jueves, 26 de octubre de 2017
Ahora dicen que habrá elecciones
Ultimo momento: Esto es joda, chicos. De la tragedia griega a la comedia de enredos, para luego pasar al grotesco, sin escalas. Leemos en el diario El País hace minutos: "El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha suspendido la comparecencia en la que tenía previsto anunciar la convocatoria de elecciones y su renuncia a declarar la independencia de Cataluña. En un primer momento, el president tenía prevista una comparecencia a las 13.30 horas, que después ha aplazado hasta las 14.30 para realizar una declaración institucional en el Palau de la Generalitat. Finalmente, cuando faltaban unos minutos para esa hora se ha anunciado la suspensión de la comparecencia."
Post original:
Esta gente tiene un problema a la hora de tomar decisiones. Primero te declaran la independencia pero a los ocho segundos la suspenden. Luego no te dicen ni que sí ni que no durante dos semanas. Luego amagan con la independencia de nuevo. Luego el president amaga con ir al Senado español a arreglar todo. A último momento se borra. Ahora suspenden la Declaración Unilateral de Independencia y llaman a elecciones. Por suerte no habrá drama griego; todo vira hacia la comedia de enredos. Estas payasadas cuestan, chicos, a ver si se dan cuenta de una vez. Así lo cuenta Isabel García Pagan para el diario catalán La Vanguardia:
Título: Puigdemont convocará elecciones en Catalunya para el miércoles 20 de diciembre
Subtítulo: El president vira hacia una estrategia que ayude a frenar o atenuar el 155
Texto: La convocatoria de elecciones en Catalunya es inminente, según ha podido saber La Vanguardia. La fecha será el miércoles 20 de diciembre. Lo anunciará el president de la Generalitat, Carles Puigdemont a las 13.30 de este jueves.
Después de las siete horas de reunión de anoche y los contactos mantenidos durante la mañana, la posibilidad de que haya una declaración de independencia ha ido virando hacia una estrategia que ayude a frenar o atenuar la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la intervención del autogobierno catalán. El cruce de mensajes entre la Generalitat y la Moncloa se hace por vía indirecta. De hecho, son relevantes los movimientos del nacionalismo vasco, con el lehendakari Iñigo Urkullu al frente, y del propio PSC de Miquel Iceta.
La división en el Govern sigue y los posicionamientos enfrentados de las direcciones de los partidos del bloque independentista no permiten llegar a una declaración de independencia que la haga efectiva. El president ha constatado asímismo que una DUI antes de la aplicación del 155 cuestiona el relato alimentado por el independentismo como movimiento en defensa de la democracia y sólo deja sobre la mesa un escenario de enfrentamiento en las calles.
En las últimas horas, los defensores de una convocatoria electoral han aumentado su presión en busca de un mensaje del Gobierno de Mariano Rajoy en el que se admita la disolución del Parlament como suficiente para frenar la aplicación del artículo 155. Estos movimientos también han frenado, por el momento, las dimisiones anunciadas en el seno del Govern.
El nuevo rumbo que parecen tomar las decisiones de Puigdemont han hecho que la CUP haya salido en tromba a mostrar su más profundo enfado. Desde los pasillos del Parlament, el diputado anticapitalista Carles Riera, evidenciaba este descontento al hablar de “deslealtad” por parte de Junts pel Sí (JxSí). El dirigente también aseguró que si hay elecciones, el movimiento independentista, que hasta ahora tenía un solo problema, el Gobierno del Estado, citó, “ahora tendrá dos problemas” y también “tendrá al Govern como problema”.
Riera también ha mostrado el enfado de su formación por el hecho de que no haya sido convocada a las reuniones que el jefe del Govern ha venido manteniendo en las últimas horas. Así, cuando no estamos en estas reuniones, “el espectro democrático” de estos encuentros “es menor” al haber “menor pluralidad”. Por el contrario la CUP “garantiza que las presiones ilegítimas no tengan efecto”.“Cuando está la CUP, Cambó ha muerto y la democracia resucita, pero cuando la CUP no está, la democracia muere y Cambó resucita”, ha zanjado.
