Este mapa de la NASA, en falso color, ilustra
la desigual tendencia al calentamiento verificada en la Antártida entre 1957 y
2006. Fíjense que el tercio occidental de la misma, junto con la Península Antártica,
es la región que más se calentó en ese período. Cero coma veinticinco grados
Celsius puede no parecer gran cosa; los climatólogos, por el contrario,
califican de “dramático” dicho aumento en esta región.
Dos preguntitas: (1) A qué temperaturas comienza a ser económicamente explotable el continente antártico?; (2) ¿Quién reclama soberanía
sobre la península Antártica y regiones adyacentes?
Hace unos meses, un militar
retirado, británico, señalaba en un comentario de lectores en el Telegraph de
Londres (la cita no es textual; es lo que recuerdo): “La importancia
estratégica de las ‘Falklands’ radica en que son el último puerto natural, sin
hielos permanentes, antes de la Antártida.
El premio mayor es la Antártida, no sólo el petróleo de las islas”.
Digo, para el tilinguerío libertario
que sólo se preocupa por el “bienestar de los isleños”.
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