jueves, 7 de diciembre de 2017

Jerusalén


Uno se pregunta cuál es el objetivo del presidente Donald Trump al reconocer a Jerusalén como capital israelí. ¿Destruir Israel? ¿Salir corriendo de lo que le queda de Oriente Medio? Preguntas sin respuestas; se verá. Las tres notas que siguen son del diario español El País


Título: Hamás anuncia una tercera intifada por el reconocimiento de Jerusalén como capital israelí

Subtítulo: El primer ministro Netanyahu asegura que otros países también trasladarán su Embajada a la ciudad santa

Texto: El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció este miércoles a Jerusalén como capital de Israel, provocando numerosas reacciones internacionales. Mientras que el movimiento islamista Hamás llamó este jueves a los palestinos a empezar una tercera intifada, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha asegurado que otros países también trasladarán su Embajadas a la ciudad santa. Estas son las principales reacciones de la comunidad internacional. 


Israel

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dicho este jueves en una declaración en el Ministerio de Asuntos Exteriores que ya está en contacto con otros países que reconocerán a Jerusalén como capital de Israel aunque no precisó cuáles. “Muchos otros países van a mover sus Embajadas a Jerusalén”, declaró el primer ministro. Por su parte, el Ejército israelí reforzará sus fuerzas en Cisjordania después de la decisión de Trump.


Hamás

El movimiento islamista Hamás, que declaró que la decisión de EE UU abría las puertas del "infierno",  llamó este jueves a los palestinos a empezar una tercera intifada. El líder de Hamás calificó Israel de “enemigo sionista” y dijo en una conferencia de prensa celebrada este jueves en Gaza que “mañana viernes 8 de diciembre será un día de la ira y el comienzo de una nueva Intifada, llamada la liberación de Jerusalén”.


Organización para la Liberación de Palestina (OLP)

El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, dijo que el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte del presidente de EE UU, Donald Trump, "destruye cualquier oportunidad para la solución de los dos Estados". La decisión anunciada el miércoles, agregó, "prejuzga, dicta y cierra puertas para las negociaciones".


Arabia Saudí

Arabia Saudí expresó este jueves su "profundo pesar" por la decisión del presidente estadounidense, que considera un paso "injustificado" e "irresponsable". Según un comunicado de la corte saudí, la decisión no altera "los inalienables derechos históricos" del pueblo palestino pero representa una "drástica regresión" en los esfuerzos para lograr una solución negociada al conflicto. 


Emiratos Árabes Unidos

Los Emiratos Árabes Unidos han denunciado el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, según ha recogido este jueves un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores.


Turquía

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha señalado este jueves que el anuncio de Estados Unidos hace caso omiso de la decisión de Naciones Unidas de 1980. Además, el presidente —quien ya amenazó con romper las relaciones diplomáticas con Israel—, organizará el 13 de diciembre en Estambul una cumbre de dirigentes de países musulmanes. "Nuestro presidente de la República convoca una cumbre extraordinaria de la Organización para la Cooperación Islámica para permitir a los países musulmanes que actúen de forma unificada y coordinada antes estos acontecimientos", ha declarado el portavoz de la presidencia turca Ibrahim Kalin.


Irán

El ministro de Exteriores iraní ha condenado "seriamente" la decisión de Trump, según recogen medios estatales. El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, había dicho, antes de que se produjera el anuncio, que los planes del presidente de EE UU son resultado de su "desesperación y debilidad".  "En la cuestión de Palestina, tienen sus manos atadas y no pueden alcanzar sus objetivos", ha defendido el líder supremo.


Egipto

Egipto también rechazó la decisión de Trump de reconocer Jerusalén como la capital de Israel y de trasladar ahí su Embajada, en un comunicado en el que mostró su "gran preocupación por las posibles consecuencias" en la estabilidad de Oriente Medio. "Egipto confirma que la toma de este tipo de decisiones unilaterales supone una transgresión de las resoluciones internacionales legítimas y no cambiará el estado legal de la ciudad de Jerusalén, que se considera que está bajo la ocupación", dice el comunicado.


