martes, 30 de octubre de 2012

Sandy

 
Todavía no sabemos cuáles serán las consecuencias del paso del huracán Sandy por la costa oriental de América del Norte. Sabemos, sí, que ya produjo la muerte de unas setenta personas en su paso por el Caribe. Debe señalarse que Sandy no es un huracán cualquiera. Lo denominan la "supertormenta" (superstorm) o la "Frankenstormenta" (Frankenstorm), un poco porque (a) siguiendo la política comunicacional del gobierno estadounidense desde Bush hijo en adelante, hay que aterrorizar a la gente con casi cualquier cosa, y (b) porque no se trata de un típico huracán de fines del verano en el Hemisferio Norte. 

Sandy, que según los diarios podría amenazar la vida y propiedades de casi 60 millones de personas en los Estados Unidos y Canadá, constituye una suma de partes cuya combinación resulta singular y peligrosa. Por un lado, tenemos un huracán relativamente común de origen tropical. Por el otro, una configuración inusual de vientos del Artico (los “jet streams”) parece haber desviado su marcha hacia el Atlántico Norte y re-orientado el huracán hacia la costa. Finalmente, se produjo una fusión de Sandy con una tormenta invernal.

Algunos de estos elementos podrían estar vinculados con el cambio climático global actualmente en curso. Sin embargo, es difícil vincular este huracán en particular con dicho proceso. Lo que sí puede decirse es que un aumento de las temperaturas globales derivará en mares más cálidos y mayores tasas de humedad, lo que favorecerá la génesis de huracanes y de su potencial destructivo. Un artículo reciente (Grinsted, A., Moore, J.C. & Jevrejeva, S., 2012, Proceedings of the National Academy of Sciences) sugiere que la ocurrencia de huracanes es mayor en los años más cálidos. Una nota del National Ocean and Atmospheric Administration (NOAA, USA) señala que Sandy se nutre de temperaturas oceánicas anormalmente cálidas. Un reporte de la compañía aseguradora Munich Re señala que en ningún lugar del mundo el aumento en el número de catástrofes naturales (particularmente climáticas) es más evidente que en América del Norte, en donde las mismas se han quintuplicado en el curso de los últimos 30 años.
 
En síntesis, y más allá de Sandy, existen elementos que sugieren que el actual proceso de calentamiento global está generando las condiciones para un aumento en el número y peligrosidad de los huracanes en los años por venir, al menos en la costa atlántica de América del Norte y el Caribe.

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