El hecho de que gane peso ahora la convocatoria de elecciones viene reforzado también por las palabras de la consellera de Governació, Meritxell Borràs, que en su cuenta de Twitter cerraba filas con el president Puigdemont cuando hace unas horas se valoraba abiertamente la posibilidad de que abandonara el Ejecutivo catalán junto a otro considerado perfil moderado, el de Santi Vila: “El compromiso se demuestra con los hechos. Ayer, hoy y siempre, al lado del president”.
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Esta es la nota editorial de hoy del mismo diario, sin firma:
Título: Nos llevan contra las rocas
Texto: La autonomía catalana, a un paso de ser intervenida, vive estos días en una espiral frenética y de incierto final. En las que acaso sean sus últimas horas en el cargo, Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, encadena reuniones en Palau, día y noche, con miembros del Govern, de Junts pel Sí, de las entidades soberanistas y del llamado estado mayor del proceso, que incluye integrantes no electos pero con influencia sobre el president.
El bloque soberanista, según se ha puesto de manifiesto en esas reuniones de las últimas horas, está dividido. Unos querrían que Puigdemont avanzara sin titubeos hacia la DUI, que podría proclamar mañana, viernes, en el Parlament tras la aprobación del 155. Otros, que convoque elecciones, mayoritariamente consideradas como la única medida capaz de rebajar la tensión y parar la aplicación del 155. Otros sueñan terceras vías ignotas, de última hora. Y no faltan quienes le azuzan diciéndole que una vez en vigor el 155 hay que llevar la lucha por la independencia a la calle... El president escucha a todos, duda y, reunión a reunión, su agenda va cambiando. Ayer por la mañana parecía confirmado que esta tarde Puigdemont asistiría a la sesión del Senado, en la que se ultima el dictamen sobre el 155, para exponer sus alegaciones al respecto. Sin embargo, por la tarde fuentes oficiales indicaron que no iría a Madrid ni hoy ni mañana. Si anteayer y ayer por la mañana había empezado a ganar enteros la teoría de que Puigdemont se inclinaba por convocar elecciones, ayer por la tarde, una vez conocida su decisión de no ir al Senado, los ganó el pronóstico de que se acercaba la DUI. Una declaración del vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, a la agencia Associated Press así lo atestiguaba. Según Junqueras, el Gobierno central “no ha dejado otra opción” al Govern más que declarar la independencia y proclamar la república catalana. Luego, a última hora, en un nuevo vuelco, se oyeron voces que decían que la DUI no estaba asegurada. Aun a pesar de que otras pronosticaban la dimisión del conseller de Empresa i Coneixement, Santi Vila, no confirmada al cerrar esta edición. En fin, un lío. Un ovillo de nervios e indefinición en Palau. Pero aun así, el runrún sobre Vila, nacionalista moderado y dialogante que ha expuesto más de una vez su voluntad de dimitir si se materializaba la DUI, agudizó la alarma sobre la deriva del Govern y el momento hamletiano de Puigdemont.
Tanto si tal dimisión se concreta como si no, la división ha anidado ya en el Govern y en Junts pel Sí. Se vio con la destitución del conseller Baiget y el relevo de las conselleras Munté y Ruiz y del conseller Jané, juzgados tibios, y relevados por independentistas de una pieza. Se ve en las agitadas reuniones de estos días en las que no faltan gritos y amenazas. Tanto aquellas purgas como el progresivo poder del ala radical independentista en la gestión del proceso parecen dar cohesión al movimiento. Pero, de hecho, le restan fuerza, transversalidad, pluralidad y representatividad. Es así como el independentismo duro pisa ahora el acelerador: con menor apoyo, tras burlar la ley y ningunear a la oposición en dos negros plenos de septiembre, tras asistir sin pestañear a la fuga de 1.500 empresas catalanas o al rechazo de la Unión Europea. Es así como dirige, voluntaria y conscientemente, a toda Catalunya contra las rocas. A estas alturas, sólo Puigdemont, al que la presidencia de la Generalitat otorga la última palabra, puede evitarlo. Y le pedimos encarecidamente que lo evite.
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¡Qué buena foto! Por fin los catalanes admiten que su mensaje no puede canalizarse a través de su dialecto y usan un idioma comprensible. Aunque hubiera sido preferible que usaran el español.
ResponderEliminarPuigdemont está tratando de no ir en cana.
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