Líbano

El presidente libanés, Michel Aoun, considera que Trump "ha hecho retroceder diez años el proceso de paz entre palestinos e israelíes y desmoronó las intenciones de acercar los puntos de vista de ambas partes".


Jordania

El Gobierno jordano consideró una "violación de la legitimidad internacional" esta medida, pues supone "una vulneración del documento de la ONU que establece que el estatus de Jerusalén debe decidirse mediante negociaciones". Amán mantiene un papel de custodio sobre los lugares santos musulmanes en Jerusalén Este, territorio que estaba bajo soberanía jordana cuando Israel lo ocupó en la Guerra de los Seis Días de 1967.


Qatar

El ministro de Exteriores de Qatar ha declarado que la decisión de Trump provoca una "grave escalada al conflicto" y "condena a muerte todas las negociaciones de paz".


Liga Islámica

La Liga Mundial Islámica, cuya sede está en la ciudad de La Meca (Arabia Saudí), afirmó este jueves que el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por Washington “es un paso peligroso” que “desconsidera con intransigencia el derecho histórico del pueblo palestino en Jerusalén”. El secretario general de la liga, Mohamed al Isa, ha dicho además que la decisión será “enfrentada con gran ira islámica y desatará secuelas graves”. La Liga Islámica espera que EE UU dé marcha atrás en su decisión.


Naciones Unidas

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, hizo una declaración institucional nada más concluir la intervención de Trump. Guterres rechazó por principio "cualquier decisión unilateral" que tenga el potencial de hacer descarrilar el proceso de paz entre israelíes y palestinos, y defendió la solución de los dos Estados que vivan en paz, seguridad y que se reconozcan mutuamente.


Europa

La Unión Europea (UE), que defiende una solución de dos Estados, ha expresado su “grave preocupación” por la decisión de Trump, en especial por la repercusión que puede tener en el proceso de paz en Oriente Medio. Así lo ha indicado la alta representante comunitaria para la Política Exterior, Federica Mogherini, en un comunicado. 

El Gobierno español ha advertido de que el estatus de la ciudad de Jerusalén deberá formar parte de una "solución de dos Estados" entre israelíes y palestinos. El Gobierno de Mariano Rajoy ha aprovechado el anuncio de Trump para reiterar su posición sobre el estatus de Jerusalén, que "coincide con la recogida en diversas resoluciones de Naciones Unidas", según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. 

El presidente francés, Emmanuel Macron, intentó este miércoles sin éxito frenar a Trump en una conversación telefónica en la que le recordó que “la cuestión de Jerusalén debería tratarse en el marco de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, aspirando a la creación de dos Estados que vivan juntos en paz con Jerusalén como capital”. Después de que se produjera el anuncio del presidente estadounidense, ha calificado la decisión de "lamentable" y ha insistido en que el estatus de la ciudad lo tienen que decidir israelíes y palestinos a través de una negociación.

La canciller alemana, Angela Merkel, declaró que su Gobierno no apoya la decisión de Donald Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel. El gobierno alemán "no apoya esa decisión porque el estatuto de Jerusalén solo puede ser negociado como parte de una solución de dos Estados" declaró la canciller, citada en un tuit de su portavoz, Steffen Seibert.

El primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, también defendió que el futuro de Jerusalén debe ser definido con un proceso de paz "basado en dos Estados", Israel y Palestina. "Jerusalén, ciudad santa, única en el mundo. Su futuro debe ser definido en el ámbito del proceso de paz basado en dos Estados, Israel y Palestina", defendió Gentiloni en Twitter.

República Checa aseguró que Jerusalén Oeste es, "de hecho", la capital de Israel, y consideró que esa ciudad sagrada será tanto capital del Estado hebreo como "del futuro Estado de Palestina". "Actualmente, República Checa, antes de que se firme la paz entre Israel y Palestina, reconoce a Jerusalén como la capital de hecho de Israel dentro de las fronteras de la línea de demarcación de 1967", afirma un breve comunicado del Ministerio de Exteriores difundido en Praga.

