Un muerto en las calles de Monrovia (Liberia), posiblemente fallecido por el virus del Ebola
Tiene algo de los capítulos iniciales de "La Peste", de Albert Camus. Algo en el aire, en la forma en que se van sucediendo las noticias. Ahora es un sacerdote español. Leemos en la edición digital de hoy de El País:
Título: El sacerdote español en aislamiento en Liberia tiene ébola
Texto: Miguel Pajares, de 75 años, sacerdote de la orden de San Juan de Dios y superior del hospital católico de San José de Monrovia (Liberia) es el primer español infectado por el virus del ébola entre los más de 1.600 casos que se han registrado desde que en marzo estalló el brote que ya se ha convertido el más mortífero de la historia. Además de Liberia, la epidemia afecta a Sierra Leona y Nigeria, y se ha cobrado casi 900 fallecidos.
Horas después de conocerse la noticia, el Ministerio de Sanidad informó de que había activado el procedimiento para repatriar al paciente, “de acuerdo con los protocolos de máxima seguridad de la Organización Mundial de la Salud”, que incluyen un avión medicalizado acompañado por personal especializado y fuertes medidas de aislamiento. Pedro Morenés, ministro de Defensa, ha ordenado tener preparado un Airbus 310 medicalizado listo para despegar en cuanto se reciba la petición oficial, informa Miguel González.
La Fundación Juan Ciudad ONG, que ejerce de portavoz de la orden de la que forma parte el sacerdote español, fue quien hizo público el contagio, a partir de la información recibida del Ministerio de Sanidad de Liberia, que ha practicado los análisis.
El sacerdote español, nacido en La Iglesuela, una pequeña localidad de Toledo, se encuentra débil, con fiebre y en situación de aislamiento desde el pasado viernes junto a otras cinco personas en el hospital de Monrovia, que permanece cerrado desde entonces. El tratamiento que recibe se limita, básicamente, a paracetamol para controlar la temperatura, y líquidos para combatir la deshidratación.
Otras dos religiosas que comparten cuarentena también están contagiadas. Se trata de las misioneras de la Inmaculada Concepción Chantal Pascaline Mutwamene, de nacionalidad congoleña, y Paciencia Melgar, de Guinea Ecuatorial.
La situación de las seis personas que permanecen en las instalaciones hospitalarias “es grave”, según el comunicado que difundió la ONG. Además de los tres infectados por el virus, en el hospital se encuentran Juliana Bohi, religiosa española de origen ecuatoguineano; George Combey, un sacerdote ghanés, y el administrador del hospital.
El sacerdote español atendió al director del hospital, el camerunés Patrick Nshamdze, que el sábado murió de ébola. Unas primeras pruebas de detección del patógeno practicadas a su compañero resultaron negativas, por lo que religioso siguió alimentando y cuidando a Nshamdze, a quien finalmente se le diagnosticó la enfermedad. Ahora, es Pajares quien se enfrenta al patógeno, que se contagia por contacto con los fluidos corporales de los enfermos, como el sudor o la sangre.
Una vez confirmada la infección, los esfuerzos de la orden religiosa de la que forma parte el sacerdote toledano se han orientado en dos direcciones, según informaba ayer un portavoz de la Fundación Juan Ciudad. La primera consiste en repatriar a Miguel Pajares para que sea atendido en España. A última hora de la tarde, la ONG informó de que había remitido una petición de expatriación urgente del religioso al Ministerio de Exteriores y Cooperación.
Poco después llegó el anuncio del Ministerio de Sanidad, en el que informaba de la puesta en marcha de la operación para trasladar a Miguel Pajares, tras “un encuentro por videoconferencia celebrado entre representantes de los ministerios de Sanidad, Interior y Defensa, y de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), y en coordinación con Protección Civil Europea”.
La intención de la orden San Juan de Dios es que se traslade también a España a las dos monjas infectadas, y en la solicitud de repatriación se refiere explícitamente a ambas. “Esta cuestión forma parte de las gestiones que estamos realizando”, indicó un portavoz de la ONG vinculada a la congregación. “Sería una crueldad separarlos, forman parte de la misma comunidad desde hace años”. El Ministerio de Sanidad no se manifestó ayer a este respecto.
Pero había una segunda cuestión que atender. Antes de gestionar el regreso había que evitar el traslado inmediato de los infectados —como marca el protocolo de actuación local— al centro de aislamiento que ha dispuesto el Ministerio de Sanidad de Liberia en Elwa, en las afueras de la ciudad de Monrovia, donde se concentran los casos de la zona. “En el hospital hay un lugar específico para mantener las condiciones de aislamiento y, además, hay personal que puede cuidarlos”, explicaban desde la ONG.
El objetivo de todas estas gestiones era cumplir con el deseo de Miguel Pajares. “Me gustaría regresar porque tenemos muy mala experiencia de lo que ha sucedido aquí. Estamos abandonados y no nos satisfacen. Queremos ir a España y que nos traten como personas, como Dios manda”, trasladó a Efe ayer. “Deseamos que se llegue a alguna solución para que nos lleven a España”, insistió, “aunque sé que es muy complicado porque habría que fletar un avión y no es nada fácil”. La voz se le entrecortaba y era débil: “Estoy francamente mal, soy incapaz de levantar cabeza”.
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