Agadez (Níger), donde el Pentágono ya
está utilizando para sus drones la base aérea 101, en Niamey. Esa base se
utiliza en las operaciones militares que Estados Unidos viene realizando desde
hace años con Francia, en el Sahel, principalmente en Mali, en Níger y en
Chad. Estos dos últimos países fueron visitados la semana pasada por el primer ministro italiano Giuseppe Conte.
Aunque están
entre los más pobres del mundo, se trata de países muy ricos en materias primas
–coltán, uranio, oro y petróleo, entre otros recursos naturales. La
explotación de esos recursos está en manos de transnacionales con sedes en
Estados Unidos y en Francia, cada vez más temerosas de la competencia de las
empresas chinas ya que estas últimas ofrecen a los países africanos
condiciones mucho más favorables.
Los intentos de
detener el progreso económico chino mediante soluciones militares –tanto en
África como en otras latitudes– están fracasando. Al extremo que es muy
probable que las máquinas de coser que los militares italianos donaron en
Yibuti sean «Made in China».
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