La primera ministra británica, Theresa May, consideró "poco útil" para la paz la decisión del presidente de Estados Unidos. La jefa de Gobierno británica subrayó en un comunicado que Reino Unido mantiene Tel Aviv como base para su Embajada en Israel y "no tiene planes de trasladarla".  Jerusalén debe "en último término, ser la capital compartida de los Estados de Israel y de Palestina", dijo May, quien resaltó que Londres considera Jerusalén Este como "parte de los territorios palestinos ocupados". 

El líder laborista británico, Jeremy Corbyn, ha dicho que el reconocimiento de Israel es una amenaza para la paz. “El Gobierno británico tiene que condenar este acto peligroso y trabajar para una resolución viable y justa al conflicto”. 


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La nota que sigue, para el mismo diario, es de lluis Bassets:


Título: Los acuerdos están para cargárselos

Subtítulo: Trump cultiva el fracaso en Oriente Próximo antes incluso de proponerse el éxito

Texto: No es una demostración de fuerza, sino de debilidad. No expresa una política sino lo contrario, su ausencia. Nadie podrá sacar provecho de la medida, salvo quien la ha dictado, Donald Trump, en sus esfuerzos por cumplir sus descabelladas promesas electorales, entre las que destaca el reconocimiento de “Jerusalén como capital eterna del pueblo judío”.

Como superpotencia, Estados Unidos no saldrá reforzada, en nada contribuirá a la estabilidad internacional, ni tampoco sacará provecho o ventaja. Solo será bueno para Trump, que recibirá el reconocimiento de su electorado más extremista, especialmente los llamados evangelistas del sur, cristianos enamorados de los mitos bíblicos en los que se fundamenta la colonización judía de Palestina.

Washington acaba de perder los últimos títulos que pudieran quedarle como mediador honesto entre ambas partes, algo que rima con su pérdida de peso en la región y la creciente influencia de Rusia y China. Si alguien, como era el caso del yerno de Trump, Jared Kushner, pensaba en un plan de paz entre israelíes y palestinos, esta decisión levanta un obstáculo probablemente insalvable.

Todos los presidentes desde Bush padre han tenido su plan de paz y su correspondiente fracaso. Trump cultiva el fracaso antes de proponerse el éxito, a pesar de que se ha resguardado durante su primer año, probablemente a instancias de Kushner, encargado especial para las relaciones con Israel, con el encargo de obtener, a la vez, el reconocimiento de Jerusalén como capital israelí y la paz que hasta ahora nadie ha podido alcanzar.

No se sabe si a Kushner le quedan muchas horas de vuelo en la Casa Blanca o si está ya a tiro del fiscal Robert Mueller, que investiga las turbulentas relaciones entre los trumpistas y los servicios secretos de Putin; pero en las horas previas al anuncio sobre Jerusalén ha desvelado la existencia del mencionado plan de paz, del que ha contado, como única explicación, que se trata de alcanzar las condiciones previas a la victoria sobre el extremismo islámico y la contención de Irán en la región.

El temor al reconocimiento de Jerusalén como capital israelí se ha mezclado así con el temor a este plan cocinado en secreto, sobre todo por el tipo de cocineros saudíes e israelíes que acompañan a Kushner, que no son otros que sus amigos, uno de larga data, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y, otro reciente, el príncipe heredero y hombre fuerte de Riad, Mohamed bin Salmán. La primera novedad que se deduce respecto a los planes de paz anteriores desde Oslo es que Jerusalén no entra en la negociación y los palestinos no podrán instalar su capital en la parte oriental de la ciudad santa.

No se podía esperar nada distinto del trumpismo, obsesivo en su aversión por el orden internacional y por el multilateralismo y especialmente atraído por el imperio del caos, la disrupción teorizada incluso por asesores presidenciales como Steve Bannon, ausente ya de la Casa Blanca aunque no lo están en absoluto sus ideas. Los acuerdos, sean los de Oslo sobre el futuro de Oriente Próximo, sean sobre cambio climático o sobre la desnuclearización de Irán, están para cargárselos. 


