El Telegraph de Londres (http://www.telegraph.co.uk) es de esos
diarios que uno NO lamenta no tener en casa. Reaccionario hasta decir basta, se
dice que, así como el Guardian representa la línea izquierda del MI6, el
Telegraph expresa con precisión al ala derecha. Si hubiera que imaginar un equivalente vernáculo, imaginen un híbrido
entre La Prensa de las buenas épocas y Diario Popular (sin culos en la tapa,
claro). Para definirlo en una sola palabra: es de esos diarios que a la sección
económica la llaman “Finance”. Bien.
No se detengan ni un segundo en la portada del diario. El nivel de basura tóxica los puede marear. Vayan a los bifes y entren a “Finance”. Ahí tienen todo un despliegue. Por un lado, una serie de títulos y columnistas cuya única función es hacerle creer al lector británico que su país es algo más que un casino financiero, un curro pavoroso de especuladores en grande. En segundo lugar, encontramos datos precisos sobre las estafas bursátiles en curso. En tercer lugar, la sección “Comments”. Entren a “Comments”: van a leer a una serie de mogólicos cuya única función es reforzar la idea de que en las islas británicas todavía se fabrican tornillos, placares y cosas similares, mientras que refuerzan el meme de que las estafas financieras en curso son parte de la mano invisible del mercado. Pero no se equivoquen: encabezando la lista de comentaristas está Ambrose Evans Pritchard (en adelante, AEP), el comentarista estrella. AEP baja la línea que día a día van a repetir como loritos los tories tanto como los “laboristas” (cualquier asociación con los trabajadores es para estos últimos, de Tony Blair en adelante, pura coincidencia). AEP es la correa de transmisión retórica entre la banda de criminales que manejan la City de Londres y las buenas conciencias “liberales” y “conservadoras” que todavía saben leer y escribir en ese país.
Ambrosio se ha
impuesto tres misiones en la vida: (1) Tirarle mierda a cualquiera que se
atreva a cuestionar el orden financiero global; (2) tirarle mierda a la Unión Europea,
en particular a los países del euro, y (3) tirarle mierda a China y, por
extensión, a los BRICs. Cualquier noción de que la plata se hace trabajando le
es ajena; cualquier insinuación de que el capitalismo consistía en fabricar
cosas y venderlas le parece una patología incurable; cualquier alegato a favor de
cobrarle algún impuesto a los ricos le resulta pecaminoso.
Desde hace varias semanas el bueno de Ambrosio le viene
pegando fuerte a Brasil. Parece que Dilma es un poco tonta y no advierte las
realidades del mercado. Reproduce sin pudor alguno a los “analistas” cariocas,
esos Melconianes brasileños, los que trazan un panorama negro si se sigue
insistiendo en ayudar a los pobres. En fin, no vamos a perder el tiempo con la
reseña. Lo que nos llama la atención, sin embargo, es el gráfico que reproduce
hacia la mitad de la columna. Oia! Miren quién aparece a la derecha, al ladito de
Korea del Sur!
La nota de AEP puede verse acá: http://www.telegraph.co.uk/finance/economics/10090180/Brazil-faces-1970s-stagflation-as-resource-boom-wilts.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario