Como muchos de ustedes se estarán imaginando, este 21 de
Diciembre va a ser un día agitado para Astroboy (el fin del mundo no llega
todos los días). Temprano por la mañana tuvo que desviar al Planeta X, o
Nibiru, de su ruta inexorable hacia la Tierra. El impacto resultante hubiera
significado el fin de toda la vida sobre nuestro planeta, pero afortunadamente
Astroboy tuvo fuerzas para desviarlo de su órbita y encaminarlo hacia una
nueva, que lo llevará hasta los confines del Sistema Solar, cerca de Plutón.
A media mañana hubo que desviar un tremendo haz de rayos
gamma procedente de pulsaciones intermitentes desde el agujero negro del centro
de nuestra galaxia. Astroboy utilizó para tal fin una superficie reflectante
adecuada que logró alejar el peligro para nuestro planeta y sus habitantes.
En estos momentos se encuentra tratando, exitosamente por
cierto, de evitar que la Tierra cambie súbitamente su polaridad magnética, cosa
de salvar a los satélites de comunicaciones y las aves migratorias, entre otros
miles de eventuales damnificados. Para tal fin está dando vueltas al planeta
con velocidad uniformemente acelerada, cosa de homogeneizar el efecto dínamo
del nucleo ferroso del planeta, que se estaba comportando en forma anómala.
Para el mediodía queda tapar un par de volcanes importantes,
evitar una serie de choques violentos entre la Placa Pacífica y la Asiática,
suavizar un tsunami en Sumatra, darle una vía de escape a los gases volcánicos
que se están acumulando peligrosamente en el área de Yellowstone y, finalmente,
evitar el ataque de diarrea generalizada que va a provocar el consumo excesivo de
ayahuasca en varios centenares de turistas europeos reunidos al pie de cierta
pirámide Inca en los Andes peruanos.
La tarde viene más tranquila. Habrá que disuadir a un par de
civilizaciones extraterrestres de invadir la Tierra (hoy no, al menos); disolver
cuatro o cinco huracanes caribeños que amenazan con extenderse por todo el
Hemisferio Norte; finalmente, ralentizar el hundimiento del flanco oeste del
volcán de La Palma, en las Canarias, cosa de evitar un megatsunami que
provocaría el caos en la costa este norteamericana, con su consecuente efecto
negativo para las ventas navideñas. Por el contrario, Astroboy estima que no
podrá, ni aun utilizando sus poderes especiales, convencer a Mirtha Legrand de
no volver a los almuerzos para la televisión argentina en el año 2013.
Al anochecer Astroboy se tomará unos merecidos mates con
bizcochos en la cima del Everest, sitio al que acude con frecuencia para meditar
sobre los acontecimientos del día, y pensará en el curioso destino de la
Humanidad y sus peripecias. Habrá evitado el Fin del Mundo, un día más.
Pero digámoslo de una vez: lo que Astroboy no podrá evitar, al igual que con lo de Mirtha, es el Fin del Mundo Conocido. Es que sencillamente ya está ocurriendo. El hecho de que no aparezca tal noticia en los diarios corporativos (o sea, casi todos) no le quita un gramo de realidad. Asistimos, amigos, al fin de la civilización anglosajona, al fin del petróleo barato, al fin del clima predecible, al fin del curro neoliberal y financiero. El proceso lleva entre diez y veinte años de gestación (algunos dicen cuarenta) y lo que viene es caos, mis amigos. Más caos sobre el caos existente. Vienen guerras civiles, guerras de clases y guerras de las otras, flujos y reflujos de la Historia; vientos de cambio, algunos huracanados. Qué quedará en pie dentro de diez años, es difícil de saber o predecir. Mientras tanto, parafraseando al tío Carlos, todo lo sólido se desvanecerá en el aire, todo lo que es sagrado será profanado.
Astroboy les desea felices fiestas a sus devotos seguidores. Volverá a postear en Febrero, aunque algún que otro post semanal seguirá circulando en Enero.
Hasta la próxima.
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