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Finalmente, la nota de abajo es de Juan Carlos Sanz:


Título: El fin de 70 años de consenso amenaza con desatar la violencia

Subtítulo: Hamás advierte de que la decisión de Trump sobre Jerusalén "abre las puertas del infierno"

Texto: La amenaza de una explosión de violencia se cierne sobre Jerusalén. A pesar de las advertencias de los líderes del mundo musulmán y de sus aliados occidentales, Donald Trump dinamitó el miércoles 70 años de consenso en la comunidad internacional sobre el delicado statu quo en la Ciudad Santa. El primer ministro Benjamín Netanyahu ensalzó como una decisión “justa y valiente” del presidente de Estados Unidos el reconocimiento unilateral de la capitalidad en favor de Israel.

Ningún mandatario extranjero se había atrevido hasta ahora a adjudicar a una de las partes enfrentadas en el conflicto legitimidad sobre la urbe para hacerla su capital. Es de temer que tenga consecuencias. El Consulado General de EE UU en Jerusalén ya ha emitido una alerta de seguridad en la que prohíbe a los funcionarios y sus familiares visitar el casco histórico y la zona oriental de la ciudad, así como Cisjordania. La misma recomendación rige para todos los estadounidenses en previsión de que estallen disturbios.

No era visible ayer más presencia de las fuerzas de seguridad de la habitual en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Las autoridades informaron a través de la prensa israelí de que los refuerzos policiales y militares han sido movilizados ante la amenaza de tres Días de la Ira de protestas contra la decisión de Trump, convocados por las fuerzas políticas palestinas.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, replicó que “Jerusalén es la capital de Palestina” y que la declaración de Trump solo servirá para “expandir aún más la ocupación”. “EE UU ha socavado deliberadamente todos los esfuerzos de paz y ha abandonado su misión de patrocinador [de los acuerdos] de los últimos decenios”, aseguró Abbas a través de la televisión palestina. El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat, descalificó a EE UU para ejercer como mediador.

La historia de Jerusalén está teñida de sangre. El Imperio Romano destruyó en el año 70 de nuestra era el templo de Jerusalén y desató la diáspora del pueblo judío. Cristianos y musulmanes lucharon por sus santos lugares durante dos siglos en las cruzadas. Árabes y judíos llevan más de siete décadas pugnando por que sea su capital, en todo o en parte. El Muro de las Lamentaciones, llamado Muro Occidental del Templo por los israelíes; la Explanada de las Mezquitas, o Noble Santuario para la fe islámica, y el Santo Sepulcro, basílica que agrupa el lugar de la crucifixión, sepultura y resurrección de Jesucristo según la tradición cristiana, significan una concentración sin parangón de recintos sagrados en menos de un kilómetro cuadrado. “Esta medida no cambiará nada en relación a los lugares santos de Jerusalén”, aseguró el jefe del Gobierno de Israel, quien se comprometió a mantener el actual statu quo religioso.

El movimiento Hamás, que controla la franja de Gaza, llamó a los países islámicos a “adoptar acciones contra intereses estadounidenses”, así como a cortar de raíz todos los “lazos económicos con Washington”. Un portavoz de Hamás advirtió a su vez de que la decisión del presidente Trump “abre las puertas del infierno en la región”.

Una alteración mucho menor del statu quo —la instalación de arcos detectores de metales y cámaras de vigilancia— en el acceso al complejo de la mezquita de Al Aqsa y el Domo de la Roca desencadenó el pasado verano violentos disturbios en Jerusalén. Para los palestinos, la Explanada es el símbolo identitario nacional y religioso en el que coinciden tanto los laicos de Fatah, el partido del presidente Abbas, como los islamistas de Hamás. Para el mundo islámico, es también el tercer lugar más sagrado. El pronunciamiento de Trump a favor de Jerusalén como capital de Israel amenaza con desembocar en una nueva ola de violencia.

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