jueves, 1 de febrero de 2018

Francia y Reino Unido: otra vez sopa


Cada vez que está por armarse un eje estratégico en Eurasia, Inglaterra elige a un aliado poderoso en el continente europeo y trata de hacerlo jugar contra dicho eje. Los chicos lo vienen haciendo desde hace mil años y les funciona. Los que ahora parece que entran como chorlitos son los franceses. El eje en cuestión, suponemos, es una posible alianza estratégica entre Rusia y Alemania. En fin, todo está como era entonces. La nota que sigue es de Thierry Meyssan para Red Voltaire:



Título: La «Entente cordiale» franco-británica

Epígrafe: La reactivación del Tratado de Lancaster House entre Londres y París, que prácticamente no se ha mencionado en la prensa occidental, instaura una súper «Entente cordiale» mucho más profunda que la de 1904. Ese arreglo es parte del restablecimiento de un mundo bipolar y acabará provocando inevitablemente que Francia salga de la Unión Europea y un regreso a las tensiones entre París y Berlín.

Texto: En 2010, el primer ministro británico David Cameron y el presidente francés Nicolas Sarkozy decidieron unir las «fuerzas de proyección» del Reino Unido y Francia [1]. La fórmula «fuerzas de proyección» en realidad designa a las antiguas tropas coloniales.

El Tratado de Lancaster House incluía varios anexos, entre los que aparecía la realización de un gigantesco ejercicio conjunto designado Southern Mistral. Meses más tarde aquel ejercicio se convirtió en una verdadera movilización de las «fuerzas de proyección» en una guerra real contra Libia, que se denominó Opération Harmattan, traducción literal al francés de Southern Mistral [2].

En aquella época, Washington piloteaba aquella iniciativa anglo-francesa, en aplicación de la estrategia del «liderazgo desde atrás». Eran las tropas británicas y francesas las que salían a escena mientras que Washington, entre bambalinas, les asignaba misiones precisas.

El Tratado de Lancaster House apuntaba a crear un marco jurídico para intervenciones como la que ya se planeaba contra Libia y a fusionar las fuerzas francesas y británicas en aras de ahorrar fondos y ganar en eficacia. Esa opción constituye una verdadera revolución ya que se trata de instaurar una política exterior común.

Pero el impulso adquirido con el Tratado y la expedición contra Libia fue decayendo debido a la inquietud de la opinión pública y de los diplomáticos británicos, causada por la resistencia iraquí frente a la ocupación militar anglosajona [3]. Así que, a partir de 2004, el Reino Unido comenzó a preparar una nueva «rebelión árabe», como la de 1915, que esta vez habría de llamarse «primavera árabe» [4], y posteriormente –en 2013– se negó a bombardear Damasco.

En este momento, Londres se halla inmerso en la reorganización de su defensa, debido al Brexit, a la negativa de Donald Trump a seguir manipulando el terrorismo islámico y a la implantación rusa en Siria.

Londres ha comenzado firmando acuerdos bilaterales con Dinamarca, Holanda, Noruega y los países bálticos, acuerdos donde se plantean las bases de posibles acciones comunes para el futuro. Después, comenzó a reorganizar las redes yihadistas del Medio Oriente alrededor de Turquía y Qatar. Facilitó el acercamiento militar entre Turquía, Somalia, Sudán y Chad, y finalmente, apoyándose en el Tratado de Lancaster House, ahora está instaurando una súper «Entente cordiale» con Francia.

Aunque el Tratado original negociado entre David Cameron y Nicolas Sarkozy podía parecer sólo una oportunidad de librar la guerra contra Libia, su actual reactivación por parte de Theresa May y Emmanuel Macron es resultado de una decisión sopesada y adoptada con una visión de largo plazo [5]. Esta nueva etapa ha sido negociada por el mentor del presidente francés Macron, que no es otro que Jean-Pierre Jouyet, nuevo embajador de Francia en Londres.

El Reino Unido y Francia son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y disponen, también los dos, de armas atómicas. Juntos, cuentan con un presupuesto militar que sobrepasa el de Rusia en un 30%, aunque es inferior a los de Estados Unidos y China.

Al optar por privilegiar su alianza militar con el Reino Unido, Francia se aleja de Alemania, que está preparando su propio rearme y desea asumir el liderazgo de los demás ejércitos europeos [6]. Si este proceso sigue adelante, Francia también tendrá que salir de la Unión Europea, cuya dirección Alemania ya asume de hecho en este momento.

Las declaraciones del presidente francés Macron y la creación por parte de la jefa del gobierno británico Theresa May de una unidad militar de lucha contra las «mentiras rusas» [7] anuncian el regreso a un mundo bipolar y la censura contra las noticias provenientes de Rusia.

El fin del “matrimonio” franco-alemán para pasar a una «Entente» franco-británica anuncia, por su parte, el regreso a las tan temidas tensiones entre Alemania y Francia.



Notas:      


[1] “Treaty between the United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland and the French Republic for Defence and Security Co-operation”, Voltaire Network, 2 de noviembre de 2010.

[2] «Washington contempla el “Amanecer de la odisea” africana», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 23 de marzo de 2011.

[3] “Letter of the 52 Diplomats to Tony Blair”, Voltaire Network, 26 de abril de 2004.

[4] When progressives threat with reactionaries. The British State flirtation wih radical Islamism, Martin Bright, Policy Exchange, 2004.

[5] “UK-France declaration on security and defence 2010”, “UK-France declaration on security and defence 2012”, “UK-France declaration on security and defence 2014”, “UK-France declaration on security and defence 2016”, “UK-France declaration on security and defence 2018”, Voltaire Network.

[6] «Para Berlín valdría la pena asumir el liderazgo de la OTAN», por German Foreign Policy, Red Voltaire, 9 de septiembre de 2017.

[7] «El ejército británico crea una unidad contra la propaganda rusa», Red Voltaire, 24 de enero de 2018.

1 comentario:

  1. Como es mi costumbre, lo plantearía más como juego de los intereses oligárquicos privados que priman en los Estados de las que descriptivamente se llaman "grandes potencias".

    El proceso que lleva al advenimiento del 2° desastre (desde 2007/8) financiero y monetario global que está por venir y las alternativas cuerdas que ofrece China (Ruta de la Seda) y Rusia (renunciar al modelo de la geopolítica británica y adoptar acuerdos entre naciones soberanas), hace que sucedan alteraciones y realineamientos dentro de muchos países, incidiendo eso en su política exterior.

    Si la crisis explota dentro del mandato del presidente de la Argentina, vamos a sufrir horrores económica y socialmente hablando, porque desde el gobierno y el Estado argentino solo se atinará a descargar lo peor de sus consecuencias a los eslabones internos más débiles, lo que ocasionará un desastre político de proporciones y un caos social considerable, que solo podrá ser dominado por personalidades políticas que puedan recrear inteligentemente y continuar con mayor eficiencia y eficacia la experiencia de gobierno que concluyó el 9/12/15.

    Necesitamos un balance político activo de esa experiencia (no intelectual o teórico) a fin de clarificar y facilitar las futuras transformaciones que habrá que hacer desde el gobierno y el Estado para mejorar sustancialmente sus resultados.

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